thirty five

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Quizás todos deberíamos saber qué es lo que pasa en tu vida, quién entra en ella, quién sale, quién se queda, qué sigue igual y qué cambia, tú le cuentas esto a una persona, y da por hecho que jamás te llegará a los comprender, es decir, ¿por qué te iba a entender si ahora no lo hacía?

Todos tenemos derecho a algo, al amor, al cariño, al egoísmo, a regalos, a abrazos, a besos, a la sinceridad de otras personas, y sobre todo al recuerdo.

¿Qué pasa si llega un día y te olvidas de todos tus recuerdos?

Sí, puede que mirándolo de cierta forma sea un punto a tu favor, ya que has olvidado puntos de tu vida malos. Cuando te caíste por primera vez de la cama y empezaste a llorar desconsoladamente porque en el fondo, muy fondo, sabías que has hecho algo mal, que te habían avisado con antelación de que te caerías, y sin hacer caso alguno, finalmente acabaste como te dijeron. O cuando por primera vez peleaste con tu mejor amiga o amigo, sabes que sólo fue un enfrentamiento tonto, ¿pero qué pasa si no te hubieras peleado con él o ella? ¿En todo ese tiempo perdido habríais hecho alguna actividad que desechasteis por vuestra culpa? ¿Por culpa de esa pequeña disputa?

Sin embargo, tampoco es del todo tan malo cómo lo pintas. Quizá gracias a esos errores, ya no los cometes otra vez, quizá caer en la misma piedra sí te enseña a no volver a tropezarte con ella, aprendes de los errores quieras o no. Y gracias a ello, ya no saltas de la cama, por lo tanto ya no te caes (o simplemente aprendes a saltar bien, y ya no te caes de tu bonita y cómoda cama, como yo). O ya das por terminadas todas las peleas, ya no las empiezas, no las sigues, intentas evitarlas con cautela. Sí, alguna que otra vez acabas desistiendo y acabas enfrentada con tu amiga o amigo, pero enseguida a los días o a los minutos terminas deshaciendo ese pequeño conflicto que había habido días atrás .

Los errores son consejos de la vida que tú te das a ti mismo.

Y sería el colmo que termináramos olvidando y borrando de nuestras mentes y recuerdos, esos momentos fantásticos, geniales, inigualables, aquellos que sabes que jamás en la vida se volverán a repetir, que nunca más volverás a tener esa sensación como la que tuviste en ese mismo instante. Cuando viste por primer vez caminar a tu hijo o hija, cuando la escuchaste decir por primera vez "mamá" o "papá", jamás en la vida te perdonarías si te olvidaras de cosas así. O de cuando diste tu primer beso, aquel que tenías miedo de dar y no sabías qué hacer ni qué decir (en algunos casos es mejor olvidarlo).

Lo dicho, todos tenemos alguna razón para no querer olvidar un recuerdo. Todos tenemos que tener el derecho al recuerdo.

¿Y por qué yo no puedo recordar nada? ¿Por qué siento que me pierdo tanto mientras me dicen que no es nada?

***

-¡Ashlove! -grité intentando llamándola pero el ruido de la gente hablando y hablando me impedía que ella me oyera.

Caminé más deprisa para poder alcanzarla. Choqué con una chica rubia, pero finalmente, llegué a mi amiga.

-Hey, Stevens -dijo sonriéndome-, ¿qué tal?

-Bah, ya sabes. He tenido clases las dos primera horas con la profesora Stone, y te prometo que incluso ver sacarse los mocos a Brian el de cuarto es mucho más entretenido.

Se rió, pero puso una cara de desagrado por mi comentario.

-Ni siquiera sé qué hace esa pobre mujer dando clases. Tiene ya como setecientos años, -exageró un poco sólo-, ¿y si es un vampiro?

-Todo tendría sentido, la verdad -admití-. ¿Si no como explicamos cuando se pone a contar batallas de las épocas de vete tú a saber quién?

-Creí que me llamarías loca, me alegro de que ambas pensemos que Stone es un vampiro.

Whatsapp (Niall Horan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora