III

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Un día cualquiera, luego de darle la dosis acostumbrada, Tony tuvo el detalle de regalarle un chocolate, la expresión de circunstancias forjada con las facciones en la cara del ahora mercenario, le hizo reír internamente, el hombre cómo era de esperarse examinó interrogante el presente, encontrando a la reversa del empaque una nota, no había otra cosa que no fuera una dirección y una hora.

"Nos vemos hoy a las 9:00pm, a las afueras del bar de Luke Cage, te tengo un trabajo especial, sé puntal, bonito".

Para cuando pudo procesar la invitación, e indagar en busca de respuestas, del excéntrico genio no quedaba rastro más que el exquisito aroma de su colonia, el militar trató de hacer conjeturas sobre el favor que le pediría Stark, porque no podía ser otra cosa más que eso, sabía a la perfección que el de hebras marrones nunca se rebajaría a decírselo usando semejante palabra, enmascarando la situación lo más formal y laboral que pudiese.

Steve suspiró en cuanto una idea pasó por su mente, tan fugaz como la estrella en su antiguo uniforme, sí Tony quería obtener un servicio de él, le costaría, eso sí, no estaba dispuesto a aceptar dinero como paga.

El asesino de América, estaba ansioso de algo que iba más allá de su actual relación, si bien era amigos y continuaban con el coqueteo, más de parte del playboy que propia, ya que si daba un paso en falso terminaría de mala manera con esto.

El capitán se estaba ¿enamorando? No lo sabía a ciencia cierta, desconocía ya los sentimientos que emociones tan molestas podían provocar, lo único que le era familiar era la viva imagen del hijo de los Stark en sus pensamientos, inundando cada parte de su ser, manteniéndolo aferrado a cada segundo que contaba con su presencia.

Esa misma tarde afortunadamente para él, no recibió aviso alguno que requiriera su presencia en una misión o algo parecido. Agradeció a la fuerza del universo que así fuera, ya que, aunque tuviese que matar a un dios asgardiano se abstendría de acudir a su ¿cita? con Tony. Primero se moría presa de una creatura repugnante antes de cometer semejante sacrilegio.

En su camino a su habitación compartida en la base, se encontró a Bucky, quién junto a Crossbones charlaban de banalidades, les saludó con un movimiento de mano antes de girar y adentrarse en el pasillo que le llevaría a su hogar.

Cuando entró por la puerta su sorpresa fue grande al encontrarse a un par de agentes desnudas y con las piernas abiertas esperando por su llegada, su primera reacción fue reírse de ellas y echarlas a patadas. Ninguna vagina necesitada iba a impedirle que viera a ese que tanto deseaba, ese que lograba despertar sus instintos más bajos, ese que sí le ponía aún sin quitarse una prenda de ropa, ese que era elegante y lleno de gracia. Ese que no se portaba como una ramera; los agentes de ambos sexos rogándole por un polvo ya le empezaban a pesar con demasía, si bien él se había hecho de una fama entre las piernas de las personas, cuando conoció Stark el asunto quedó más que finalizado, sin embargo, parecía haber gente que ni con palabras y golpes entendía.

Y puedo ver a través de ti, somos iguales, es completamente extraño sentirte correr en mis venas.

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