Capítulo 21. Comienza el Juego.

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Ahora él era quien estaba de pies y con los brazos cruzados mirando a un Edward todo cabreado que estaba sentado enfrente de él y miraba la hoja como si fuera la peor cosa que pudo haber encontrado en su vida.

– Firma – pidió en lo que más pareció una orden.

Edward no lo miro y no se descruzo de brazos.

Debía ser paciente, por otro lado, ahora no comprendía cuál era su insistencia con quererle con él cuando en un principio ni siquiera lo había querido ver ni en sus peores pesadillas.

– ¡hazlo, Edward!

Eso había sonado literalmente como un grito y no pudo evitar arrepentirse cuando el nombrado, se colocó de pies, desviando sus ojos a él, reconocimiento el sentimiento de resentimiento en ellos.

– la petición de divorcio ¿es por escapatoria o miedo? –interrogo el rubio.

Roy anonadado, ante tal reacción no es capaz de responder y de lo que solo logra desviar sus ojos guardando silencio.

La bofetada resonó en todo el lugar y Roy tan solo se limito a cerrar fuertemente sus ojos, mientras el ardor del golpe llegaba.

Sabía que el error tan solo era suyo, por haberse dejado al descubierto.

Justo en ese preciso instante aparece Alphonse en la entrada, pero eso no impide que Edward hable.

– ¡no puedes venir y pedirme aquello cuando estoy comenzando a quererte! ¡No puedes arrojarlo todo, como si no te importara! ¡Como si esto no fuera lo que te importara! –grita sintiendo sus lagrimas caer por sus mejillas, rabia y el dolor en cada parte de su cuerpo, que no es capaz de ocultar– no ahora que te quiero recordar con todo mi ser –suelta siendo tomado por los brazos por Alphonse, quien evita en ese instante que le de otro golpe.

– lo hago....

Pero antes de que dijera palabra alguna suena su celular. Lo toma entre sus manos viendo como la pantalla se enciende con el nombre de Riza, pensó que se trataría de trabajo por lo que no dudo ningún segundo en pulsar la pantalla para contestar, bajo una mirada herida de Edward.

– dime, Riza.

Era mejor hablar con ella a que morir en manos de Edward, fue lo que pensó, de lo cual se retractó al no poder evitar la sorpresa al escuchar la voz de un hombre que en vez de la de ella.

– Roy, Roy... –habla la otra voz arrastrando cada letra– aguarda, no digas ninguna palabra si no quieres involucrar a la persona que tienes delante de ti, en este hermoso juego.

Tragó con dificultad.

– sí, dime que sucede.

Trato de seguir la conversación como si se tratase de ella, cuando no era para nada.

– se cuidadoso Roy Mustang, se cuidadoso y ve a la cocina.

Hizo lo indicado sin decir nada.

– muy bien, muy bien.

– ¿Quién mierda eres y dónde está Riza? –interrogó molesto y con sentimientos de preocupación invadiendo su mente.

– tranquilo perro policial, que de inmediato te la pongo al celular –habló engreidamente la voz de un hombre grave a causa de seguro de la edad.

Se quedó quieto, reteniendo el aliento al oír quejidos e insultos dirigidos de seguro hacia ella.

– hijo de...

– cuidado Mustang, que si quieres le puedo dejar un perfecto agujero en su frente sin darte la oportunidad de que vengas a socorrerla –explica la voz con entretención que logra provocarles escalofríos– ven a la fábrica abandonada de vinos de la ciudad, más te vale que vengas sin compañía.

Por favor... recuérdame.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora