CAPITULO 29.

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Observando el cielo ví los aleteos de los últimos pájaros del atardecer volando sobre nuestras cabezas apresurandose. Las nubes se arremolinaban formando una espiral espesa y negra, y no me hacía falta concentrarme para saberlo,

 iba a llover.

Mientras miraba el suelo, parecían que miles de luces brillantes parpadeaban a mi paso. Yo no estaba aquí realmente, me encontraba en otro lugar. Linda me golpeaba de nuevo en el hombro volviéndome a zarandear hacia delante pero yo simplemente no reaccionaba.

-Lara.-La miro.-¿Te encuentras bien? -Asiento con la cabeza mientras todos pasan por nuestro lado. Hacía unos minutos me estaba riendo y no sé porque ahora mismo he empezado a encontrarme mal.

-Linda ves con ellos, enseguida vamos nosotros.

Escucho pasos alejarse y alguien que pasa las manos por mi cintura.-¿Muñeca estás bien?

Elevo la mirada hasta dar con esos ojos grises, pero lo que veo son destellos brillantes increíblemente lejanos llenos de preocupación.

-¿Lara?

-Creo que voy a entrar en una visión… -Y así me sentía, sabía lo que venía después de estas sensaciones. Pronto caería en una visión.

-Ven, sentémonos.

Yoel me sujeta firme de la cintura y me lleva hacia un portal apartado de la ancha calle. Allí nos sentamos en  un portal y reposo mi cabeza contra la fría pared. Eso me alivia. Miro hacia los lados y cierro los ojos dando gracias de que no haya nadie por aquí cerca.

Pasan unos minutos de incertidumbre mientras espero impaciente esa visión para poder volver con las chicas. No quiero ser la culpable de estropear la cena, por ahora todo está saliendo perfecto. Yoel actua de manera normal y correcta y ellas y sobre todo Víctor parecen encantados de tenerle cerca.

Solo espero no arruinar nada de esto.

Resoplo.

-Yoel vamos, creo que no voy a tener la visión. -Me levanto y al hacerlo vuelven esas parpadeantes luces a salir del suelo.

Ugh...

Todo se mueve. Escucho como me llama y me sujeto de la pared para mantener el equilibrio. Lo miro, pero lo encuentro lejano, muy lejano…y caigo en la visión.

El remolino negro me absorbe. Las imágenes pasan rápido sobre mí, siempre como si fueran filmaciones de una película hasta que se detiene en una muy concreta.

Un estrecho pasillo oscuro lleno de papeles.

 Camino sintiendo el frío recorrer mi cuerpo y ahora que me fijo en esos papeles son como anuncios de publicidad, como si fuera algún callejón perdido de la ciudad pero sería francamente inposible. Me acerco a la puerta y la abro de par en par con el corazón encogido pero preparada para lo que me voy a encontrar allí dentro. Ya lo he visto otras veces. Pero cuando abro la puerta me llevo una sorpresa impactante que para nada es lo que me espero.

6 Arcángeles aparecen frente a mí y mi corazón se encoge. Me quedo petrificada, muerta de miedo y en un primer momento pienso en echarme a correr pero me detengo allí anclada al marco de la puerta observandolos. Deduzco que son Arcángeles porque Ansher está entre ellos y es increíblemente impactante y hasta diría espeluznante.

Me quedo atónita observando esas radiantes figuras con alas que asoman de sus cuerpos, son alas enormes, sobre salen y absorben la visión de quien los mire. Alas blancas, plateadas, doradas, azules según como caiga el viento en esas delicadas plumas…

SORTILEGIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora