Capítulo 1.

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Dos años ya habían pasado, dos años desde que el amor de mi vida se fue, destrozado por mí. El hombre que me hizo suya, que me amó, y que hoy, de seguro ya tiene otra.

Las cosas seguían igual, o mejorando. Me llevaba mejor con Jack, y días después de la luna de miel, me puse a pensar en que debía superarlo, y... tuvimos sexo. Todo el tiempo, en mi mente estuvo él, recordándome como hicimos el amor. Como nos decíamos que siempre estaríamos juntos, pase lo que pase.

Jack me miró y sonrió. Iriamos donde mi padre, que no lo veía hace mucho. Hace dos años nos fuimos a vivr juntos con Jack.

Al llegar mi padre me abrazó fuerte, y yo ahí, aún con algo, muy poco de dolor por lo que me obligó a hacer. Igualmente, lo quería. Es mi padre.

-Pero si estás toda una mujer, hija.

-Sólo son veintiún años, papá.

-¿Y cuándo los nietos, eh?

-Aún no.

Jack y mi padre quedaron hablando. Fui a mi habitación, y al abrirla, la nostalgia, recuerdos, y mucho más se apoderó de mí.

Recorrí cada rincón, llegando al velador. El cofre rosado... Oh dios, tenía polvo, y permanecía cerrado. Saqué las llaves escondidas debajo de la alfombra y lo abrí. Harry y yo... en la cabina, aún lo recuerdo.

*Flashback.

Miré a Harry y le sonreí. Entramos a una cabina de fotos. En la primera salíamos sonriendo como tontos, en la segunda haciendo caras graciosas, la tercera, dándonos un beso, y en la cuarta y última rozando nuestras narices. Al salir de la cabina sacamos dos copias de las tiras y nos fuimos.

*Fin flashback.

Ese mismo día había sido mi primera vez, fue tan bello. La tira de fotos estaba con marcas... de lágrimas, y la dedicatoria de Harry permanecía ahí, con la tinta algo borrosa, pero firme. Mi corazón se encogió, y como una película comencé a recordar, día tras día, beso tras beso. Conversaciones, mensajes, caricias. El día en que lo vi llorar, cuando me dio mi primer beso, todo. Todo como una tortura permanente en mi pecho, destrozándome como hace dos años atrás. Fui a mi clóset, lo abrí. Mi ropa estaba ahí aún, intacta. Saqué ropa y la encontré... La camisa a cuadrillé de él, aún con su perfume, su presencia, con algunas manchas de barro.

Ahora, todo... Por suerte, estaba olvidado. O de eso quería convencerme.

Guardé las cosas y traté de aliviarme. ¿Qué estará él haciendo ahora? ¿Se acordará de mí? ¿Me habrá olvidado? ¿Habrá logrado perdonarme?

*Narra Harry.

Miré a Susie y le di un corto beso en los labios. Su melena peliroja permanecía en una trenza, y sus ojos café me miraban fijamente. Le acaricié la cara, y a mi mente volvió ella, Sophie.

Logré olvidarla con Susie, «Su» es una mujer buenísima, y hace un año y medio estábamos juntos. La conocí en un bar, ya que, meses pasé después de la boda de Sophie, recurrí a emborracharme. Sé que no era una buena manera de olvidarla, pero era la única que encontraba. No hubo noche donde no pensara en ella, en sus ojos, su cara, su cuerpo. No dormí tranquilo por varios días, pensando en cómo el imbécil de Jack estaría tocándola, así como yo lo hice algún día. Saber que ella fue el gran amor de mi vida, y que al final... Después de prometerle que no la dejaría ir, no la he visto hace dos años. Desapareció de Londres después de casarse, y su voz estaba clavada en mi mente como una masoquista tortura. Quizá ella ya tenga hijos, tiene veintiún años. La quise y amé como a nadie en el mundo. A pesar de conocernos en tres meses, fue suficiente para darme cuenta que estaba enamorado de ella, y que la quería más que a mi propia vida. Pero en dos años, fui capaz de olvidarla, todo de ella.

-¿Qué sucede?-Me preguntó Su.

-Nada, nada... Sólo pensaba.

-¿En...?

-Hum, cosas-Le sonreí.

-Te quiero.

-Yo también.-La besé.

¿Qué estarás haciendo ahora?

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