Capítulo 12. Dudas.

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Después de bajar las maletas del auto y dejarlas en el cuarto de visitas de la casa quedaron ambos solos en el pequeño dormitorio que tenía una cama matrimonial, dos pequeños veladores en ambos lados, acompañado de dos lámparas de cuarto sobre estos, un ropero y el baño. La ventana fue la que llamó la atención del rubio quien se coloca enfrente de ella observando el paisaje, mientras que Roy se quedó mirándolo en silencio desde la orilla de la cama.

En eso llaman a la puerta por lo que ambos se giran hacia ella y el mayor se limita a responder con un "adelante" permitiendo con eso que el menor de los hermanos se asome al entre abrirla.

– disculpen, pero me tengo que ir a comprar cosas y me preguntaba si les molestaba dejarles solos con Winry, ya saben cómo se colocan las mujeres con cosas que no le terminan de agradar... –dijo cerrando la puerta detrás de sí y con una leve sonrisa en su rostro como disculpa.

– no, no te preocupes hermano –responde Edward sin antes intercambiar una mirada con Roy– ve, haremos lo posible por no hacerla enojar.

– entonces nos vemos... –habló con entusiasmo y cerrando la puerta detrás de sí mismo.

En esos ambos se miran y se sonríen pero otra vez se ven interrumpidos por algo, el sonido del celular de Mustang, quien al sentirlo desde la cómoda lo toma para mirar el numero de quien se trataba, sin más deja escapar un suspiro cuando lee el nombre de su amigo en la pantalla y en lo que mira a su acompañante para indicarle que era necesario contestar por lo que sale del cuarto directo al pasillo.

– Dime Maes ¿qué sucede ahora?

– ya están aquí ¿cierto? si lo estas, necesito que vengas de inmediato. Otro caso en medio del día, ahora no solo atacó a un niño si no que a una mujer también –dijo exaltado desde la otra línea.

– pero yo ahora...

– deja de preocuparte tanto por él y ven aquí. Ya han muerto cinco niños y con este serian seis, además de una mujer que por proteger a su hijo terminó así –informa ahora sonando exasperado– lo tienes contigo, ya está cerca de ti, por dios Roy.

Se pasa la mano por la nuca al tiempo que se apoya en la pared.

– estaré dentro de diez minutos allí, mándame la dirección por mensaje –respondió cortando la llamada casi molesto.

Lo que le había fastidiado era más el hecho de que su compañero, haya recurrido a tales hechos, para hacerlo reaccionar y de lo cual concluyó que después de todo tenía razón. Cerró sus ojos con fuerza, con eso también sus puños para luego entrar al cuarto encontrándose con Edward, aun de pie ya mirándolo y provocándole cierto desconcierto, recordando rápidamente las palabras de Maes, las que le hicieron reaccionar para terminar acercándose a su mochila que se encontraba arriba de la cama, la cual tenía su arma de servicio, su placa, así como otras cosas de trabajo. La sostuvo entre sus manos, pero se detuvo al escuchar:

– no te preocupes por mí, ve –se sorprendió y volvió a mirar al chico que le acompañaba.

En su mente pasaron tantos recuerdos, el también había descuidado su relación por cosas del trabajo, en el también recae un poco de culpa del porque las cosas se habían desarrollado de tal forma... recuperó la compostura y escondió sus ojos detrás de sus cabellos, las mismas palabras que le había dicho, cuando había tratado de solucionar las cosas dos días antes del incidente, si no hubiera quedado a hablar, no habrían estado enfadado los otros días y el accidente se habría evitado, si no hubieran peleado por el exceso del trabajo, el no hubiera sufrido en ese lugar ni hubiera derramado lágrimas por miedo y no estarían en esa casa.

Sin más dejo la mochila en su antiguo lugar, acortó la distancia, tomándolo de los hombros para atraerlo hacia él y abrazarlo sorpresivamente.

Edward pestañea incrédulo al sentirlo tan cerca, aquel gesto alteró su corazón.

Por favor... recuérdame.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora