Capítulo 1.

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6:45 de la mañana y yo todavía sin levantarme de la cama. A las 8:05 tenía el vuelo hacia Bradford y creédme que no lo quería perder. Era mi única vía de escape para huir de Rose, la mujer con la que vivo, o también llamada mamá. Ella y yo no teníamos una relación muy normal, mejor dicho, no nos parecíamos en nada. Rose era una mujer de 49 años, viuda y con una hija, yo, Jane Steele, un tanto diferente a ella. Cada domingo tenía que ir a misa, sí o sí, y en su presencia no podías mencionar a Dios por nada en el mundo, y esto, me estaba hinchando las pelotas, mucho, por eso he decidido viajar hasta, prácticamente, la otra punta del mundo. Bradford. Cambiar Australia por Inglaterra significa dejar atrás sol, calor, buen clima, Rose y mi trabajo de camarera en Willy's Coffee. Tenía puntos positivos y negativos, pero me daba igual, contal de dejar atrás a la monja que vivía conmigo soy capaz de irme a Siberia y todo.

- ¡Jane, llegarás tarde! -gritó mi madre desde el piso de abajo.

- ¡Que ya voy, joder! 

Me duché rápidamente, me puse mis vaqueros negros, mi camiseta de pink floyd, mis Vans agujereadas y me até el pelo en una cola. Cogí mis maletas, mi bolso, comprobando que dentro había mi paquete de Camel medio vacío y las llaves de Riki, mi Harley Davidson del 66 que perteneció a mi padre antes de que él muriera, otra história aparte de mi vida.

Bajé medio corriendo y nada más llegar a la cocina cogí una manzana y un vaso de agua. Mi madre me acompañaría al aeropuerto, ya que tenía que coger muchas maletas y no podía llevarlas en la moto, y así poder despedirme de ella. Cuando llegamos, facturé las cosas y ví a Rose llorar.

- ¿Y ahora qué pasa? -le dije yo con un tono frío, el que solía usar normalmente con la gente.

- Jane, yo... siento mucho ponerme así, pero es que no entiendo porqué quieres irte de aquí si lo tienes todo... Trabajo, buen clima, una madre que te quiere a pesar de que seas muy dura con ella...

- Mira Rose, me voy de aquí porque no te aguanto más, así de claro. Quiero hacer una nueva vida lejos de Australia, lejos de los canguros y koalas toca pelotas que hay por las calles, lejos del viejo que cada día venía a la cafetería y me pegaba un repaso de arriba a abajo, lejos de una mujer que tengo como madre a la que no aguanto por el simple hecho de que es un polo opuesto a mí. Tenemos mentalidades diferentes, Rose, y por eso necesito irme de casa. Ser libre de una puta vez por todas, porque estoy hasta las pelotas de que me lleves a misa cada domingo, de que pongas una puta cruz en cada rincón de casa, de que quieras ser la madre perfecta y no llegas ni a eso, porque te pasas el día pidiéndole a un tío que, según tú, está en el cielo y vigila lo que estamos haciendo en cada momento. Pues muy bien Rose, si me disculpas, tengo un vuelo dentro de 37 minutos exáctamente y me gustaría fumarme un puto cigarrilo antes de irme de aqui, porque allí me espera una nueva vida. Lejos. -dije interrumpiéndola.

No dijo nada. Se calló, como siempre suele hacerlo cuando le suelto un discurso de estos, pero esta vez, iba enserio. Necesito huir. Lejos de aquí y lejos de toda esta mierda.

He.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora