fifty two

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Llegaba tarde. Llegaba muy tarde. Niall me iba a matar. Llegaba exactamente una hora tarde. Lo peor de todo es que no tenía excusa, ¡me había quedado totalmente dormida, y es que no me había sonado el despertador!

Pero no importa, las veces que él habrá llegado tarde a cualquier cita que teníamos. Sonrío, nuestra primera cita fue en una feria aquí en Londres de las que duran un mes y luego se van a otra ciudad. Él llegó tarde como siempre y yo le estuve esperando al lado de un carrito de los que venden algodones de azúcar de muchos colores y justo cuando llegó me compró uno con forma de corazón.

Me daban miedo las alturas y recuerdo que sólo iba a las que no me daba miedo, pero cuando llegamos a la noria, Niall hizo que me subiera a ella.

No abrí los ojos en todo el trayecto hasta que llegamos a la parte más alta de la atracción y ésta se paró. Me cogió por detrás la cintura y me susurró al oído que podía mirar hacia abajo. Y lo hice. Por poco me mareo, y es que me vi cayendo ahí mismo por esa cristalera que nos mantenía aquí elevados, pero sabía que los brazos de Niall me sostenían y sentía que nada me podía pasar en ese mismo instante.

Si en este momento se cayera la noria no me importaría en absoluto porque estar al lado de Niall me hacía sentir tan segura en el lugar más tenebroso. Era como mi pequeña casa que sabía que me protegería.

Llego al parque donde habíamos quedado y lo busco entre todos los niños, tiendas, árboles y demás cosas. Sonrío al ver como le estaba dando un helado a un niño rubio igualito a Niall. Me voy acercando más a ellos dos y vuelvo a sonreír cuando él y el niño se sientan juntos en un banco.

—Hola, Niall —le saludo y me agacho frente a los dos chicos que tengo.

—¿Esta es tu novia que llega tarde siempre?

Me giro a ver Niall con la típica mirada de: ¿de verdad has dicho eso? Pero él sólo ríe.

—Sí, es esta. Hayley, este es Axel; Axel, esta es mi novia la que tarda.

—Creo que no le ha hecho gracia que le digas eso, Niall.

Me río y niego con la cabeza. —Axel, hay muchas cosas que Niall debería callarse. Pero dejémoslo, ¿de qué es el helado?

Y de repente al niño le brillan los ojos como si estuviera viendo el mismísimo árbol de Navidad terminado y me sonríe.

—¡Es de vainilla con trozos gigantes de chocolate! Me lo ha comprado Niall porque estaba llorando, —me mira un segundo triste y mira a Niall—, ¡pero ya estoy bien! Me ha dicho Niall que no debo de estar triste por caerme al suelo. Me ha dicho que cada vez que me levanto me hago más fuerte.

—Como Iron Man.

Vuelvo a mirar a Niall y luego a Axel. —¡Sí!

El niño, bueno, Axel, me recordaba tanto a Niall como a Luke. Cuando Luke era pequeño solía ponerse a llorar cuando mis padres no le dejaban comprarse los juguetes que quería, y al final siempre acababan comprándolos. Además, era igual de rubio que él, y ni hablar de sus ojos azules.

—¿Sabes de quién es nieto Axel, cielo? —me pregunta Niall despejándome, a lo que niego con la cabeza—. De la vecina de enfrente, se llama Elisa, el otro día subió galletas.

—Me dijiste que las habías hecho tú.

—Quería impresionarte.

—Demasiado buenas para ser verdad, Niall.

Axel nos interrumpe. —¡Me tengo que ir, mi abuela me está llamando!

—Pásate cuando quieras por casa Axel, y jugamos todos a la Play.

Whatsapp (Niall Horan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora