CAPITULO 2.

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Ha sido un día raro. Me he pasado toda la mañana recogiendo mis cosas y ahora mismo no tengo ganas de nada, es de noche y solo pienso en acostarme y relajarme en mi hermosa cama que hace semanas que no veo.

Me quito el cinturón, y antes de salir del coche un acto reflejo me hace mirar al bosque. Las ramas de los árboles se mecen por la suave brisa helada del invierno y hay una paz en el ambiente que es sorprendente.  

Casi parece que este alucinando.

Salgo del coche no sin antes dar un vistazo rápido a la casa de Linda. Todo sigue igual. Después de estas semanas infernales y de haberme quedado unos días en casa de Jude “como medida de prevención” todo vuelve a la normalidad.

Subo los escalones de dos en dos ansiosa hasta la puerta mientras observo de reojo el bosque. No puedo evitarlo. Mi piel se eriza y el latido de mi corazón se hace más pesado. Espero ver salir algún hombre con gabardina negra y los ojos muy blancos entre los árboles...pero no...miro a todos lados angustiada y niego con la cabeza siendo evidente de que allí no pasa nada. No va a salir ningún hombre de Snake.

Todo terminó.

 Cuando llego al umbral de la puerta miro el timbre con el corazón encogido. Paso los dedos despacio. Esa marca roja con el símbolo de serpiente ya no está. Cuando Snake murió se llevo todo con él. No había vuelto a sentir ese olor agrio y putrefacto, ni había vuelto a ver a ninguno de sus hombres. Según me había dicho Yoel, todo ese clan había desaparecido, los hombres serpientes ya no habitaban la tierra pero habían otros demonios a los que temer, incluso, creo que alguna vez menciono a los Arcángeles, pero ¿a quién le importaba? Snake y sus secuaces habían desaparecido y yo volvía a mi querida vida "normal".

Entro al salón distraída con mis pensamientos y tiro el bolso hacía el sofá. Añoraba el olor de mi casa, una mezcla a madera y fresa. Cierro los ojos por un momento inspirando profundamente ese olor ya tan familiar y veo a Yoel (que está como de costumbre súper sexy y poco hablador) que entra silencioso tras de mí con un par de bolsas en la mano.

Echo un vistazo por la sala inspeccionando que todo está en su sitio y subo las escaleras hasta llegar al piso de arriba. Cuando estoy a punto de cruzar la puerta de mi habitación ya siento ese olor marino muy cerca de mí. Sonrío para mis adentros y entro por la puerta. -¿No puedes usar las escaleras como hace todo el mundo?

-Podría hacerlo, pero así es más rápido.

-Ya sé... -Camino con una sonrisa silenciosa y saco un pijama de la cómoda dandole la espalda, ignorándolo, ya lo dejo como un caso perdido, siempre aparecerá y desaparecerá como si nada. Estoy acostumbrada.

Cuando giro para seguir con lo mío me quedo petrificada al verlo tendido en mi cama, tan, tan…ohh joder ¿por qué hace estas cosas? Mi respiración se entrecorta y mis mejillas se sienten calientes, todo pensamiento que tenía se ha ido a la santisima mierda. Oh hoder. Lara habla. No mires el hueco de la camisa, no mires no mires...

 -Voy, voy a cambiarme, ahora vengo.

-¿Por qué te escondes? puedes cambiarte aquí sin ningún problema, no me voy asustar. -Su sonrisa lasciva y esos ojos tan amenazadoramente grises que me miran desde la cama hacen que me suba y baje algo por el estomago.

 Me quedo pensando y en realidad tiene razón, me ha visto alguna vez, bueno, casi. Aun no hemos hecho “nada”, o como decir “dar el siguiente paso” , tenemos algo pendiente si…pero, no debería de esconderme en el aseo para cambiarme cada vez que tengo que hacerlo, porque estoy en mi casa y aquí soy libre de hacer lo que quiera, pero pero…. joder….Si, la verdad es que me da vergüenza.

SORTILEGIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora