Tres.

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Las 07:55. Primera vez en mucho tiempo que iba caminando a paso lento y aún no habían pasado las ocho. No había podido dormir en toda la noche. Así que lo que hice al despertar fue simplemente saltar de la cama y comenzar a vestirme, lentamente. Supuse que eran menos de las siete por lo que me lo tomé con calma. Desayuné por primera vez en mucho tiempo y terminé todo para echarme la mochila al hombro y salir por la puerta. 

Me asomé, en busca del chico del semáforo. Pero este no estaba. No tardó en aparecer al final de la calle y yo no pude evitar quedarme estática al notar como se acercaba. Se apoyó en el mismo lugar de siempre y mantuvo la vista en su teléfono móvil. La misma rutina de siempre, ninguna novedad. Tenía tiempo para observarle, pero cuando estaba a punto de irme por el cambio de color del semáforo, el chico alzo la vista hacia mí. 

Se me quedó mirando unos segundos y volvió a bajar la vista, ningún movimiento en especial. El semáforo estaba en rojo de nuevo. 

¿Desde cuando dura tan poco en verde?  Maldije para mi misma, volviendo a mirar hacia Jungkook, pero este continuaba jugando con su teléfono, con los auriculares puestos. A veces pensaba que no escuchaba nada, que se limitaba a tenerlos puestos para que nadie le molestara. Pero tampoco me atreví a preguntar. 

Puse un pie sobre la calle sin fijarme en sí había cambiado de color o no. Juraría que estaba en verde. 

Juraría. 

Los coches a esas horas de la mañana se caracterizaban por estar llevados por adultos completamente acelerados y estresados por sus trabajos. Parecían tener el pie pegado al acelerador cuando veías las velocidades vertiginosas que alcanzaban los vehículos conducidos por esas personas. Todos tenían que ir al trabajo y temían llegar tarde. Por eso no se limitaban en mirar si la gente cruzaba en rojo o no. 

Como en ese caso. 

No sé en que momento vi como un coche se acercaba hasta mí. Me quedé estática, sin ser capaz de mover un solo dedo de mi cuerpo. El cielo no había amanecido del todo todavía y se podía presenciar un poco de oscuridad, de lo que quedaba de la noche. Los faros del coche estaban encendidos. Eso era lo único que yo veía. Podía imaginarme mil y una escenas sangrientas de mi misma contra el coche. Al parecer los documentales de la segunda guerra mundial me habían hecho efecto de forma negativa. 

Seguía inmóvil sobre el suelo blanco y negro. Los sonidos de alrededor se convirtieron en un pitido constante que supuse que era el de la bocina del coche. Mi vista se nubló, se convirtió en negro, lista para el golpe. Mi mente estaba procesando lo que estaba a punto de pasar, o lo que yo me imaginaba que iba a ocurrir. 

Jungkook no se movía.

Es mas, ni me miraba.

El siguiente sonido si que lo escuché. Unas llantas siendo arrastradas por el suelo de cemento. Lo siguiente que venía era mi cabeza contra el suelo, lo sabía. Pero apenas sentí dolor. Un cuerpo sólido yacía sobre el mío. El coche que estaba a punto de arrollarme consiguió frenar a tiempo y mies pies apenas rozaban la parte delantera de este. 

Entre la conmoción del momento, mi vista no se había recuperado del todo. No estaba en mis cinco sentidos, así que podía jurar que lo que tenía encima era un ángel que acababa de darme la bienvenida al paraíso. Pero el pelo castaño y los ojos oscuros de aquel chico estaban lejos de ser irreales. 

Notaba la respiración de Jungkook contra mi rostro, caliente, acelerada seguramente por la carrera que había tenido que hacer para llegar hasta mí. Sus ojos parecían perdidos, distantes, sin color. Aun así eran preciosos. Y me estaban inspeccionando. Estos me hacían imaginar aún más su perfecta sonrisa. 

Se levantó y tiro de mi brazo para que me pusiera en pie, pero este me dolía por lo que me queje en voz alta. El entendió y tomó mi otro brazo con suavidad, más bien mi mano. Entrelazó los dedos y caminó dispuesto a sacarme de allí. Su tacto era caliente, suave. Pero sus manos estaban a la vez sudorosas. Quizás por el nerviosismo que ambos acabábamos de pasar, era completamente normal. Mi dolor en el brazo era tan fuerte que ignoré cualquier sonido que estuviera a mi alrededor y me centré en el chico que acababa de salvarme la vida. No dirigió palabra hacia mí, pero me tocó. Era un simple apretón de manos, pero me hizo sentir nerviosismo. 

El señor del coche se había bajado a preguntar como estaba y yo negaba cualquier estado de malestar.A pesar de que me dolía el brazo como si me lo hubieran amputado. Quería quedarme a solas con Jungkook, aunque fuese por unos minutos. Ahora que lo tenía más cerca que nunca, no quería desperdiciar ese momento.  Le deje marchar, no sin antes aceptar su numero de teléfono por si pasaba algo. Insistió demasiado en dármelo. Tenía que irse ya que los coches tras de él habían empezado a tocar la bocina para que se moviera y dejara la calle libre. 

Jungkook volvió a tirar de mi, esta vez con mucho cuidado hacia el semáforo. Me estaba tocando directamente. Todavía no me podía creer que tuviera su mano entrelazada con la mía. Pero esos minutos a solas no tardaron en terminarse. 

El chico de cabellos claros que solía acompañar a Jungkook apareció de repente. Su cara de preocupación fue un poema cuando vio a Jungkook sujetando mi brazo. Este miro a quien supuse era su mayor y el contrario pareció entender la situación.

Todavía estaba en shock. Así que solo pude pronunciar, en un susurro. 

- Gracias... - 


Que cara de estúpido wn(??)

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Que cara de estúpido wn(??).

traffic light ⊹ jeon jungkookWhere stories live. Discover now