La habitación de hospital estaba repleta por agentes federales con ropa de traje y no faltaba la enfermera curiosa que se les quedara viendo o el doctor que solo dejaba escapar un suspiro y luego volvían sus ojos al trabajo que tenían pendiente.
Roy cambiaba cada gesto de su cara, como un niño de nueve años, cuando Edward alzaba una cucharadita de plástico con sopa enfrente de su boca, más que nada por el mal sabor que esta tenía.
– estas colmando mi paciencia –advierte el rubio frunciendo el ceño.
– recuerda que soy un paciente.
Responde el pelinegro cerrando sus ojos y ladeando su cabeza hacia un costado, intentando hacerse fingidamente el malherido.
Los expectantes de la escena negaron con la cabeza.
– no puedo creer que seas tan infantil –habla Maes, apareciendo por la entrada con un ramo de flores frescas.
– yo no digo nada cuando te comportas como un idiota con tu hija.
– hablando de aquello...Elysia ha perdido su primer dientecito –habla el hombre de lentes sacando su celular y mostrando una fotografía de su pequeña hija, todo orgulloso– a que se ve como lo más bonito del mundo.
Todos se mantienen inexpresivos para después dejar escapar un suspiro.
– ah por cierto, Roy –le llama volviendo a ser como el que entró por la puerta hace solo unos segundos– Maria Ross ha tomado el caso y se asegurará de que tanto el doctor como Kimblee, pasen el resto de su vida entre rejas.
Roy mira de reojo a Ed, cuando este se tensa notoriamente al escuchar tales nombres sentado en el lugar que está, por lo que no puede evitar colocar su mano sobre el muslo de este para tratar de tranquilizarlo.
– ¿Cuándo crees que me den de alta? –interroga mirándolo directo a los ojos.
– en dos o tres semanas más –responde el rubio sorprendido.
– pues hasta entonces tendrás que ser mi enfermero particular –comenta el pelinegro moviendo sus cejas entretenido.
Edward no puede evitar que la sangre se le suba a la cara ni mucho menos no tirarle la cuchara de plástico por la cabeza para colocarse de pies y salir más rojo de la habitación.
– te has pasado, Mustang –comenta Havoc.
– como era de esperar –agrega Riza entretenida.
– ¿Cuál es el lugar más romántico de un hospital? –Pregunta Roy ignorando lo comentado para mirar al lugar donde todos están.
Havoc lo mira dudoso. Riza no puede evitar sonreír. Maes imita a la chica. Kain le entrega una cajita de terciopelo en sus manos. Mientras que en la azotea del edificio Farman, Armstrong, Alphonse y Breda, arreglan el lugar para lo próximo.
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6 meses después...
Al final la justicia salió triunfante y el asunto es que tanto el doctor como Kimblee, por homicidios y por el secuestro de una oficial de policía como también el hecho de haber intentado asesinar a uno, les hizo más fácil la tarea para pasar el resto de sus vidas entre rejas. El alivio fue más grande al asegurarnos que no había nadie más que atentara contra nuestras vidas o la de alguien más. Los tipos que me secuestraron al final también resultaron detenidos, pero no con la misma cantidad de tiempo que los protagonistas.
Izumi todo este tiempo había sabido que yo no había muerto en el accidente. Ella y Hohenheim, habían sido quienes planearon todo esto. Roy realmente se había mostrado totalmente molesto al respecto pero luego de escuchar que lo habían hecho para evitar mi muerte, respiro y salió de la habitación sin decir nada más.
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Por favor... recuérdame.
Fiksi PenggemarRoy y Edward, llevaban de casados alrededor de dos años, cuando los secretos y las discusiones están opacando su felicidad y el amor que tienen el uno por el otro, pero ese es el menor de los detalles al momento en que un accidente y la muerte de un...