Cap 19

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Gemí ligeramente y sacudí mi cabeza... Me quedé paralizado al sentir los colmillos de otra persona profundamente enterrados en mi cuello. Comencé a retorcerme en los brazos de la mujer que me sostenía contra su cuerpo, recordando la mirada de odio que Katherine, la perra obsesionada con mi pareja, me lanzó justo antes de abalanzarse contra mí.

Con horror me di cuenta que estaba demasiado débil como para suponer más que una pequeña molestia entre los brazos de la psicópata vampiresa. Había perdido el conocimiento unos segundos, pero la pérdida de sangre se había ralentizado justo a tiempo. Katherine seguía bebiendo de mi cuello, más lentamente, cosa que me debilitara el sangrado, pero no que me dejara inconsciente.

Dejé de moverme entre sus brazos, principalmente porque mis miembros habían comenzado a pesar demasiado más que porque me haya dado cuenta que era inútil (cosa que era cierta). Katherine dejó de beber y cerró la herida perezosamente, lanzándome una mirada triunfal.

-Ahora creo que preferirás ser tan manso como un gatito o sufrirás las consecuencias- dice ella fríamente dejándome caer de cualquier manera. Mis piernas estaban tan débiles que ni siquiera me sostenían. Mis rodillas se flexionaron y caí como saco de papa al piso, golpeando mi cabeza, mis brazos inútiles.

-¿Qué me vas a hacer? ¿Matarme?- le digo con una voz apenas audible, luchando por sentarme.

-No me provoques niño...

-¿O qué? Sí, estoy demasiado débil para defenderme, pero la verdad es que ya he vivido tus malditas torturas, así que no me asustas. Sólo eres una patética perra que no acepta un no como respuesta- le espeto con rabia.- Y esa es la única razón por la que quieres a mí pareja...

-Eres su neófito, pequeño... No su pareja- me dice ella cogiendo mi cara, agachándose frente a mí.

-No nos hemos enlazado, si te refieres a eso- le digo frustrado.- Está prohibido. Pero eso no quita que seamos pareja, que estemos destinados a estar juntos.

-¡Alistair es mí pareja!

-¡Tú estás más loca que una cabra, perra psicópata!- le espeto débilmente y ella me da la bofetada de mi vida.- Unos cuantos golpes no van a cambiar la verdad.

-Oh, por favor. Amordácenlo- dice Katherine frustrada y dos vampiros entraron en la celda, ataron mis manos a la espalda con una cuerda y me metieron una pelota de goma en la boca, ajustándola por detrás de mi cabeza.- Hay que llevarlo a ver a nuestro invitado. Tenemos que ponerlo de nuestro lado...

-Pero...

-¡Haz lo que te digo!- exclama Katherine con irritación.- Recuerda que es por mí que ahora eres inmortal, por lo que me debes mucho...

Yo rodé los ojos y me puse de pie tambaleante. Ambos vampiros me ayudaron y me lanzaron miradas compasivas. Yo sabía quiénes eran. Ellos habían hablado con Alistair cuando yo estaba en su cabeza y había escuchado toda la conversación. Lástima que no me causaran nada. No empatizaba con su situación. No los odiaba, simplemente me eran indiferentes.

Ellos me guiaron por entre los pasillos, subiendo escaleras hasta el primer piso. La luz de la luna entraba a raudales por las ventanas, iluminando el lugar. Todas las luces estaban apagadas, cosa que no me sorprendía en absoluto, pues siendo vampiros podíamos ver perfectamente con la precaria iluminación.

Me llevaron a una sala grande, una especie de sala de reuniones, en la que estaba sentado un vampiro que exudaba poder por cada uno de sus poros... Y a su lado había un chico que parecía no tener más de quince años que me hizo estremecer de puro terror. Si el hombre sentado a la cabecera de mesa exudaba poder, el adolescente casi brillaba con éste.

Maldición de Sangre (Maldiciones de Bosque Azul 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora