VII

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«Stark está creando un ejército y tiene, además, a la peor amenaza de H.Y.D.R.A. lamiéndole las bolas... Wilson tenía razón y no sabes cuánto odio que la tenga.»






La oscuridad en la habitación no hacía más que incrementar la profundidad de esas palabras que, a pesar del intenso silencio en el que se encontraban, los mantenían inmersos en la magnitud de su significado. Si bien eran suficientes como para crear una turba furiosa, eran incapaces de acabar con el ejercito de mejorados y mucho menos de derrocar al nuevo emperador. Aunque siempre había un plan B o en el peor de los casos, una estrategia de contingencia.

—¡Mírenme, soy Daredevil! —Cómo era de esperarse de Deadpool, éste se levantó del asiento, en un vago intento de imitar las ya icónicas poses del demonio de Hell's Kitchen, saltó sobre la mesa metálica, resbalando al instante, cayendo con un golpe seco, su cabeza golpeó un pequeño botón, que, al toque, activó la luz de emergencia. Pronto los cuatro fueron iluminados bajo el espectro amarillento de una bombilla desechable. — ¡Pete-Pay, estuve genial! ¿No? —El aludido sólo negó con la cabeza, ahogando una risita pues sus intenciones de responderle se vieron frustradas por un carraspeo molesto de parte del Daredevil original.

—Técnicamente, nadie pudo verte, estábamos completamente a oscuras, Wade. —Peter habló en un susurro, únicamente para que el nombrado le escuchase. Del otro lado, Matt fruncía el ceño, molesto por el comportamiento tan infantil y fuera de lugar del mercenario. El invitado mientras tanto les observaba a ambos con esa sonrisa arrogante adornando su rostro, sus ojos claros clavados en los chocolates de Peter, cómo queriendo intimidarle. Wilson inmediatamente saltó en su defensa, poniéndose de pie rápidamente, situándose entre él y el muchacho.

—Cuidado con lo que haces, Speedy González con esteroides...—Amenazó, escupiendo las palabras, logrando que su informante estallara en carcajadas llenas de burla. Parker le haló del traje, insinuándole que tomara asiento y se calmara. Mientras que Murdock, harto de la situación, recargó ambas manos sobre la superficie de metal, impulsándose para levantarse de forma brusca, arrojando la silla contra la pared más cercana, creando un estruendo.

—Maximoff, ya basta. —Exclamó con voz grave, denotando su molestia, el alterado obedeció, frunciendo el ceño después, sus brazos cruzados sobre su pecho, cuyo gesto asemejaba a un niño regañado. —Wade, aceptamos que te nos unieras, porque dijiste querías ayudar y eras capaz de seguir órdenes. Tenemos suficientes problemas con Stark, como para lidiar con tus estúpidos celos, Peter ya no es un niño, ha madurado y puede cuidarse solo. —Soltando un suspiro, dispuso a caminar de un lado a otro mientras se revolvía el cabello. Estaba preocupado hasta la médula, su equipo si bien era confiable, le daba muchos dolores de cabeza, en especial Deadpool, quien parecía tener la misma edad que Peter o incluso Pietro, pero dividida entre dos.

—¿Iremos a enfrentarlo? Somos tres sin contar a Maximoff, podemos hacerlo, he estado entrenando junto a Wade y...

—Nos vencerá fácilmente, su armadura es prácticamente impenetrable, además de que aún no sabemos exactamente de qué ésta hecha esa maldita droga. —Spidey optó por tragarse sus palabras, bajar la mirada y mantenerse a la expectación de una alternativa viable o al menos, a la espera de nueva información.

Sintiendo todas las miradas sobre sí, Pietro buscó desesperadamente algo en el interior de uno de los bolsillos secretos de su chaqueta de cuero, una vez dio con ello, lo colocó sobre la mesa con cuidado de no romperlo. —Se llama extremis, según sé, su ridícula armadura está hecha de una aleación de ésta mierda con el simbionte, a nivel estructural claro, en cuanto al acabado, es sólo una recubierta de platino, es un ricachón presumido, quiere resaltar su ego brillando por todos lados, ¡parece un maldito consolador humano! — No había otra cosa más que un pequeño frasco con un par de cápsulas plateadas dentro. Éstas poseían una extraña luminiscencia de color celeste, emanante de energía. —No preguntes cómo la obtuve, sólo espero que el perro de Stark no haya asesinado a nadie sin sus croquetas.

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