Cap 20

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Aparecimos justo al límite de la mansión. Estábamos en el portón y yo no pude evitar maldecir al darme cuenta que el factor sorpresa estaba completamente perdido. Las cámaras nos apuntaban directamente.

La verja se abrió automáticamente y el camino se iluminó. Apreté los dientes con irritación. Ellos nos estaban esperando y nos indicaban el camino que querían que siguiéramos.

-¿Por qué tengo la sensación de que todo es una trampa?- pregunta Caden relajado.- Tenemos que seguir el camino. Démosles lo que quieren. Ellos no tienen manera de saber lo que somos, por lo que podemos fácilmente sorprenderlos.

-Pero saben que estamos aquí- dice una de las sirenas que en un principio estaban desnudas.

-¿Y qué? El plan sigue siendo básicamente el mismo: sacar a Ethan sano y salvo y cargarnos a todo vampiro que se interponga en nuestro camino- espeta Caden con un encogimiento de hombros.- Porque, que les quede claro: yo no me voy sin mi hermano.

Esas últimas palabras la había dicho con tal ferocidad que casi me causa un estremecimiento. Énfasis en el casi... porque yo me sentía igual de feroz que Caden en ese momento. Ellos tenían a mi pareja, y yo la quería malditamente de vuelta. El que se interpusiera en mi camino, muy bien se podía ir al infierno...

Sin una cabeza.

-No le hagáis daño a Angelique- les recuerdo con seriedad y me interno en el camino de grava que llevaba directamente a la mansión del Aquelarre. Caden tenía razón. Si querían que fuéramos, iríamos. El plan no cambiaría en absoluto.

-Si se interpone en mi camino mientras estamos luchando, no prometo nada- afirma Eros con un encogimiento de hombros. Summer le dio un ligero golpe en la nuca.

-No te preocupes Alis, yo lo controlo- dice ella con una sonrisa suave, sosteniendo su tridente de forma experta. Todos ellos tenían sus tridentes sin el filo de hielo que me habían mostrado antes. No tenían por qué mostrar sus poderes aún. Teníamos que mantener nuestro as bajo la manga, sobre todo ahora que parecían estar esperándonos.

Entramos en la mansión completamente alertas. Las luces nos llevaban directamente al recibidor del Dux. Al parecer querían tratar las cosas de una manera algo más oficial. Sólo esperaba que las cosas fueran bien para nosotros. Nunca se podía saber qué retorcidos planes podían maquinar Katherine y Kenneth estando juntos.

Las puertas del recibidor del Dux fueron abiertas por los dos neófitos de Katherine. En la habitación estaba el Dux mismo, Katherine, los tres ayudantes personales del Dux, los neófitos de cada uno de ellos, Angelique (la única neófita del Dux), un vampiro que fue convertido a los quince años que liberaba tal aura de poder que no quedó dudas que era un concejal... Y Ethan.

Miré a mi pareja en busca de algún daño, pero parecía ileso... Tenía unas horribles ojeras que casi parecían moratones bajo sus ojos y parecía realmente cansado, pero aparte de eso estaba bien. Tenías las manos atadas a la espalda. Una cadena se ajustaba al piso, manteniéndolo en su lugar, obligándolo a estar hincado. Una mordaza de pelota lo mantenía efectivamente callado.

-Quiero a mi pareja de vuelta- afirmo en cuanto entré en la habitación. Los treinta acuáticos se abrieron en abanico a mi alrededor, sosteniendo sus armas relajadamente, mirando aburridos a su alrededor. La verdad es que superábamos en número a los integrantes de la sala... Pero había muchos otros vampiros que podían intervenir si se desataba en caos.

-Cariño, has venido- dice Katherine acercándose a mí rápidamente. Yo levanté el tridente que ellos me habían entregado y le apunté fríamente con el arma.

Maldición de Sangre (Maldiciones de Bosque Azul 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora