Por favor... recuérdame.

Capítulo 4. Dos años después.

Dos años después.

¿Había recuperado todo lo que en un momento perdió?

No lo sabía, pero aun así, sin saber si era bueno o malo, se sentía infeliz. Las respuestas no las encontraría en el hospital, él es consciente de eso y quien sabe en qué lugar lo haría, los recuerdos no se habrían para ver la realidad, pero de todas formas estaba solo y así se mantenía. Las enfermeras solo le miraban con desprecio, los doctores le examinaban nada más y se iban, había veces en las cuales no comía o se la pasaba durmiendo día y noche o lloraba, pero aun así miraba hacia la ventana donde todo era tranquilo, por otro lado su mente era un desastre así que solo le quedaba mirar hacia la nada, esperando que cosa o quien fuera para que le sacara de ese lugar.

Quería salir y buscar respuestas a sus dudas, pero el miedo no se lo permitía o más bien impedían, la realidad también lo hacía, puesto que los encargados hasta custodiaban debes en cuando la puerta de su habitación, lo único que podía hacer era esperar respuestas de los demás, pero nadie en el hospital le decía algo, lo miraban y luego negaban con la cabeza. Era como si le dijeran que era mejor no saber la verdad de lo ocurrido, perdió las esperanzas y se quedó en ese cuarto para siempre, no se afirmaba de alguien y mantenía el silencio cuando le hablaba, otros solo decían que ya había perdido la cordura y el habla, cuando la verdad no lo era.

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Edward Elric muerto, si es que se le podía decir de esa manera, puesto que nunca había visto el cuerpo sin vida de este, de su novio, su esposo... y aun así después de dos años del accidente llevaba el anillo en su mano izquierda, soñando que lo volvería a besar, tocar e incluso volver a verlo sonreír para él, pero simplemente eran sueños.

Recuerda haber rogado a sus superiores que le dieran el caso, para hacer su respectiva investigación y así saber con exactitud qué era lo que había sucedido, pero la negación fue inmediata debido que aquello no le haría ningún bien y el sufrimiento lo podría llevar a una obsesión, el pensó entonces "–contaré con ellos, ellos harán lo posible para dar justicias, ya que el coche que lo había atropellado era robado y de quien lo conducía no se sabía nada, además estaban las amenazas que el difunto había estado recibiendo, simplemente el caso debía de llevar una investigación–" pero fue apenas una semana después de accidente que terminó enterándose de que simplemente habían cerrado el caso. Aquello le molestó.

Fue tanta su rabia que los confronto, lo que solo logró una advertencia de retiro y el recuerdo al puesto en que estaba así como su situación.

Su cuñado después de haber sabido esto, lo había culpado en gran parte a él, y el padre de ellos estuvo en su funeral para luego marcharse he desaparecer sin nada más que decir, Edward lo odiaba y el sabía la razón sólo él, nunca Edward se la dijo a alguien más.

Por otro lado, nunca aceptó su muerte, porque tenía esa sensación de que nunca se marchó, que simplemente desapareció y ahora era un hombre miserable que le daba lástima a los demás.

Las noches le eran inmensas, quería verle, abrazarle, ver y escuchar sus enojos infantiles de nuevo, pero cómo hacerlo cuando ya no estaba a su lado. Había momentos en los que pasaba días y...

– aun lo ama.... –hablo Riza, mientras se apoyaba en la pared de aquel cuarto, junto a la puerta.

Sonrió ante su repentina llegada y cómo es que había previsto sus pensamientos, porque otra vez estaba pensando en el, y sus recuerdos.

– Había pensado en dejarlo ir ya una vez... –responde luego de unos segundos de silencio y apartándose del escritorio– pero simplemente no puedo, después de dos años lo sigo amando –contesta con honestidad, mientras ponía su mano sobre sus párpados, sabía que estaba tan mal, había vuelto a madrugar en la oficina.