Capítulo 11

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Alan

Después de comer y platicar por un enorme rato en el restaurante, llego el momento de llevarla a su casa,  en mi mente no quería que ese día terminará,  el día estaba bien,  ella lo hizo bien.

Llegamos a la calle y Mía me hizo detenerme en frente de una enorme casa blanca, con cancel blanco y pasto de un color verde hermoso, las puertas y las ventanas eran de madera.
Salí a todo prisa para ayudarla a bajar del coche,  había parado de llover pero el piso aun estaba mojado,  no quería que se lastimara más su tobillo,  abrí la puerta con rapidez y ella me miró.

-Gracias por este día Alan, enserió.

Yo asentí y tome su mano, su mano era tan pequeña, le ayude a bajar lentamente y cuando estaba afuera del coche hice qué recargará su brazo en mi espalda para que pudiera caminar, cerré el coche y caminamos lentamente hasta su casa, antes de entrar al pequeño cancel ella me detuvo.

-Alan enserio gracias,  yo de aquí entro sola - dijo tímida

-¿Estas segura que puedes?-dije preocupado -No quiero que te lastimes.

Ella solo sonrío queriéndome decir que si a su manera, nos quedamos callados por un momento y observé como un chico alto,  con cabello chino Salía de la casa, se recargo en el marco de la puerta y nos miró fijamente.

-Parece que ya te esperan-dije con una mueca y moviendo mi cabeza haciendo una leve señal en dirección a la puerta.

Mía me sonrío y volteo hacia la puerta,  vio al sujeto y regreso la mirada hacia mi con desagrado.

Mia

Creí que mis únicas nanas eran mis padres y no, ahora también lo era Freddy, qué le pasaba.

-Así, es mi amigo Freddy -dije con desagrado -ya debo de entrar.

Camine un poco cuando Alan me detuvo.

-Espera-dijo tímido- No quiero causar problemas pero, quiero saber como estarás en las siguientes horas, eem ¿Me darías tu número?

Estaba todo rojo y apenas sonreía, ese chico era lindo, yo lo mire y le sonreí le pase mi número y Camine un poco de reversa.

-Ya que tienes mi número me avisas cuando llegues, de nuevo gracias por todo- dije sonriendo.

-Nada que agradecer Mía, espero verte pronto.

Me detuve un momento para verlo subir a su coche y marcharse, no puede evitar soltar una sonrisa,  pero esa pronto se desvaneció al sentir una mano en mi hombro, era Freddy...

Voltee lentamente y efectivamente era el mirándome algo molesto.

-¿Quien era el? - dijo con una mueca.

-¿Eso importa? - trate de subir los escalones para entrar a la casa y el me detuvo.

-¿Qué te paso en el tobillo? Espero eso sí me respondas - dijo molesto.

-Me caí en clases de baile, me lesione, el me ayudó ¿Ya puedo entrar? - dije mirándolo.

El me miró.

- ¿Cómo se lo ocultarás a tus papás? Apenas y puedes caminar.

-Mejor en vez de hacer tantas preguntas, ayúdame a subir los escalones para entrar Leyva.

El sólo rodó los ojos, pero me ayudó.
Subimos a mi recámara, yo me acosté viendo a la pared y el se sentó a un lado de mi.

-Mia ¿Pasa algo?

-Qué debería de pasar Freddy - dije sin mirarlo.

-¿Por que no quisiste qué fuera por ti? Puede haberte ayudado.

-No era necesario, aparte Alan se ofreció y no podía negarme.

-Con que se llama Alan, vaya - se escuchó un enorme suspiro.

Yo lo mire y el me miró.

-Creo que es le momento de dejar las cosas claras,  deberías de saber y entender que entre nosotros jamás va a ver nada más, tal vez tu olvidarás a Gabriela,  pero yo no.

   Uno Mismo (Alan Navarro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora