Capítulo 31

51 6 9
                                    

No tenía mucho tiempo para pensar ya que el auto se acercaba cada vez más rápido. Cuando me di cuenta que con la oscuridad de la noche y su apuro por llegar a la casa probablemente ni se fijen en mi.

Excepto por la máscara y mi ensangrentado abrigo.

Me los quité lo más rápido que pude, cubriendo la máscara con el abrigo y lanzándolo detrás de unos arbustos que había delante de una casa. Quedando con mi jean negro (que no dejaba notar la sangre en ellos) y mi remera sin mangas ni cuello violeta. Todas las cicatrices de mis brazos estaban visibles pero no creo que lo noten tampoco.

O que les importe.

Justo después de haber escondido mi ropa vi un auto blanco doblar por la esquina. Comencé a caminar como si supiera a donde voy, y el automóvil sólo pasó a mi lado. Esperé hasta que se hubiese alejado lo suficiente como para no escucharlo para detenerme.

Perfecto, ahora sólo tengo que...

-¿Lucy?

Paré en seco.

Mierda.

Mike.

-¡Lucy! -Escuchaba su voz fuerte y sus pasos acercándose... Y sólo atiné a correr.

No tenía mi máscara, si me veía estaba cagada. Muy cagada.

Me iba a caer una buena si me atrapaba. Corrí lo más rápido que pude pero no parecía querer rendirse.

-¡Lucy! ¡Espera!

-¡No! ¡Vete! -Ya estaba muy en la mierda, enterrarme un poco más no cambiaría nada.

-¡LUCY! - Su voz se escuchaba más cerca y estaba comenzando a entrar en pánico.

No no no no no NO!

-¡YA PARA!

Seguido de su grito sentí unas manos sujetar mi cintura y un gran peso me tiró al suelo.

Intenté safarme, pero no quería lastimarlo. Logré alejarme de él pero antes de levantarme me sujetó del brazo.

-¡Lucy! -Esta vez su grito estaba entrecortado. Como si tuviera un nudo en la garganta que no lo dejaba continuar.

Aunque no debía hacerlo, me giré a verlo.

Sus amarillentos ojos estaban al borde de las lágrimas y su roja cabellera estaba completamente despeinada. No pude apartar mi mirada de la suya.

Demonios... Lo he extrañado tanto...

Sin ninguna advertencia me abrazó. Muy fuerte. Mientras largaba el llanto sin vergüenzas.

-¡Hija de puta! ¿¡Dónde mierda has estado!? ¿¡Por qué te me escapabas!?- Su voz estaba entrecortada por el llanto y yo no pude contenerme.

Llorando como una niña perdida que acababa de encontrar a su madre me aferré a él con todas mis fuerzas.

Mierda, esto era justo lo que no quería que pasara.

No podía controlar las lágrimas por más que quisiera e incluso estaba temblando aferrada a los brazos de mi mejor amigo.

Me sentía tan segura con el, tan melancólica. Como si nunca tuviera que volver a escapar, como si todo volviera a la normalidad.

Derribó mis barreras completamente. No quedaron ni las cenizas.

No quiero alejarme, no quiero dejarlo. Me gustaría congelar el tiempo en este preciso momento y poder quedarme con él hasta haberme secado completamente. Hasta que a ninguno nos quede ninguna lágrima por derramar y luego reírnos de nuestras estúpidas caras rojas y empapadas antes de comenzar a caminar.

¿Como me convertí en esto? (Lucy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora