Nueve.

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Mi mente estaba en otro sitio, de verdad que sí. Jungkook había dejado de ir al semáforo y eso era algo que me preocupaba. ¿Estaba enfermo, se quedaba dormido y llegaba incluso más tarde que yo o simplemente no quería verme? Si es que notaba mi presencia. Taehyung me decía que Jungkook siempre hablaba de mí, pero nunca me contó que era exactamente lo que decía si nunca habíamos hablado.

Exacto, nunca.

Habían pasado dos meses desde la última vez que vi a Jungkook. Y mi mente no paraba de estar ocupada por él. Por su perfecto rostro. Por su sonrisa aquellos simples segundos en los que había tenido el placer de verla. Ni siquiera le veía, pero estaba segura de algo, cada vez que pasaba por el semáforo en el que él solía estar parado, me imaginaba su esbelta figura mirando hacia el teléfono, moviendo un pie al ritmo de la música y, claramente, ignorándome. 

Las 07:55. Como siempre debía ir corriendo a clase. De lo contrario, me pondrían una falta por duodécima vez, aunque en realidad ya había perdido la cuenta de cuantas tenía. Ni siquiera me importaba tenerlas, al fin y al cabo no podían hacer nada en mi contra por llegar tarde. Quizás algún que otro castigo, pero esas cosas eran insignificantes para mí. Me daban algo para hacer cuando yo nunca estaba haciendo nada.

El tiempo que necesitaba para arreglarme lo había ocupado mi padre encerrándose en el baño y diciendo que tenía "muchas cosas que hacer" mucho más importantes que las que yo tenía. ¿Y él que sabía si yo tenía que peinarme o algo por el estilo? Que por cierto, mi pelo estaba asqueroso porque por su culpa no pude pegarme una ducha de mañana. Menos mal que la noche anterior si que me metí bajo la regadera. 

Volví a acelerar el paso hasta correr cuando el semáforo se puso en verde. No valía de nada quedarse allí, pues mi "amado" ya no aparecía nunca. 

Llegué a la puerta del instituto con las manos en las rodillas y la lengua por fuera. Me veía ridículamente mal. El director estaba en la entrada, pero por suerte de espaldas a mí. Caminé lo más sigilosamente que pude para que no me escuchara y subí el primer escalón. En cuanto pisé este, salí corriendo escaleras arriba. 

Pongo énfasis en que no me gusta correr, lo detesto. 

Toc, toc. 

Toqué la puerta de entrada a mi clase, interrumpiendo así la materia super interesante que estaba dando el profesor, nótese la ironía. El adulto ni siquiera dirigió su mirada hacia mí, pued la única persona que llegaba tarde a sus clase sera yo. Todo el mundo le tenía miedo al señor Oh y yo ni siquiera sabía el por qué. Quizás por esa cara de amargado que lleva siempre

- La misma de siempre señorita Im, ¿podría tomar asiento por ahí?  - Señaló un lugar en medio de la clase, el único lugar que quedaba libre. 

Yo solo asentí y caminé hasta mi asiento. Pero había alguien ocupándolo. Juraría que no lo conocía, al menos no desde esa perspectiva. El chico alzó la vista para mirarme, pero no pude verle bien. Tenía el pelo desordenado y un color rojizo característico, por no decir que estaba respirando entrecortadamente y su cabello parecía medio mojado por sudor. 

-  Ah, Jeon, ese es Jungkook, es nuevo así que trátelo bien. A llegado tarde como usted en su primer día de clases. - me había paralizado por unos instantes, eso no podía estar pasando. Imposible, demasiado imposible. ¿Cómo podía ser que la persona de mis sueños terminara sentada justo a mi lado?

"Jungkook va a ir a tu instituto dentro de poco, ¿verdad Kook? Nayeon va a estar contigo en clase, creo, ¿que edad tienes? Te ves de la edad de Kook." 

Entonces lo recordé. Taehyung me había dicho aquel día en el médico de urgencias que Jungkook pronto vendría a mi clase. Me había olvidado por completo. ¿Sabía Jungkook acaso quien era yo? ¿Se sabía mi nombre al menos? No cabía resaltar que todo el mundo me llamaba por mi apellido y eso lo había conseguido después de varios años de presión hacia todos. No me gustaba que me llamasen por mi nombre y punto, con mi apellido tenía suficiente. Pero me daría igual si el lo pronunciara, de todas formas nunca lo había hecho. Al menos una vez, una simple vez. Me dejaría contenta.

El chico retiró con una mano su flequillo medio mojado por el sudor, dejando a la vista sus preciosos ojos marrones y su sonrisa pequeña pero brillante. No parecía el Jungkook que yo conocía, era como alguien más alegre. Incluso me estaba sonriendo - y yo me estaba deritiendo por dentro - y me estaba mirando, con sus ojos, y tan cerca que...

- P-perdona...¿Jungkook? Pero estás en mi lugar. - murmuré intentando no tartamudear. Mis manos habían comenzado a temblar y probablemente a sudar, por lo que las limpié con un movimiento rápido en mi pantalón. Estaba mintiendo, solo quería tener algún tipo de inicio de conversación con él. Y esa fue la única salida que vi disponible en esos momentos. 

El pareció entender porque asintió, tomó su mochila y sus cosas y se corrió un asiento hacia la izquierda. No había caído en que iba a terminar sentado a mi lado de todas maneras. Me senté mientras notaba su mirada en mi mejilla. Aunque quizás no me estuviera notando, yo estaba bastante incómoda y tenía la cabeza rígida mirando al frente. Sentía que si me giraba para mirarle iba a derretirme o a morirme o algo por el estilo. 

Después de cuarenta y cinco minutos de sufrimiento, el timbre sonó y el profesor se marchó no sin antes dejar un listado de tareas para realizar en casa. Yo solté un suspiro que al parecer llevaba toda la hora conteniendo y me recosté en mi silla. Pero Jungkook volvió a sacarme de mis pensamientos. Había olvidado por unos segundos que lo tenía justo al lado. Había esperado tanto tiempo por ese momento, que ahora no sabía que hacer o decir. 

-  Jeon Jungkook. - el extendió su mano hacía mi esperando que la estrechara. Me sonreía, me miraba. 

Me miraba y me sonreía. 

Dios, esto no podía estar pasando. ¿Como alguien por el simple hecho de mirarte puede ponerte tan idiota? 

- Im...solo llámame Im. - mi mano no se movió de su lugar, por alguna razón me paralicé y tuve miedo de tocarle, por lo que él levantó su mano y la llevó tras su nuca luego de un par de segundos. Ese gesto me pareció lo más adorable del mundo, pero en el fondo me sentí culpable. 

- Llegamos casi igual de tarde. Cinco minutos por delante de ti. Creo que podemos llevarnos bien. - El chico me miró con una sonrisa tan amplia que juraría en esos momentos que mi corazón se había parado, pero seguía funcionando perfectamente. - 

El siguiente profesor entró y yo contuve la respiración por unos segundos, dándome cuenta de que me quedaban cinco horas de sufrimiento, con miles de preguntas en la cabeza. 

Seis horas a la semana con Jeon Jungkook iban a ser un verdadero infierno para mí. 

Y lo que era aún peor, el parecía no reconocerme. 

traffic light ⊹ jeon jungkookWhere stories live. Discover now