II

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Tony había ofrecido su lujosa torre como lugar para comenzar el tratamiento, Steve se negó inmediatamente, argumentando que si lo que harían era arreglar sus ataques de locura, en el caso de que algo saliera mal, Alexander no lo perdonaría el asesinar a la bola de superhéroes sin estar bajo su mandato. No era un secreto que tanto S.H.I.E.L.D. como H.Y.D.R.A. eran una misma organización, operando bajo las faldas de su enemigo, siempre fungiendo el papel que les correspondía en el acto, complementándose, llevando el teatro del bien contra el mal a nivel de una ópera prima.

Fury y Pierce eran de hecho muy buenos amigos, ambos tenían asuntos pendientes, pero eso no les impedía comercializar desde armas hasta servicios de ciertos agentes a cualquier parte del mundo que los requiriese.

Stark era un ejemplo, él no sólo prestaba sus servicios cómo ingeniero consultor, fabricaba nuevo armamento y aportaba gendarmería biotecnológica, su último invento o más bien su más nuevo juguete consistía en una versión perfeccionada del virus extremis—robado de la única muestra viviente en la que funcionaba exitosamente, Virgina Potts, víctima de I.M.A.—, el millonario se mantuvo renuente a la propuesta de utilizarlo con usos catastróficos, aquél uso tan desmesurado no le generaría ganancia alguna y sólo le traería problemas por montón.

Natasha Romanoff en una de las múltiples juntas con los miembros más importantes de S.H.I.D.R.A., cómo decía sarcásticamente Hawkeye, había dado una brillante idea que al moreno le hizo correr y abrazarla con euforia.

"El uso del extremis cómo cura nos traerá beneficios a ambos bandos, además de que si sale al mercado su demanda será alta."

Tony no lo pensó dos veces antes de crear una manera ingeniosa y sencilla de atraer a los consumistas como moscas a la miel; una app, capaz de hacerte perfecto, librarte de todo mal tanto físico como mental y como bonus te convertía en un adonis. Obvio que por un pequeño precio tras expirar el periodo de prueba. La gloria a un toque de tu smartphone por sólo noventa y nueve dólares diarios, ¡una ganga! La desesperación de la gente por conseguir la bendita aplicación consecuente a los robos y asesinatos entre los mismos ciudadanos obligó al playboy a retirarla del mercado. Orillándolo a darle un uso más médico.

De ahí lo demás había sido relativamente sencillo con la creación de diminutas cápsulas con una dosis de extremis en forma de partículas efervescentes que, al contacto con los jugos gástricos, amplificaban su absorción de manera extraordinaria, convirtiéndose pronto en la cura inmediata a enfermedades de categoría terminal.

Un éxito en personas comunes y corrientes, pero ¿tendría el mismo efecto en los súper humanos?

Es ahí donde entraba Steve, el sujeto favorito de pruebas de H.Y.D.R.A. resistente a prácticamente todo y compatible con cualquier químico que se le administrara, Superior Iron Man casi vomita de la emoción cuando recibió el llamado urgente de uno de los Maximoff que le citaba para tratar al no cuerdo capitán.

"Ha ocurrido una tragedia, Rogers se ha vuelto inestable, su mente está colapsando, se le han suministrado todo tipo de drogas y la cosa parece empeorar cada vez más, si esto continúa nos terminara matando a todos. Tienes que hacer algo Stark, trae tus pastillas plateadas y arréglalo".

La oportunidad perfecta para probarlo, después de todo ¿qué podría salir mal? Él había ido mucho más lejos por su cuenta anteriormente, inyectándose una buena dosis del virus aliado con otros compuestos que le ayudarían a tener un mejor control tanto de la armadura como del poder de su reactor ARC, como resultado obtuvo un lapsus mental en que todos los recuerdos que tantos años de alcoholismo desvanecieron, le golpearon sin compasión ennegreciendo sus memorias, llenándole de amargura y cierto odio por el mundo a cambio de hacerlo más inteligente, más saludable, más fuerte, haciéndolo...Superior.

Nada había cambiado, la personalidad arrogante y déspota de Anthony se había elevado a la potencia de diez sin afectar demasiado sus relaciones con las personas, se había alejado de Pepper ya hace un tiempo así que esa era arena de otro costal.

En cuanto a cambios visibles, estos se basaban en los colores de su armadura, pasando del rojo y el dorado a un platino, las armas cómo eran los repulsores, ahora eran de una luz azul brillante que resaltaba la magnitud de su poder, actualmente tenía un completo control sobre toda la tecnología, dejando atrás los chips auto implantados y los brazaletes de acero, reemplazándolos por el extremis en estado líquido que envolvía su cuerpo y se transformaba a conveniencia.

Nadie le cuestionó nada, ni su personalidad, ni su cromática armadura, a excepción de una sola cosa que a su parecer era por demás irrelevante, el color de sus irises había cambiado, abandonado la calidez del color chocolate, cubriéndola del frío tono invernal que no era otro más que el celeste emanante de energía.

Mismos que observaban al enfurruñado soldado frente a él, las "terapias" iban viento en popa, hablaban de su pasado, de todas esas vivencias que por azares del destino los conectaban, Steve describiendo a Howard como un amigo incondicional y Tony insultándolo por lo mal padre que había sido con él, ambos lograron establecer una especie de amistad correosa, en la que las miradas intensas y los improperios entre disputas nunca faltaban.

Tras cumplir un mes, el millonario decidió empezar con la dosis diaria de extremis, al inicio del proceso no hubo sido necesario ya que el rubio se calmaba con sólo sentir su presencia, aquello lo desconcertó en cuanto el velocista de H.Y.D.R.A. se lo comentó, está por demás decir que vigilaban detenidamente el comportamiento de su paciente cada que se veían, en caso de que perdiera la razón y le atacara letalmente.

Mentiría si no dijera que la sonrisa que se plasmó en su rostro en cuando se enteró de esa curiosa reacción de parte del capitán no le llenó de dicha, todo iba conforme la marcha a su verdadero objetivo.

Navegas desde otro mundo, hundiéndote en mi mar, alimentándote de mí energía.  

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