Uno.

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Corriendo, corriendo como siempre.

Si llegar tarde a clase fuera un deporte, yo sería la campeona olímpica mundial por excelencia. Aunque para mi suerte, la asignatura que me tocaba ese día a primera hora era con un profesor que seguramente no me pondría falta por pena. Pero algo era algo, ¿no?  Obviamente estoy siendo sarcástica. 

¿Nunca has escuchado el dicho "odia al jugador, no al juego"? Lo más probable es que si, pero al revés. Este lo saqué de un juego de Los Simpson en donde Homer decía aquella frase que se me quedó grabada en la mente. Por alguna razón la guardé como un tipo de lema personal, pero nunca llegué a decírsela a nadie por vergüenza. Era ridícula e infantil, a pesar de que yo me empeñara en pensar que era cierta. 

En resumen, odiaba a mi profesora de historia, no a la asignatura en sí. Y estaba cansada de ver documentales sobre el gobierno de los dictadores más sangrientos de la historia. Sobre todo porque mi mente y mi estómago eran...algo sensibles. ¿Para que quería saber todo aquello? Estaba bien conocer la historia, saber nombrar las fechas de las guerras, conocer las atrocidades que los dictadores hicieron sobre sus pueblos, pero no quería ver más documentales. Nunca me habían gustado las películas de miedo. Ni las sangrientas. Ni las de suspenso. Y los documentales de la segunda guerra mundial no se alejaban mucho de ello. 

Me paré en el semáforo,jugueteando con el teléfono entre mis manos. Era la tercera vez que se me caía al suelo desde que me lo habían regalado y corría el riesgo de que la pantalla se estallara, como había pasado con todos mis aparatos anteriores. Me apodaban  manos de mantequilla y ahora sabía el por qué. 

Me quedé parada mirando hacia el semáforo en rojo. Concentrada en este y deseando que cambiara de color hasta que algo me despistó. Una voz masculina a mis espaldas. 

Supuse que Jungkook y su amigo estaban charlando alegremente a mis espaldas, pero pude comprobar mi fallo cuando me di la vuelta. 

Un chico más bajo que Jungkook y con una piel más oscura charlaba tranquilamente con el chico del semáforo. Más bien estaba haciendo un monólogo. Jungkook nunca hablaba, o yo no lo había oído hablar en la vida. Siempre venía acompañado de un chico más guapo que el anterior, pero ninguno de ellos me interesaba. Solo llamaban mi atención físicamente, Jungkook tenía algo...un no se qué que me hacía querer conocerle. Pero nunca me atrevía a hablarle. Suponía que era alguien de pocas palabras. No podía entablar conversación con una persona tan parecida a mí. Mis respuestas se basaban en monosílabos, sobre todo si la conversación no me interesaba. Y las conversaciones no solían interesarme. 

Solté un suave suspiro mientras miraba mi teléfono. Aún eran las 08:07. Siete minutos tarde, qué extraño. Maldije en voz baja. Podría haberme levantado diez minutos antes en vez de haber estado mirando al techo de mi habitación como una estúpida. Podría haber aprovechado ese tiempo y ahora no estaría llegando tarde. 

Ambos chicos se pararon a mi lado. Uno de ellos me miró, el chico de nombre desconocido. Yo le dirigí una sonrisa, que ni siquiera sé por qué fue. No sabía desde cuando me gustaba sonreírle a los extraños en la calle, pero era una extraña manía que había surgido en mí poco tiempo atrás. Había leído en internet que sonreírle a alguien era como una droga, que te ponía feliz al instante y que las personas siempre devolvían las sonrisas, aunque no te conocieran, aunque jamás volvieran a verte. Era un gesto automático que las personas tenían por nacimiento.

Y parecía que era cierto. 

El chico abrió los labios para hablar. 

¿Por qué diantres le hablas a una estudiante desconocida en medio de la calle?

- Que bonito día, para llegar tarde. - dijo mientras respiraba el aire suave de la mañana. - ¿No crees? - No me atrevía a responderle, no si Jungkook estaba mirándome desde su posición. Además, era un desconocido. Y probablemente mayor de edad. ¿Acaso no sabía que podía ir a la cárcel si se pasaba un poco y a mi se me cruzaba por la cabeza denunciarle? 

- ¿Sueles llegar siempre tarde? - no me podía crees que hubiera vuelto a hablarme. ¿Acaso no entendía la indirecta de no-te-conozco-señor-mi-madre-ha-dicho-que-no-hable-con-extraños? Me limité a mirarle. No quería abrir la boca. Y Jungkook había apartado la mirada hacia los coches así que yo hice lo mismo. - Vaya, la simpatía no es tu fuerte. No soy un violador, puedes responderme. - Comentó el chico a mi lado, intentando sonar convincente. Mis mejillas estaban a punto de arder, pero por suerte, era buena ocultando sonrojos. Iba a responder pero no me dió tiempo, puesto que el semáforo volvió a cambiar de color y, con ello, ambos chicos se adelantaron para cruzar la calle juntos. 

- Jungkook, ¿que quieres comer hoy? - este no respondía, lo que yo suponía que iba a hacer. - Veamos...¿entonces quieres pollo frito? pues pollo frito tendrás. - El chico ni se inmutó. No movió la cabeza para mirar al hombre que me había hablado, no asintió con la cabeza, no dijo nada. Y aún así su amigo sabía que era lo que quería. 

Me quedé con la boca abierta. Y menos mal que estaba de espaldas a los dos.

¿Le había leído la mente o algo por el estilo? No, no, no. Eso era completamente imposible. 

Me puse mis auriculares y dejé el modo aleatorio en el reproductor.

¿Por qué Jungkook no podía asistir a mi instituto? Es decir, ¿acaso iba a clases alguna vez o simplemente se escabulle? Lleva una mochila todos los días consigo, no puede ser que no la use para nada. 

O a lo mejor es un vendedor de droga y guarda ahí su mercancía.

O a lo mejor guarda un arma blanca y el chico que me habló en el semáforo es su compinche. 

O a lo mejor planean matarme y por eso guarda silencio cada vez que me ve. 

Además, ¿por qué no habla cuando yo estoy cerca? ¿o acaso es mudo?

Solo se que se llama Jungkook.

Y que al parecer le gusta el pollo frito. 

Ya estaba delirando. 

traffic light ⊹ jeon jungkookWhere stories live. Discover now