23.

63 5 0
                                    

10:36 Pm.

– Hola.

– ¿Mara? Dios santo, que bueno que me estés llamando yo creía qué...

– De hecho, Ethan, te llamo porque hay un recordatorio en mi teléfono.

– ¿No recuerdas nada? 

– Son vagos mis recuerdos, pero no sé porque debo llamarte.

– ¿Entonces como sabes mi nombre... y el número?

– El recodatorio estaba a las 10:35 y se llama "Llamar a Ethan" y en los detalles aparece el número.

– Bueno, Mara, de verdad que no sé que decirte...

–  ¿Cómo nos conocimos?

– Viniste a casa de tu tía May y no sabías que nosotros nos habíamos mudado acá, a algunas de las habitaciones. Te conseguiste con mis hermanos, Tyler y Damian, yo solo tuve la suerte de verte toda sonrosada afuera. Desde entonces te llamo, y nos hablamos todos los días a las diez.

– ¿Te gusto?

– Mucho con demasiado.

– Y... Tu... a mi...

– ¿Qué si te gusto? No lo sé, eres muy confusa a veces, pequeña.

– Ehm... ¿Nos hemos besado?

– Ni siquiera sabes cómo soy, jamás nos hemos presentado.

– ¿Por qué? ¿Cómo te gusto si no nos hemos visto?

– Yo te he visto a ti, tu me has visto a mi, pero no sabes que soy yo.

– ¿Cómo así?

– Fuiste a uno de mis partidos hace tiempo, no sabías cuál era yo, pero por lo que me dijiste esa noche, me apoyaste hasta sudar.

– ¿Algún otro detalle?

– Sí, no puedes buscarme para verme, y tienes que avisar si vas a casa de tía May, además me invitaste a tus quince años y me prometiste que bailaríamos el vals.

– Eso no suena a mi.

– Pero eso dijiste. Nos hablamos mañana, pequeña. 

Colgó.

Ethan no se había reído tanto desde hacía mucho.

La llamada del chico de al ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora