Dos.

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He descubierto una cosa nueva sobre Jungkook.

A parte de gustarle el pollo frito, tiene mi misma edad. Concretamente nació un mes antes que yo. El uno de septiembre. Lo sé porque ayer fue su cumpleaños, o eso fue lo que escuché por parte de uno de sus  amigos. 

También descubrí otra cosa.

Jungkook nunca sonríe.

Y yo estaba dispuesta a hacerle sonreír con mi nuevo pasatiempo. 

No se porqué, pero imagino que su sonrisa es la más preciosa de todas. Al igual que su voz. La imagino ni tan suave ni tan grave, un balance intermedio y armonioso que suena como música para mis oídos. Mi imaginación lo sitúa apoyándose en el semáforo con indiferencia. Mirándome a mi en vez de a ese estúpido teléfono y dedicándome una sonrisa para luego decirme: 

Buenos días, Im. 

Si, me gustaría que me llamara por mi apellido y no por mi nombre. Siempre lo odié. Tengo un nombre extraño. Al menos por esa razón se reían de mí en primaria.

Im Na Yeon. 

Me paré en el semáforo en verde. Podía pasar perfectamente, pero Jungkook estaba solo hoy y quería observarle por un rato. Solo por unos segundos. Total, nunca notaba mi presencia. Seguía jugando con su estúpido teléfono y no me prestaba ni una pizca de atención. Ni a mi ni a lo que pasaba alrededor. Podía permanecer allí de pie por mucho tiempo que el no se daría cuenta de que lo estaba mirando. A no ser que uno de sus amigos viniese y le contara mi terrible hazaña. 

- Jungkook... - no sé como esas palabras salieron de mis labios. Se escucharon perfectamente, pero el mayor no levantó la vista. ¿Cómo iba a hablarle a una persona con la que no había cruzado si quiera miradas? Había hablado con su amigo, sí, pero él y yo no nos conocíamos. Él no sabía nada de mí y yo nada de él. Bueno, casi. Quizás lo estaba acosando tanto que ya hasta me había enterado de la fecha de su cumpleaños. Por alguna razón tuve el valor de plantarme y felicitarme. Pero mis mejillas se habían vuelto del color del semáforo en rojo. -Felicidades...atrasado. -

En realidad ni siquiera sabía si el mayor iba a prestar atención a lo que le había dicho. Estaba atrapada durante unos segundos mientras el semáforo en rojo se mantuviera de ese color. Y quería salir corriendo. Podía cruzar la calle aún cuando no debía, pero el policía de enfrente estaba controlando las calles con un silbato a causa del gran tráfico y no tenía ganas de meterme en problemas. Al menos no delante de mi amado. 

Tsk, amado. Estúpida. 

En un intento de ser sigilosa, miré hacia atrás, hacia Jungkook, pero el seguía pegado a su teléfono. Ni siquiera tenía los auriculares puestos, pero parecía no haberme escuchado. En cambio, se paró a mi lado como el primer día. Y esperó a que yo cruzara para seguirme.

Uno, dos pasos. Esto se estaba haciendo eterno. El suelo blanco y negro que ahora estaba bajo mis pies eran como nubes esponjosas de algodón de azúcar. Mi corazón latía con fuerza y mis manos seguramente estaban sudando. Nuestros hombros chocaron, pero el ni se inmutó. O si lo hizo, pero fingió que no. Ese simple roce había sido como un mundo para mí. Gracias a que se había acercado tanto pude notar el olor de su perfume. No sabía cual era, pero olía muy bien. Era masculino y fuerte y me daba la sensación de querer esconderme en su cuello para disfrutar más tiempo de ese dulce aroma. 

Llegó al otro semáforo y se apoyó en este para volver la vista a su aparato ruidoso.

Mi corazón estaba a mil por hora.

¡Y solo nos habíamos tocado los hombros!

Me di la vuelta para seguir caminando, no sin antes darle un vistazo al chico apoyado en el gran palo verde.

- Gracias. -murmuró alguien a mis espaldas. Una voz ronca pero dulce. Segundos bastaron para que yo comenzara a correr. No porque llegara tarde, sino porque la vergüenza me estaba comiendo por dentro. 


traffic light ⊹ jeon jungkookWhere stories live. Discover now