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Cojo una silla plegable de un armario y salgo. Me paro al lado de la persona que está tumbada, mirando al cielo sin polución que se abre sobre nosotros. Es Gus, ese chico rubio de ojos azules, alto y fuerte, que cree en Thor y en el martillo.

—Buenas noches, Gustavo.

—Mi nombre viene de Augusto, no de Gustavo— a pesar de la oscuridad, puedo notar una leve sonrisa en su rostro.

—Mejor te llamo Gus, sin complicaciones.

Oigo una suave risa. Despliego la silla y me siento en ella, para hacer lo mismo que mi nuevo compañero.

—Espero que no te moleste que me siente a tu lado, no hay nadie con el que hablar.

—¿Dónde están todos?

—Maddie dormida; tu primo, Tom, leyendo; Al y Ruby están practicando lucha, Erick ha desaparecido, junto con Liam y Rinna no ha salido de su habitación.

Gus me mira, asiente y vuelve a observar las estrellas.

—Sé que creéis que estamos locos por creer en los dioses.

No digo nada. No creo que estén locos, tan sólo que es una tontería.

—A veces— dice melancólicamente— tengo la sensación de que este no es mi sitio, ni el de algunas personas que me rodean. Miro al cielo y me siento parte de él.

—Quizá seas una estrella fugaz— digo burlona.

Gus no presta atención a mi comentario, sigue embelesado mirando las pequeñas luces encendidas en el cielo.

—Hay tanto universo, tanta inmensidad, que me es imposible creer que sólo haya vida en la Vía Láctea. Seguramente, más allá de lo que alcanza la vista, hay algo.

—Tienes fe, eso es bueno y malo, depende de por dónde lo mires.

De repente, noto que alguien se acerca por detrás y se coloca a mi derecha.

—Bonita noche, chicos.

Es Liam.

—Únete a nosotros, estamos meditando sobre la vida en el universo— digo riendo.

—Sí. María se ha apuntado, no había nadie con quien charlar salvo yo.

—¿María Stark buscando compañía porque se siente sola? No es propio de ti, según he oído.

Aprieto los dientes e intento no decir nada que ofenda a nadie. Odio que duden de mi seguridad, por lo que creo que estoy empezando a odiar a este chico.

—Si no quieres unirte, no hace falta que lo hagas, don perfecto.

Liam resopla y vuelve al bloque, se habrá enfadado. Sin embargo, vuelve segundos después con una silla en la mano y se sienta a mi lado.

—Sí, quiero estar aquí, se está más fresco. Además, me gusta la tranquilidad que se respira.

El chico suspira y cierra los ojos. Él no está aquí para observar las estrellas. Miro a mi izquierda, donde está Gus. Tardo un rato en darme cuenta de que también está con los ojos cerrados, roncando ligeramente.

—¿Crees que saldremos de aquí?

Es Liam, que se ha incorporado y mueve la arena con el pie. No sé qué responderle. En algún momento saldremos de aquí, al menos algunos. Ellos están en cuarentena por haber sido expuestos al martillo, y Rinna va empeorando desde que tocó el mango verde...

—Sí, por supuesto. Dijeron que estaríamos una semana, pero seguro que mañana mismo saldremos de aquí. Yo necesito comprar unas cosas que necesita mi abuela.

Intento parecer tranquila y, aunque realmente lo estoy, algo me dice que Al tenía razón, que este encuentro no es casualidad.

—Y tú tienes que avisar a tu abuelo de que estás bien, ¿no es así?

—Ya le han avisado de mi parte...

Me sigue cayendo mal, pero en este momento no es buena idea pelearse. Rogers susurra algo y yo cierro los ojos. Estoy cansada, ha sido un día largo y emocionante, lleno de periodistas, castigos, investigaciones y nuevos compañeros.

Un estruendo me despierta, parece una explosión. Algo me da en la cabeza y me agacho inmediatamente. A mi lado, también agachados, están Gus y Liam. Sus ojos reflejan el miedo. No entiendo qué está pasando. Del bloque de habitaciones salen todos corriendo, excepto Rinna y Erick. Al lleva consigo a la Black Poison. Tom sigue corriendo, mientras el resto se para junto a nosotros.

—¿Qué ha sido eso? — pregunta Maddie.

—Ha sido en el laboratorio.

Ruby señala al bloque contiguo al que acaban de salir mis compañeros. Está destrozado.

—Habrá sido algún reactivo— digo para calmarlos.

—¿Dónde está mi hermana?

Al deja la rana en el suelo y comienza a andar hacia el bloque. Vuelve a oírse una explosión y el suelo empieza a temblar. Del laboratorio, rompiendo todo a su paso, sale un ser enorme y verde. Es una mujer monstruosa, que lleva una camiseta rota y unos pantalones rajados. Salimos corriendo en dirección a la carpa, excepto Liam, que está de pie, mirando fijamente al monstruo.

—¿Qué haces? ¡Huye de aquí!

Se gira y me mira.

—¡No pienso dejar a Erick y a Rinna aquí, solos! ¡Necesitan nuestra ayuda!

Vuelve a girarse y corre hacia los escombros. De allí coge una de las puertas que ha destrozado el ser y, usándolo como escudo, se acerca poco a poco a él. Un tanque se para unos metros alejado de mí. De él bajan militares armados.

—¡Corred, no os quedéis aquí! — nos grita un hombre.

Sé que Liam no va a cambiar de opinión, pero él no puede enfrentarse sólo a eso, necesita ayuda. Pulso mi pendiente y me pongo en contacto con mi casa.

—F.R.I.D.A.Y., trae a Ironwoman.

Segundos después, por el horizonte, aparece mi armadura, volando. Esto va a ser complicado. Intento meterme dentro, mientras el monstruo da golpes al aire, intentando librarse de las balas, que no le afectan. Parece estar luchando contra sí misma. Liam sigue acercándose al bloque destrozado, con la intención de encontrar a nuestros amigos. La mujer verde se gira, mirando a Rogers. Levanta el puño con energía, para destrozar de un sólo golpe al anticuado. Yo disparo con mi mano, una vez he terminado de ponerme el traje. En estos momentos, no sé qué es lo que acabo de disparar, no es algo débil, eso seguro, pero no le ha hecho ni cosquillas a ese ser. Se acerca a mí, corriendo, más enfadada que antes. Una flecha pasa a mi lado y rebota en el cuerpo de la enorme mujer. Miro hacia atrás, ha sido Ruby. Ella asiente, dándome a entender que nos cubre las espaldas. Intento despegar con el traje, pero la falta de práctica me impide conseguirlo. No importa, continúo andando. Me acerco a Liam, que se protege de las balas con la puerta medio rota. Corremos hacia los escombros, donde está Maddie, buscando entre ellos.

—¡Erick! — exclama aliviada.

Le ayudamos a salir, tiene la ropa manchada de sangre. Levanta la cabeza y nos mira. Se me revuelve el estómago. En el ojo derecho de Erick hay un trozo de cristal clavado, no volverá a ver por ese ojo.

—Necesitas un médico, amigo— dice tranquilamente Rogers.

—Ella es...

—¡Es mi hermana! — grita Al, mientras levanta las manos, pidiendo que bajen las armas.

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SÉPTIMO CAPÍTULO. YA VAN SURGIENDO COSAS, YA...

DISFRUTAD LEYENDO Y YO DISFRUTARÉ ESCRIBIENDO 😊

The New Avengers/ TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora