CAPITULO 35.

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Habían pasado como un par de horas y yo seguía en el mismo lugar. Admirando el salvaje paisaje que me proporcionaba la playa. Desde que marcharon Yoel y Ansher hacia el cielo un sinfín de cosas pasaron por mi cabeza. Lo peor de todo fue imaginarme que un día mi familia y mis amigas se irían para siempre y yo me quedaría aquí vagando por la eternidad…

Pero no sola.

Un Arcángel de luz me acompañaba y lo mejor de todo es que él iba a tener su sueño más ansiado.

Sus alas…

Me pregunté cómo serían. Si blancas como las de Ansher o cobrizas, doradas, azules…recordaba la imagen de los Arcángeles de mi visión. Todos tenían unas alas fascinantes, grandes, suaves y coloridas.

Me moría de ganas de saber cómo eran las de Yoel.

Tras unos minutos más escondí mi cabeza entre mis rodillas cerrando los ojos. Algo, una caricia en mi hombro me hizo agitarme.

-Eh, soy yo.-Jadee del susto y mi ceño se relajo cuando lo ví.

-Yoel…-Me abalancé a sus brazos y cayó a la arena conmigo encima. Rió.

-¿Qué tal allí arriba? –Pregunte aspirando entre su pecho.

-Bueno, bien…-Se tensa unos segundos bajo de mí y me inclino para observarlo.

-¿Bueno, bien? –Pongo una mueca repitiendo lo mismo y el niega con la cabeza con una sonrisa escondida.

-Me apuesto lo que quieras a que te mueres de curiosidad por verlas...

Mi corazón se aceleró.

-Oh… ¡siii!, por favor, por favor…

-Espera, no seas impaciente.-Dice moviéndose hasta ponerse en pié.-Hace miles de años que no hago esto...

Mira hacia el suelo y siento su aura pura y fuerte, más incluso de lo que recordaba. Los músculos de sus ante brazos se hinchan y de la nada aparecen dos radiantes alas tras él.

Tengo que pestañear un par de veces porque la imagen es verdaderamente una obra de arte. Ese escultural cuerpo bronceado, esa mirada gris en contraste con su pelo negro y esas enormes alas brillosas que resplandecían detrás de él me hicieron suspirar.

-¿Te gustan? –Preguntó y por un momento le ví tenso e incomodo con mi mirada.

-Son…-Dije y me puse en pie a su lado acercándome para observarlas más de cerca. –Son perfectas. Increíbles...

Dije deslizando mi mano por su cuello hasta llegar más abajo donde empezaban sus alas en un color dorado. Se estremeció dando un respingo y aparté la mano.

-Oh joder, no recordaba estas sensaciones.-Dijo nervioso y yo me eche a reír, acercándome aún más a él.

-Pues eso me da muchas ideas.. Arcángel con alas. -Me miro entrecerrando los ojos tensando su mandíbula.

-Te recuerdo que tengo más fuerza que tu.

-Y también tienes algo que yo no tengo y parece que es un punto débil..-Dije sinuosa deslizando ambas manos por la longitud de sus alas, muy suave y despacio notando como se estremecia y gruñia a la vez.

-Oh joder Lara. Con esto tienes ventaja.. Si.-Se inclinó reposando la cabeza en el hueco de mi cuello y me susurro.

-Tócame. Acaríciame Lara, lo necesito…

Con el corazón encogido por sus plegarias acaricié sus alas con cuidado y muy muy despacio. Me daban ganas de hundir mis manos en ellas, pero me retenía porque a cada mínimo roce de mis dedos entre sus plumas se estremecía bajo mi cuerpo. Tenía unas alas impresionantes, acabadas en blanco en las puntas para terminar en su espalda fundiéndose en un color dorado brillante como todo un guerrero resplandeciente del cielo.

Era una sensación tan extraña verlo con esas enormes alas y tan dócil... era un momento tan íntimo el que estaba compartiendo conmigo que me sentí mareada por un momento. Sin pensar, hundí aun mas mis dedos sintiendo toda la suavidad de sus plumas y el gruñó sujetando mis caderas con fuerza hundiendo la cabeza en mi pecho.

-Oh Lara…No puedo más.-Dijo alzándose quedando frente a mis ojos.-Quiero estar dentro de ti, quiero hacerte el amor.

-¿Pero vamos a caber en la cama tu, yo y estas hermosas alas?-Dije mirando sus labios.

-No no, estás.-Miró sobre su hombro.-Se van.-Y desaparecieron por arte de magia. Puso la mirada en mí de nuevo. –Solo si tú quieres, claro.

Fruncí una sonrisa y pasé los brazos por su cuello atrayéndolo a mis labios.

-Con alas o sin alas me encantas. Eres hermoso.

Le besé y él me agarro elevándome del suelo sin separar nuestros labios. Caminó hacia dentro de la cabaña conmigo encima y allí cerró la puerta para dar rienda suelta a nuestro deseo que creía con cada roce y cada caricia que nos dábamos.

Esto era un sueño hecho realidad. Aquí es donde empezaba mi vida de nuevo.

.FIN.

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