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A las cuatro de la tarde una furgoneta vendría para llevarnos a las dunas, donde pasaríamos el resto de la semana, si hacía falta. Llamo a Happy para que nos lleve a los Banner y a mí a nuestras respectivas casas, lo que hace que crea que nos han expulsado. Le explico todo lo ocurrido de camino a la casa de mis amigos, y de camino a la mía, le cuento que Maddie está bien. Justo antes de abrir la puerta, oigo una música que proviene del interior. Entro a la casa, sin sorprenderme mucho por lo que veo. Mi abuelo está sentado en una silla, que están subiendo por los aires. En la planta baja hay como unas cincuenta personas, jóvenes y de la edad de mi abuelo. Subo las escaleras sin llamar mucho la atención, en el cumpleaños de Tony Stark siempre pasan estas cosas. Abro la puerta de la habitación de mis abuelos, donde encuentro a la mismísima Pepper Potts, sentada frente el espejo y acariciando el colgante rojo que cuelga de la cadena que lleva en el cuello.

—Hola, abuela.

Ella sonríe delicadamente. Me gustaría ser como ella alguna vez, a pesar de que físicamente estamos muy lejos de ser iguales.

—Hoy debo irme a hacer unas prácticas con un martillo que ha caído del cielo— digo burlona—. Posiblemente no vuelva para cenar.

Su expresión cambia, ya no está sonriente. Sus ojos reflejan miedo y me coge de la mano.

—¿Es necesario que vayas?

—Sí, es importante. Es una oportunidad y, además, pierdo clases durante una semana. ¿Qué hay mejor que eso?

—Pero yo te necesito aquí, cariño. La fiesta de tu abuelo puede durar días.

—Ya le pararás los pies, como siempre haces. Además, F.R.I.D.A.Y. te puede ayudar.

—F.R.I.D.A.Y. no es una persona, María.

—Ya te ayudarán los de servicio. Y Happy también hará algo, ya verás.

—¿No hay nada que pueda hacer para que no vayas? No quiero que te pase nada. No lo soportaría.

A pesar de lo que acaba de decir, hay algo que me dice que esa no es la principal razón. Que tiene miedo de que me pase algo, sí, pero de una forma diferente de la que puedo llegar a imaginar. Un martillo no tiene mucho secreto, no creo que pueda pasar nada, además estamos protegidos 100%, tal y como dijo Don Manuel. Ahora que lo pienso, no sé de qué es profesor. Olvido esto último, no tiene importancia. Aprieto la mano de mi abuela y le doy un beso en la mejilla.

—Me voy a hacer la maleta.

Salgo de su habitación para entrar en la mía. Coloco mi huella dactilar en el sensor y la puerta se abre.

—Hola, F.R.I.D.A.Y. Necesito ropa para llevarme a una investigación. ¿Qué me sugieres?

La pared se ilumina de colores y aparecen imágenes mías con distintos conjuntos, explicando debajo para qué tipo de eventos debo ponérmelos. Como resultado salen siete, los justos para una maravillosa semana. El armario se abre y sale la ropa elegida, ya planchada y doblada, lista para meter en la maleta. La guardo toda y dejo un conjunto, el que me voy a poner ahora. Una vez vestida, cojo una de las gorras de mi padre que tiene, con letras blancas sobre el fondo negro, el logo de Industrias Stark. Me encanta esa gorra, supongo que es porque era de mi padre, aunque también me da la seguridad de saber que algún día perteneceré a esa empresa. Me miro en el espejo, el espejo que, si se abre, deja ver a Ironwoman. Respiro profundamente y le pido a F.R.I.D.A.Y. que me abra la puerta del armario. Sé que mi abuela puede tener razón, puede que en algún momento esté en peligro. Abro el casco y compruebo que todo está bien dentro. Parece ser que todo está en plenas facultades para ser utilizado, pero nunca lo sabré si no lo pruebo.

—F.R.I.D.A.Y.

—¿Sí, señorita?

—Si en algún momento te pido que saques a Ironwoman, hazlo. Ponla en funcionamiento y mándala a donde me encuentre.

—Eso haré.

Dejo todo como estaba y bajo las escaleras con la maleta. Se la doy a Happy para que la guarde en el coche y me siento en una de las sillas de la cocina. Todos a mi alrededor están bailando y cantando, muchos de ellos borrachos. F.R.I.D.A.Y. me hace un sándwich, delicioso, con ese toque a ordenador de inteligencia artificial que tanto me gusta. Cuando termino de comer, un hombre mayor, alto y corpulento se me acerca sonriente.

—Muy buenas.

Saludo con la cabeza.

—Disculpa mi atrevimiento, pero acabo de hablar con tu abuela y dice que te vas a una investigación, y...

—¿Usted quién es?

—Oh, sí. Dios mío, perdona de nuevo. Soy Steve Rogers, amigo y compañero de tu abuelo desde hace mucho.

—Es usted más joven que él, ¿y aún así eran amigos?

—Soy mayor que él— dice con media sonrisa. No lo aparenta—. Quería saber si mi nieto, Liam, está también en esa investigación. Suele llamarme al teléfono en el descanso para decirme qué tal está...

—¿Al teléfono?

Me río demasiado fuerte, creo que piensa que estoy loca. Hace años que la palabra teléfono desapareció de nuestro vocabulario. El hombre me mira serio. Intento disipar mi risa.

—Lo siento. No conozco a su nieto Liam.

—No importa, muchas gracias.

Steve hace el ademán de levantarse, pero yo le paro con una mano.

—Mi abuelo nunca me habló de usted, ¿cómo es eso?

—Se avergonzará de mí— dice con ternura.

Se levanta de la silla y da media vuelta, para volver a entrar en la fiesta. Justo antes de dar un paso se gira y me mira.

—Me recuerdas mucho a Tony.

—¿Eso es bueno o malo?

—Depende— me dice con otra media sonrisa que deja entrever sus dientes perfectos.

Se aleja andando hacia el centro de la fiesta, donde desaparece entre la multitud. Me extraña ver a un hombre tan mayor en una fiesta tan Stark. Un hombre mayor que no es mi abuelo, claro está. Miro el reloj, ya debería ir saliendo. Me despido de mi abuela e intento hacer lo mismo con mi abuelo, sin mucho éxito. Entro en el coche y me pongo unas gafas de sol que hacen juego con la gorra de mi padre. Sonrío. Espero que ésta sea una semana inolvidable.

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CUARTO CAPÍTULO. SÍ, CUARTO. WOW, QUIÉN IBA A DECIRLO. SUELO DEJAR LAS HISTORIAS AL CABO DE MUY POCO, ASÍ QUE ES UN RETO, APRECIADLO.

DISFRUTAD LEYENDO Y YO DISFRUTARÉ ESCRIBIENDO. 😊

The New Avengers/ TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora