Capítulo 16.

55 2 0
                                    

Un día más es un día menos, necesitaba muchísimo dormir tras el día de ayer. Aún sigo pensando en todo lo que pasó: en la conversación con Sasha sobre Dylan y su hermanastro, el choque con Ryan, lo que hablé con Adam. Todo ha ocurrido tan de repente, ni si quiera llegué a imaginar que todo esto podría pasar. 

Estoy en la cama, con el edredón hasta el pecho, mis brazos hallados fuera de él, notando su frescor. Desbloqueo el teléfono blanco entre una funda azul marina, no tengo ninguna notificación pendiente, tan solo el grupo de WhatsApp que, prefiero no leer aún.

Todavía tengo la conversación en WhatsApp con Adam, al llegar a casa, seguimos hablando del tema del que conversábamos mientras llegábamos a mi casa. Decido abrir de nuevo la conversación y releerlo: me apetece.

Todo sigue siendo muy extraño, las cosas no me encajan. Es cierto, no os lo he dicho, esto es lo que pasó:

Tan solo quedaba una calle para llegar a mi casa, pero un tema de conversación dio pie y decidimos seguirlo por WhatsApp. Adam me dijo que Dylan, hace dos noches, estaba en su casa, jugando a la play hasta altas horas de la madrugada. Esto quiere decir que todo fue un sueño, fue producto de mi imaginación. Menos mal que no lo hablé con Dylan, le habría contado el sueño y se habría asustado.

Salgo de mi conversación con Adam y abro el grupo. De nuevo, hablan de quedar esta tarde: yo no sé si quiero salir hoy, los domingos, últimos días de las semanas, son los días perfectos para quedarse en casa, aunque, seamos sinceros, es muy probable que acabe con ellos. Prefiero cualquier cosa antes que estar en este infierno.

Me levanto de la cama y, me miro, como todos los días, en el espejo de mi cuarto, el cual está tan alto y horizontalmente colocado que hace que me tenga que poner de puntillas para poder verme reflejada en él. Acaricio mi parte superior del pijama de koala que llevo puesto en estos momentos. Me remango mi manga izquierda y compruebo que apenas tengo marcas ya, hace mucho que no acudo a esa manera de desahogarme y castigarme.

-Megan -mi madre abre la puerta de mi cuarto, como siempre, sin llamar antes. Escondo mi brazo detrás de mí, bajando lentamente la manga.

-Dime.

-¿Hoy vas a salir?

-No lo sé -seguramente sí, pero no quiero decirlo por si acaso cambio de opinión.

-Lo digo, hija, porque esta tarde no voy a estar en casa: para que cojas las llaves antes de salir a la calle.

Entonces, me replanteo seriamente si salir o no. Si no tengo familiares cerca, prefiero no arriesgarme.

En estos momentos echo de menos a Kate, se supone que somos mejores amigas, y me ignora. No quiero tampoco molestar, así que decido intentar ignorarlo yo también. Lo que tengo muchas ganas es de hablar a Ryan, de verlo, abrazarlo, escucharlo reir, oler su aroma que lo define a la perfección.

Decido abrir de nuevo la aplicación, y pulsar con el pulgar sobre la conversación con Ryan pero, no sé como decírselo, qué rabia.

¡Bip! Sasha.

-Pequeña, tengo que hablar.

-Dime, Sasha.

-Ayer hablé con Dylan cuando te fuiste. Me he enterado de algo un poco extraño: pocas veces suele rechazarme, pero ayer dijo que ya estaba algo enchochado -de nuevo su expresión- con otra persona. ¡Dylan! ¡Enchochado! Sigo alucinando, no sabes lo difícil que es que Dylan se interese de esa manera por alguien. No me ha dicho quién, nunca cuenta nada sobre sí mismo, bastante que me ha dicho que existe ese alguien.

-Entonces olvidémoslo, Sasha, es mejor pasar y desearle lo mejor.

-No puedo pasar del tema, ni de él -me escribe- esa persona está dañándolo. Dylan no está bien, Megan, y eso no lo perdono, ¿entiendes? -yo tampoco lo perdono.

¿Sociedad o suciedad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora