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-Mara.

Había pasado alrededor de dos horas arreglandome, ¿Por qué? Pues Ethan iba a estar allí. No quería admitirlo, pero la idea de qué él estuviera en el baile, cerca de mi, me ponía los pelos de punta. Por fin sabría quién era él, por fin sabría quien era el que me llamaba todos los días diciendome cosas hermosas, por fin sabría quién era el chico que me tenía tan abobada.

Había llegado una hora antes al baile, estaba en zapatillas y tenía unos tacones para cuando empezara a llegar la gente, mientras tanto, tenía que asegurarme que todo saliera bien, que cada cosa estuviera en su lugar y que definitivamente todo saliera perfecto.

Corría de un lado a otro acomodando decoraciones, buscando poner los pasapalos en su lugar y recargar lo suficiente el ponche. Sudaba a chorros mientras le decía a la banda la señal que le iba a hacer para que salieran, llamaba a las otras chicas para que estuvieran pendiente del fotógrafo y me aseguraba de que los de seguridad estuvieran en su lugar.

Al momento de que la gente empezó llegar tuve que correr al baño a arreglarme nuevamente. ¡Estaba hecha un desastre! y tenía que hacer todo rápido. Juro que casi me pongo a llorar cuando me dijeron que tenía que salir y a penas tenía la base. Me desesperé y terminé agregando un poco de polvo y mascara. Finalmente me puse los tacones negros y salí nuevamente.

Había un monton de gente que se acercaba a la pista, todos me parecían conocidos, no había nadie que no hubiera visto antes. No concía a ningún Ethan, y al primero que se me acercara tenía que ser él. Estaba demasiado nerviosa y movía mis pies constantemente en busca de alguna figura que se me acercara.

Luego de la hora me decepcioné.

Se me habían acercado tres chicas para preguntarme por el baño y un chico por saber a qué hora tocaría la banda, pero nadie más. Todos tenían a sus parejas y bailaban al ritmo de la música lenta, cada uno viendo al otro.

Respiré profundo y admití que él no llegaría, seguro era una simple broma para él.

Volteé y agarré un poco de ponche cuando alguien se puso a mi lado.

 – ¿Mara?

Mi corazón se paró y dejé caer el vaso con ponche. Inmediatamente volteé hacia el chico de cabello oscuro y ojos azules que estaba a mi lado. Con tacones era de su tamaño, pero cuando me los quitara sería una enana a su lado. Empcé a respirar entrecortadamente mientras veía a Ethan mirarme con los ojos bastante abiertos. Tenia razgos finos, sin dejar de se un macho, algo formado y se veía condenadamente bien con su traje negro y corbatín negro. Mordí mi labio y mi limité a asentir.

Sentí sus brazos alrededor de mi cintura y yo en seguida le rodeé la nuca. Para cuando empecé a respirar bien noté mis mejillas empapadas de lágrimas y mi vista nublada. Lo apretaba con fuerza, y él igual lo hacía, como si fuera a perderlo, como si él fuera a perderme. No dejaba de sollozar en sus brazos, y cuando me separó un poco secó mis lágrimas con su pulgar.

–  Sh, sh, sh, no llores, pequeña, acá estoy.

– Eres tú.

– Soy yo: Ethan.

–  ¿Puedes creer que nunca te había visto? – Comencé a reír.

– Soy invisible. – Levantó una ceja y se rio junto conmigo.

– ¿Y yo? Soy más invisible qué tú.

– Yo si te había visto.

Entorné los ojos.

– Vale, eres más invisible que yo.

– Mara, había esperado esto.

– Yo también.

– Te quiero, como nunca lo he hecho.

– Te quiero, muchísimo.

Mis labios se juntaron con los suyos. Y me sentí en el cielo.

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Y ESTE FUE EL FIN.

Falta el Epílogo amigas mías, cálmense.

Vale, no voy a llorar, pero sí quería mi final feliz.

Yo soy como Mara, sólo que menos inteligente y alzada y verla en algo así es así como :((((

Y sin más nada que acotar, las amo.

  

 

La llamada del chico de al ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora