Dieciséis.

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Sentí como el mundo daba vueltas. Me dolía horriblemente la cabeza. Estaba comenzando a ver borroso y suponía que en cualquier momento iba a comerme el suelo de nuevo. Suspiré y me tambaleé, ignorando la presión que hacía la mano de Taehyung sobre mi brazo. Él pareció notar mi malestar, porque el agarre se convirtió en un abrazo sobre mi cintura.

- Taehyung, basta. Tengo que ir a mi casa. - Comenté como pude, aún notando como la habitación me daba vueltas. No tuve más remedio que sujetar los hombros del chico, pues estaba comenzando a perder el equilibrio.

- ¿Vas a ir en este estado? No, te quedas aquí. - Suspiré mientras le escuchaba atentamente.

- Llévame a casa y ya está. - Taehyung hizo una mueca y asintió. Me dió la ropa que llevaba puesta cuando anduve con la bicicleta y yo me cambié estando él de espaldas.

El camino a casa fue de todo menos agradable. Yo no paraba de caminar como un pingüino y el silencio incómodo era rey del ambiente. En cuanto llegamos a mi puerta, estuve unos cuantos minutos discutiendo con Taehyung sobre subir o no conmigo y dejarme en mi cama, pero terminé por ganar y me introduje en el ascensor a solas. Seguía con un terrible dolor de cabeza y mis manos habían comenzado a sudar.

En cuanto abrí la puerta de mi casa, mi madre me esperaba con una sonrisa, aunque se borró cuando vio mi cara. Noté como me llevaban a mi cama y me tapaban bien, lo que no escuché fue la persona que entró más tarde a mi habitación.

JungKook.

Desde que Taehyung me había dicho vía mensaje de texto que Nayeon estaba enferma y no paraba de tambalearse al caminar había estado muy preocupado. Terminé de hacerme unas pruebas de vista en el hospital y me subí al autobús con demasiados nervios como para quedarme quieto. Los diez minutos del trayecto me los pasé moviéndome de una puerta a otra hasta que llegué a mi destino. Taehyung había sido tan bueno que me había recordado la dirección de la casa de la chica, por lo que no dudé ni un segundo en ir corriendo hasta ella.

Cuando toqué el timbre, una mujer con una sonrisa me abrió. Chasqueé nervioso la lengua y ladeé un tanto la cabeza, preocupado.

- Hola, buenas tardes. Soy Jungkook, un amigo de Nayeon. Me dijeron que se encontraba algo mal y pues...vine a verla. - Tragué saliva, intentando convencer a la mujer de que me dejara pasar, pero su sonrisa no hizo más que agrandarse.

- ¡Claro que puedes! Su habitación está en esa puerta. - Me la señaló a través del pasillo. - Ahora está durmiendo así que si esperas un poco va a despertar. - Yo solo asentí y le sonreí, dando un paso para entrar a la casa.

- Muchas gracias. - Murmuré antes de caminar hacia la puerta que la mujer me había indicado. Sentía que en esa casa todo estaba lo suficientemente ordenado. Aunque por otro lado podría ser que lo sintiera así por el exceso de desorden que significaba el vivir con Taehyung.

Llegué hasta la puerta de la chica y apoyé la mano en el pomo, girándolo para pasar y encontrarme con una adorable jovencita durmiendo. Reí para mis adentros y me senté en el borde de la cama, donde no pudiera tocarla por si acaso la despertaba. Tenía una venda en la cabeza, lo que me hizo que una mueca se dibujara en mi rostro y los labios hinchados, ¿o eso era solo mi imaginación? Tragué saliva y comencé a hablarle al aire.

- Ah...Nayeon. ¿Algún día te enterarás de todo? - Murmuré mientras miraba hacia el techo, con una pequeña sonrisa. -  Por supuesto que se quien eres, no te veía, pero te sentía. - Cerré los ojos, imaginándome el primer momento en el que mi hombro y el suyo se chocaron. - Y eres tan graciosa. - Comencé a jugar con los dedos de mis manos, aún sin poder dejar de sonreír. - Cuando Taehyung te puso delante mía como su novia, me estaba muriendo de celos, es por eso que adelanté la fecha para poder entrar a tu instituto. Se supone que iba a entrar dentro de un año, pero tu me hiciste querer hacerlo antes. No sé si me gustas, si estoy enamorado de ti. Pero lo que sí sé es que me devolviste las ganas de sonreír. Desde que ocurrió el accidente...lo único que quería era morirme. Pero apareció una chica frente a mí que cambió eso. No sé cómo ibas vestida, no sé que estabas haciendo, pero podía oler tu perfume de frambuesa. Luego lo cambiaste a uno de fresas. El de fresas me gusta más. - Tragué saliva al darme cuenta de todo lo que había dicho y me aparté de la cama, asustado. Me había confesado sin ni siquiera darme cuenta, aunque podría ser que la chica no se hubiera enterado. Negué con la cabeza y me volví a sentar, soltando un suspiro de alivio al notar que no me había escuchado. 

Después de un rato terminé por levantarme y moverme de un lado a otro de la habitación. Me estaba aburriendo, pero sentía la necesidad de quedarme solo para hablar y dejar las cosas claras con Nayeon, aunque estaba seguro de que cuando despertara, ella tendría un terrible dolor de cabeza y cero ganas de hablar. ¿Qué tal si me echaba de la habitación? 

Suspiré mientras volvía a sentarme en el borde de la cama. "Dios, ¿por qué esta mujer duerme tanto?" y escuché como alguien tocaba la puerta. De inmediato me puse de pie y pude ver a la mujer que supuse era la madre de Nayeon.

- ¿Jungkook? Ya es muy tarde, ¿no deberías ir a casa? tus padres deben estar preocupados. - Miré la hora en el teléfono y negué con la cabeza, sonriéndole todo lo que pude. 

- No, aún puedo quedarme un rato más. - Ella asintió, como si entendiera la situación y cerró la puerta con cuidado. Me asusté pensando en que la mujer había escuchado todo mi sermón de antes y volví a sentarme en el borde de la cama, intentando que las horas pasaran un poco más rápido. 

traffic light ⊹ jeon jungkookWhere stories live. Discover now