Capítulo ocho

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Yo Ashley:

Me ha llamado tu madre. Lo siento. Sé que me puse muy borde y tal, pero sabes que cuando tú y Luke o cualquier persona me dice lo que tengo que hacer, me pongo muy nerviosa y lo odio. Sabes que no me gusta seguir las órdenes de nadie. Espero que salgas pronto del hospital, aunque sólo te hayas caído en gimnasia. Te amo, de verdad. Lo siento.

Tom:

Te echo de menos y te amo. Odio los días que no hay colegio, no te puedo ver ni besarte ni nada y de verdad, qué rabia.

Yo Tom:

Cariño, sabes que podemos quedar fuera de clases. Puedo ir hoy a verte a entrenar, ¿no? Te amo.

Tom:

No, no tranquila.

Hoy saldré más tarde, quiero decir.

No hace falta..

Y te amo también, sí.

Yo Tom:

Oh, está bien. Entonces supongo que nos vemos mañana, te amo mucho más.

Tom:

Lo siento cariño, me tengo que ir. Hasta luego.

Yo Tom:

Chau, amor... Yo también te amo.

***

― ¿Y se fue? ¿Sin más? ― me pregunta por octava vez mi hermano―. ¿No te puso te quiero o todas esas mierdas que os mandáis? Stevens, sabes que no me gusta, nada ―cierro los ojos porque sé que llega el momento de echarme otro sermón, como los que me he llevado de muchas personas estos días― .Creo que incluso lo odio ya. Bueno, lo tiraría a la basura si pudiera. O quizá lo vendería por Internet y me compraría el nuevo IPhone 6, bueno... No me darían nada por él. ¿Sabes qué? Quédatelo, eres la única que le tendrá cariño ―dijo dando mordiscos al sándwich que nos habíamos hecho ambos para cenar.

―No le tengo cariño, otro que tal. Le quiero, y es así de simple ―volví a decir. Odio tener que escuchar una y otra vez que en realidad no quiero a Tom, me frustra bastante. Sé mis sentimientos.

Luke se tumbó más en el sofá -si es que eso era posible- y me miró fijamente:

―Mira Pétalo, eres mi hermana ¿vale? Y te conozco, desgraciadamente ―rió y le pegué con mi hombro sonriendo―, es broma. La cosa es que te conozco bastante, y no le quieres. Él menos aún, no quiero que pase como la última vez Pétalo... ―lamentó y sonrió de lado con los ojos acuosos―. Si te pierdo... Dios, no sé lo que haría. Eres mi hermana pequeña y no podría vivir sin ti, joder ―comencé a notar como las lágrimas caían de mis ojos, al igual que de sus ojos―. No podría, lo juro. No podría estar en casa sin ti, sin tus ronquidos a altas horas de la madrugada, o cómo le colocas primero los cereales al recipiente y luego le echas la leche y el cacao, igual que hacía la tía. Y no podría vivir solo en esta a casa sin tu pequeña alegría, Pétalo. Te quiero demasia...

Whatsapp (Niall Horan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora