Capítulo 13.

842 37 3
                                    

Me acaricia la cara mientras me mira directamente hacia los ojos. Nunca lo había podido observar con tanta precisión. Sus ojos son de un color esmeralda precioso, grandes y con unas pestañas largas. Su aliento es cálido y, cuando menos me lo espero, sus labios están cernidos encima de los míos mientras los besa con delicadeza, con amor, con deseo. Mis manos vagan por encima de su cuello y se posicionan en sus rizos, tirando de ellos. Mi camiseta desaparece y la suya también. Desliza sus manos hacia el broche de mis vaqueros y me los quita. Imito su gesto con los suyos y ahora estamos en ropa interior, besándonos en su sofá, apunto de hacer el amor. Acabamos desnudos y me mira a la cara con esos ojazos.

- Jane, no te voy a forzar a nada si tú no quieres pero déjame hacerte el amor como nunca antes te lo han hecho. - me dice seriamente.

- Hazlo ahora mismo si no quieres que te acabe violando. - digo con una sonrisa. Él suelta una carcajada y me mira con una gran sonrisa dejando ver sus dos hoyuelos.

- Vale, vale, está bi... ¡¿Llevas un jodido piercing en el clítoris y en el pezón?! - me dice aumentando su sonrisa y mirándome a los ojos - Me sorprendes cada día más, Steele, por eso me encantas. 

Me besa y de repente, entra en mí. Jadeos, gemidos, gritos de placer y nombres era lo que se podía escuchar en toda la casa. Edward y yo estuvimos haciendo el amor durante horas, hasta el anochecer. Era magnífico. Nunca había experimentado esta sensación de placer y plenitud con alguien. Realmente, me estaba enamorando y creo que eso era... raro.

Nos encontrábamos tumbados en el sofá, con nuestras piernas entrelazas. Yo reposaba mi cabeza en su pecho mientras que con mi dedo, iba trazando sus tatuajes. Él jugaba con mi pelo y me daba besos en la cabeza.

- Jane, ¿porqué causas este efecto en mí? - me dice levantando mi cabeza y dándome un beso lleno de afecto.

- ¿Qué pasa?

- No pasa absolutamente nada, nena, solo que ahora mismo, no sabría definir mis emociones hacia tí. Sé que llevamos relativamente poco tiempo conociéndonos, pero desde que te ví en la universidad, me llamaste la atención, y eso que yo no me suelo fijar mucho en chicas. Me la sudan las tías, en cambio tú no. Cada día que te veo es especial. Me encanta estar contigo, sea a solas o con Zayn. Steele, me estoy enamorando de tí.

Oh dios mío. Me he quedado sin palabras, por el simple hecho de que Edward, el tío más caliente, sexy, malhumorado y anti-social del universo, me ha dicho que se está enamorando de mí, cuando yo, minutos antes, estaba pensando que también me estoy enamorando de él. ¿Será el destino, quizás, que nos quiere juntos?

- Edward joder, nunca me han dicho esto antes. Simplemente, me he quedado sin palabras. ¿Te creerías que hace unos minutos estaba pensando que yo también me estoy enamorando de tí? - le digo con una sonrisa cálida.

- Pues ya está dicho. Jane, a partir de ahora, eres mía. - me dice antes de besarme y acurrucarme en su pecho.

Nos pasamos minutos hablando, riendo y besándonos, hasta que mi barriga ruje.

- Tengo hambre, Eddie.

- ¿No te ha bastado con esta tarde? - me dice con una sonrisa pícara.

- Argh, eres un cerdo tío.

- Pero así me quieres.

- Pero así te quiero. - le beso - No, ahora enserio. Tengo mucha hambre.

- ¿Vamos a ver qué hay para cenar?

- Claro, pero antes tendríamos que vestirnos. - digo mirando hacia abajo.

- Bah, así estás bien. Puedo observar unas bonitas vistas. - me dice mientras me guiña un ojo y me toca los pechos.

- ¡EDWARD! Quita tus manos de mí, asqueroso. - le digo entre risas mientras me levanto.

- Oh vamos nena, quédate un ratito más conmigo. Por favor. - me dice poniéndome carita cachorrito.

- No. Venga, levántate y vístete. - se queda callado y quieto. - ¡VAMOS! - le digo mientras tiro de él.

- Vale, ya va, ya va. - me dice entre risas.

Nos vestimos y vamos hacia la cocina. Preparamos pollo rebozado con patatas fritas. Bueno, mejor dicho, YO preparo la cena mientras que él se dedica a manosearme y robarme comida. Cenamos entre risas y tonterías y vamos a ver la tele un rato. Como no daban nada bueno y yo ya tenía sueño, decidimos irnos a dormir. Edward me deja una camiseta suya y él duerme en bóxers. Cuando nos metemos en la cama, él tira de mi hacia su pecho y me envuelve con sus brazos fuertes y me besa con pasión.

- Buenas noches, Eddie. - le digo yo después del beso.

- Buenas noches, nena. Te quiero.

He.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora