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Happy aparca cerca de la puerta, como normalmente hace.

—Pasa un buen día.

No le presto atención, pero no por maldad, sino porque tengo que estar alerta a cualquier contratiempo.

—¡María, María! — oigo a mi derecha.

Este es el tipo de contratiempo al que me refiero. Teniendo en cuenta que mi abuelo fue, y sigue siendo, uno de los hombres más famosos del mundo, no es de extrañar que los periodistas estén constantemente queriendo saber cosas suyas, aunque sea a través de mí, pero desde que murieron mis padres, la cosa ha aumentado.

—¡María Stark! — dice un hombre mientras me acerca su reloj a la boca y me corta el paso—¿Qué tiene que decir en cuanto a la muerte de sus padres?

Miro al interior del coche, donde Happy se quita el cinturón para salir a echarme una mano. Niego con la cabeza para que sepa que no necesito su ayuda.

—¿A parte de que fue hace dos años? Debéis superar ese mal trago chicos, yo lo hice hace tiempo.

Con el hombro me abro paso entre las cuatro personas que se han agrupado frente a mí. No corro, ni intento quitármelos de encima, mi abuelo no haría eso. Me limito a seguir andando, con la cabeza alta y sonrisa desafiante, hasta llegar la puerta del instituto. Al subir las escaleras ellos se quedan en la acera, no pueden entrar.

—Corren rumores de que fue un asesinato— dice una mujer justo cuando llego al último escalón.

Se me hace un nudo en el estómago. No había oído eso antes. Me gustaría gritar y contar lo que de verdad pienso, pero no lo hago. Simplemente me quito las gafas de sol y me río suavemente.

—Eso es, son sólo rumores. De verdad, chicos, obsesionarse tanto con algo es malo para la salud.

Tras decir esto doy media vuelta y entro por la puerta. Todos los alumnos me empiezan a saludar amablemente. A mi izquierda, apoyada en una columna y leyendo las noticias del periódico del colegio, está Rinna Banner, mi mejor amiga desde infantil. Algo cursi y muy común, lo sé, pero es una de las pocas personas con las que puedo hablar de una forma más intelectual sin que abra los ojos como platos y niegue con la cabeza, asustada. Se percata de mi presencia y corre a mi lado.

­­­—Hola, Stark— dice en voz baja.

—Buenos días, Banner. ¿Has dormido bien? Seguro que sí, hoy estás de buen humor. Me alegro por ello.

Mientras caminamos hacia la clase, dos niños nos interrumpen. Me dan las gracias por algo que hice y se van. Todo muy rápido.

—Es increíble. Los periodistas te dan la vara todo el día, trabajas por las tardes con tu abuelo, eres popular y aún así tienes la capacidad de ayudar a los alumnos de primero. Te admiro.

—Pues deja de hacerlo— digo mientras abro la puerta de clase.

—Creo que si utilizases a Ironwoman ayudarías mil veces más.

Empujo a Rinna dentro de clase, la sigo y cierro la puerta rápidamente. Tras asegurarme de que no hay nadie en el aula, le doy con el puño a una de las mesas. Ella es la única persona que conoce el proyecto en el que trabajo, pero sabe de sobra que no puede decir nada al respecto por su seguridad y la mía.

—Te he dicho mil veces que no digas nada sobre el tema en lugares públicos— digo en voz muy baja.

—Ya no eres la Stark segura que entraba con gafas de sol al instituto hace unos minutos— dice con una media sonrisa.

—Ni tú la Banner insegura que leía el periódico en su reloj de grafeno antes de pegarse como una lapa a mí.

Nos quedamos por unos segundos mirándonos a los ojos. Sólo ella y yo sabemos cómo somos verdaderamente. nosotras sabemos qué hizo que hoy día actuemos de forma determinada ante el resto de personas. Cada una lo afronta de distinta manera, pero con un mismo fin; intentar ocultar el dolor que sufrimos. Ella sonríe con sus ojos verdes. Se sienta y pone su mochila sobre la mesa. Saca sus gafas de ver y, con ellas, navega un poco por internet. Yo no pienso hacer lo mismo, así que me acerco a la mesa del profesor y configuro el holograma táctil que funciona de pizarra.

—Nos vemos luego, Ruby.

Miro al frente, de donde proviene la voz. Allí, serio y con un brillo especial en los ojos, se encuentra Albert Banner, hermano mellizo de Rinna. No se parecen mucho, tan sólo en los ojos. Al se peina el cabello pelirrojo con la mano y me dirige una mirada misteriosa. Bajo la cabeza y sigo a lo mío.

—¿Qué tal tu lagarto, Al? — digo divertida.

—Ya te he dicho que no es un lagarto, es una rana Black Poison, que lanza dardos venenosos— responde, intentando aparentar que no le ha afectado mi comentario.

A Al no le gustan tanto las ciencias, él es más apto para las artes marciales, por ejemplo. Pero en cuanto a su rana, es el mayor friki del mundo. Aunque no cualquier rana, sólo la suya.

—Por cierto, María. Me han dicho que hoy se cancelan los entrenamientos en tu casa. ¿Es verdad?

—Sí. Hoy no tendré que dejarte en el suelo.

Al pone los ojos en blanco y se acerca a su hermana. Sé que, en el fondo, aunque no lo parezca, le caigo bien. De repente, suena el timbre que avisa a los alumnos que deben entrar a sus aulas. Yo, que aún no me he quitado la mochila, corro hasta mi pupitre y desde él sigo modificando la pizarra. Normalmente suelo estar fuera hasta que suena el timbre, pero el hecho de que Rinna estuviese a punto de dar a conocer mi proyecto me había distraído. Los miro de reojo. Al está abrazando a Rinna por la espalda para después dedicarle una radiante sonrisa y marcharse a su sitio. Él no es la clase de persona que demuestra afecto, por lo que es ahí donde se nota el cariño que le tiene a su hermana. Un escalofrío me recorre la espalda y siento un vacío en el estómago. Sacudo la cabeza. Seguro que es hambre, no habré desayunado bien. El profesor entra por la puerta, muy serio. Deduzco que la broma que le voy a gastar no le va a hacer mucha gracia.

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SEGUNDO CAPÍTULO.

LAS IDEAS FLUYEN Y TODO VA BIEN (CON RESPECTO A LA HISTORIA). CUALQUIER IDEA, RECOMENDACIONES... TODO ES BIEN RECIBIDO (MIENTRAS SEA CON AMOR Y RESPETO)

DISFRUTAD LEYENDO Y YO DISFRUTARÉ ESCRIBIENDO. 😊

The New Avengers/ TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora