10

219 13 3
                                    

La habitación contigua a la de nuestros compañeros se enciende. Lo vemos gracias a que la pared de esa zona sigue transparente. La puerta de la salita se abre y Al entra empujado. Está sudando y con la mirada perdida. Se sienta en el suelo y esconde la cabeza entre las rodillas. Todos nosotros nos quedamos en silencio, esperando a que algo pase. Ruby nos mira uno a uno, espera unos segundos y se lanza hacia Al.

—¿Estás bien, Al?

El chico levanta ligeramente la cabeza y abre mucho los ojos. Con la luz de la habitación, estos parecen más claros. Se pone de pie con seguridad.

—Sí, claro.

—No sabías que estábamos aquí, ¿verdad, Banner? Por eso ibas a llorar.

Al me mira serio y suspira.

—En primer lugar, prefiero que me llames Romanoff, como Natasha. En segundo lugar, mi hermana está encerrada, rodeada de científicos e investigadores que no dudarán en hacerle daño. Tengo derecho a preocuparme.

Mantengo la mirada, mientras Barton se levanta y pega la frente a la pared de grafeno.

—Dentro de nada estaremos en casa, no os preocupéis— dice Maddie.

—¿Esa es la chica feliz?

Ambas habitaciones están pegadas pero sus paredes laterales son de metal, por lo que no pueden verse.

—Sí, soy yo. ¿Tú tienes una habitación para ti sólo? Nosotros tenemos que compartirla...

—Lo más importante no es eso, Hogan— interrumpe Erick.

Un fuerte sonido nos alarma a todos. Es como el ruido de una aspiradora antigua, pero multiplicado por mil. Nos giramos para ver qué ocurre. Por la puerta entra el profesor, el mismo profesor que nos impulsó a venir.

—¡Usted ha sido el que ha hecho esto! — grito acercándome a él—. ¡Ha sido su culpa!

Rogers corre a mi lado y me agarra del brazo, impidiéndome continuar. No sé por qué lo hace. No aguanto que me toque, me enfada todavía más. Aparto el brazo y lo miro con verdadero odio.

—Aunque quisiera, no podría hacerme daño— dice yendo hacia Romanoff— soy un holograma. ¿Por qué es mi culpa, señorita Stark?

—Usted nos ha traído aquí.

—Ellos se vieron involucrados por el martillo y ustedes tres vinieron de prácticas. ¿Qué culpa tengo yo? Ninguna.

Cierro los puños y miro de reojo a Liam, que se muerde el labio inferior.

—¡Oh no! — exclama Al— Black Poison... No está conmigo, no está... ¿Dónde...? ¿Ha...?

El chico se gira y se sube a una litera que hay en su habitación. Se tapa la cabeza con la almohada y Ruby vuelve la pared, de nuevo, blanca. Antes de dejar de ver a Al oímos un leve sollozo. Se me encoge el corazón verlo así, pero su abuela no toleraría ese comportamiento tan débil. Cierro los ojos un momento y me siento en uno de los sofás que hay, cerca de la habitación de Maddie y Erick.

—¿Qué ha sucedido exactamente?

—Rinna se enfadó conmigo— contesta Furia al profesor.

—¿Por qué?

—No necesita explicárselo. No sé siquiera por qué está usted aquí— digo apoyándome en el respaldo del sofá.

—Soy vuestro profesor.

—A los que necesitamos son a nuestros padres— dice Maddie.

—O familiares— añade Gus.

—Está bien, ya hablaremos de esto más adelante. Ya veo que necesitáis descansar y procesar lo ocurrido.

El fuerte sonido vuelve a producirse y el profesor desaparece de nuevo.

—Nos vamos de aquí— digo pulsando mi pendiente—. F.R.I.D.A.Y., manda a Ironwoman.

—Lo siento, el señor Stark ha bloqueado sus servicios.

Me quedo de piedra, al igual que el resto de mis compañeros. La puerta de la gran sala se abre y entra una mujer, con miedo, mirándonos con inseguridad.

—Os esperan fuera. A todos.

La puerta de la habitación de Maddie se abre también, por lo que supongo que ha sucedido lo propio con la de Al.

—Ya os dije que no me pondría esto— digo dándole la ropa blanca a la chica.

Todos salimos a las dunas, donde nos espera la limusina de Industrias Stark. Happy Hogan Junior está fuera de esta. Maddie, que va de las últimas, comienza a correr torpemente, a causa de las vendas. Happy la abraza y la acompaña al interior del vehículo. Todos entran, un poco confusos. ¿A dónde nos llevan? Me quedo fuera con Al, esperando a Rinna.

—Ella también vendrá, seguro.

—Más les vale. No sé qué haría si le pasase algo. Es la persona que más quiero en este mundo.

El chico mira al interior del coche y se asegura de que nadie lo ha oído. Supongo que no querrá que lo oigan porque eso le hace parecer vulnerable, o no quiere que Ruby se entere de que ella no es la única mujer de su vida, que primero está su hermana. Él tiene los ojos rojos, haciendo un buen contraste con sus iris verdes. Habrá llorado.

—No diré nada de esto, tranquilo— digo riendo—. Si quieres te compro una nueva rana, Al. No quiero que sufras por ello.

—Nada de eso, María. Black Poison era única. Pero ahora sólo quiero tener a mi hermana cerca.

Asiento y me pongo las gafas de sol. Al rato sale Rinna, con la cabeza mirando al suelo y acompañada de todo un ejército.

—En nombre de los Estados Unidos de América se le recuerda que esto es un traslado, no una liberación.

Hogan asiente y le da una palmadita en el brazo al hombre que lo ha dicho.

—Creo que todo está resuelto, ¿no es así?

El militar asiente y sueltan a mi amiga. Al la abraza y le da besos en el pelo. Rinna lleva ropa morada, con un número en la manga derecha de la camiseta, el número 1.

—¿Qué he hecho? — pregunta confundida.

No es una pregunta retórica, realmente no sabe qué ha hecho, lo noto en su voz.

—Eso no importa ahora mismo— dice Al para tranquilizarla.

—¿Cómo que no importa? Me tratan como si fuera peligrosa y sólo me dejan salir gracias a que el señor Stark ha movido unos cuantos hilos. Pero no sé qué he hecho.

¿No se acuerda? ¿No era consciente de lo que hacía? Ayudamos a entrar en la limusina a Rinna y los militares nos acompañan hasta la puerta de la verja. Todos en el interior del vehículo están en silencio, hasta que lo rompe Happy.

—Al final no pudiste pasar tiempo con tu abuelo, ¿no, María?

Miro al suelo e intento reprimir una lágrima. Siempre hacemos planes y nunca los cumplimos, principalmente porque mi abuelo celebra fiestas que duran casi dos días. No sé por qué tengo ganas de llorar, no debería ser tan débil. Será la falta de sueño y todo lo sucedido lo que me hace estar más irritable.

—No. Al final tuve que venir aquí.

Miro por el rabillo del ojo a todo el mundo, asegurándome de que nadie me mira. Liam también observa a todos y nuestras miradas se chocan un instante, para retirarse rápidamente, con incomodidad.

—Una lástima.

Yo asiento, aunque sé que no me está viendo. Me giro y miro por la ventanilla. No estamos yendo hacia el pueblo donde vivimos, nos estamos desviando del camino.

-------------------------------------------------------------

ESPERO QUE OS ESTÉ GUSTANDO. CADA VEZ HAY MENOS PERSONAS QUE LO LEEN, PERO SUPONGO QUE ES PORQUE EN VERANO ES MÁS DIFÍCIL CONECTARSE.

DISFRUTAD LEYENDO Y YO DISFRUTARÉ ESCRIBIENDO. 😊

The New Avengers/ TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora