Capítulo 20. (Especial)

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Esté es un capítulo especial para mi, en el festejan el día de las madres, quería hacer uno así y espero lograr transmitir los sentimientos que sienten los personajes. Gracias por apoyarme siempre, apesar de que somos pocas en esta historia, a cada una le he tomado mucho cariño, gracias por todo y nos vemos el domingo o la próxima semana.

Espero les guste. ❤❤

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Al día siguiente se despertó un poco tarde, se estiró en la cama y se quedo pensando en Maximiliano, en el amor de su vida. Él había llegado a cambiar su vida, hacerla sonreír, la hizo darse cuenta que hay hombres buenos, que no todo en este mundo es malo y aunque Angelina quisiera negarlo, sabía que ese ser poco a poco se adentraba dentro de ella, que ya no lo quería, lo amaba; ese amor cada día se volvía más intenso, el vacío que ella sentía, poco a poco se llenaba gracias a la familia y al ser que llego a iluminar su vida.

Bajo a desayunar aún con la pijama puesta, entro a la cocina y encontró a su abuela sirviendo el desayuno.

—Buenos días abuela.—fue de inmediato a darle un beso en ma mejilla.—Feliz día, gracias por ser mi madre, por cuidarme y enseñarme lo bueno y malo de la vida, por quererme y darme el ejemplo de un amor verdadero, gracias por apoyarme siempre, pero sobretodo gracias por existir y permanecer en mi vida.
Melisa la miraba con los ojos llorosos, fue de inmediato a abrazarla, ese amor que las dos se tenían era inigualable, Angelina la quería mucho, ella era su madre, para ella no existía ninguna más que su abuela.

—Gracias por tus hermosas palabras hija, yo le doy gracias a dios por darme una hija como tu, por permitirme seguir en tu vida. Feliz día a ti también cielo.—Ambas disfrutaron de un desayuno especial, de poder festejar ese día juntas, que apesar de que su hija no estaba a su lado jamás se rendiría, tenía motivos para seguir adelante.

Ambas mujeres se arreglaron elegantes, iban a dar un paseo por la ciudad y después irían a comer, ese dia sería especial para ambas, diferente, disfrutando la compañía la una a la otra. Comieron en un restaurante llamado El Gaucho, reían y hablaban de su vida antigua, Melisa hablaba de su juventud a lado de su esposo, de las veces que su mamá la había regañado por llegar tarde, de las sorpresas que el abuelo de Angelina le daba, lo especial que era para ella.

Disfrutaron juntas esa tarde, riendo y dando el ejemplo de amor que ellas se tenían, una madre ejemplar y una hija única.

—El amor que tú y el abuelo se tenían, era único e irrepetible, se demostraban el amor verdadero que sentían el uno con el otro, se querían mucho abuela.—Melisa sonrió a su nieta con cariño, ambas mujeres caminaban por el parque.— Era un amor de admirar, ustedes si sabían quererse, mi abuelo aún allá arriba jamás te olvidará, te aseguro que desde aquí te mando muchos besos y abrazos.

—Hija, que bellas palabras, gracias por ver en nosotros a unos padres para ti, te aseguro que el amor que tu y Maximiliano se tienen es único, veo como te mira, el brillo de sus ojos cada ves que te ve, la sonrisa que le aparece cada ves que hablas y ríes. Su amor es mágico cielo, un amor verdadero.

Angelina abrazo a su abuela, era cierto cada palabra que dijo sobre él, lo amaba demasiado, las piezas en su corazón poco a poco empezaban a tener lugar.

—Le amo mucho, es un buen hombre y apesar de todo el sigue ahí, un amor que nisiquiera sentí por Eric, este es diferente, siento las mariposas revoloteando en mi interior cada vez que lo veo, o estoy cerca de el.— Angelina miraba a los niños jugar igual que su abuela, cada una hablaban de un amor verdadero y mágico que ambas sentían por sus hombres.

Se quedaron ahi un buen rato, disfrutando de la naturaleza, la brisa fresca que había y admirando las familias y parejas que demostraban su amor. De regreso a la casa fueron caminando, disfrutaban el paseo y de la nada su abuela paro en seco, ella miraba un punto especifico, Angelina extrañada miro hacia ese mismo punto y se encontró con la pareja del día anterior, no entendía la actitud de los tres.

—Abuela, ¿estás bien?—ella estaba pálida y miraba hacia ese lugar, no entendía nada.

Los tres no se movían de su sitió, no articulaban palabra, la señora del día anterior tenia la vista fija en ambas al igual que su esposo.

—Vamos abuela, no te veo bien y será mejor ir a casa.—Melisa no decía nada, Angelina prácticamente la arrastro e ignoró a esa pareja, juntas volvieron al apartamento, inmediatamente le sirvió un vaso de agua e hizo que se sentará.—Me preocupas, ¿que paso?.

Angelina se arrodilló delante de ella y la miro, su abuela ya estaba mas tranquila y el color había regresado a ella.

—Ya estoy bien hija, iré a descansar, no te preocupes.

Le dio un beso en la frente y subió las escaleras, era extraña la actitud que había tomado con esas personas, algo pasaba y lo descubriría. Ella se quedo ahí en el salón, prendió el televisor y se entretuvo un rato. Escuchaba el timbre a lo lejos, abrió los ojos y no supo a que hora se durmió, ya era de noche y se levantó abrir.

Maximiliano estaba delante de ella, consigo traía una caja de chocolates y un ramo de flores.

—Feliz día a la mujer de mis sueños, de una mujer fuerte que apesar de todo lo que has vivido aún sigues de pie, una mujer admirable y que amo con locura — Angelina tenía los ojos llenos de lágrimas, el hombre de sus sueños estaba aquí, ella lo miraba con amor, ya no pudo más y se lanzó a sus brazos, se besaron con vehemencia, con cariño y ternura.

Al poco tiempo se separaron, pasaron al interior de la casa y ella coloco las rosas en un jarrón, tomaron asiento en el sofá y se abrazaron, Angelina recargaba su cabeza en el pecho de él, disfrutando su presencia.

—Gracias por venir, gracias por iluminar mi vida, por aparecer en ella y enseñarme lo que es el amor verdadero, para mi eres el hombre de mis sueños, un ser mágico que ha llegado a mi vida a darle color.—ella tomo la iniciativa y sin saber bien que hacia, se colocó encima de él, lo devoro con ternura y sensualidad, le abrazo y él no pudo resistirse, envolvió sus brazos alrededor de ella y con ese beso pasional sellaron el amor, mágico y puro que sentían.

—Te amo Angelina, eres un ángel, lo mejor que pudo llegar a mi vida, gracias por permitirme entrar en ella.

Ambos estaban abrazados, ella aun seguía encima de él.

—Te amo Max, gracias por querer pertenecer y te aseguro que jamás dejaré que te vayas.

Volvieron a sellar esas palabras con un beso, ambos se amaban con locura, sintieron miles de cosquilleos al saber que compartían ese amor, y harían de todo para mantener vivo el amor.

Triunfo del Amor © (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora