Capítulo 17.

717 36 6
                                    

Le di el beso con una pequeña sonrisa en mi rostro y lo invité a pasar. Al fin y al cabo, Edward había estado paciente conmigo esta mañana cuando le he dicho que me llevase a casa porque quería estar sola. Saludó a Zayn con un abrazo de tíos y se giró hacia mí.

- ¿Me puedo quedar a dormir? - me dice mientras pone cara de cachorro. - Es que... mi cama es muy grande para mí solito... - me vuelve a decir mientras agacha la mirada como un niño de 5 añitos triste.

- Ay, ven aquí osito. - le digo yo con los brazos abiertos, esperando un abrazo, el cual él corresponde con una gran sonrisa en su rostro. - Claro que te puedes quedar a dormir, tonto.

- Me portaré bien. Lo prometo. - me dice con tono juguetón.

- Chicos, ¿queréis cenar? - dice Zayn mientras salía de su habitación.

- Por mí guay, ¿y tú, cariño? - me dice Edward.

- Sip, ¿qué hay?

- Nosé... ¿Pizza?

- Oh, sí... pizza... - digo yo mientras sin querer, se me cae una baba.

- JANE, JAJAJAJAJA, LA BABA. - dicen Zayn y Edward mientras estallan en risas. Que vergüenza, por favor.

- Dejádme en paz. - digo yo mientras me voy corriendo a mi habitación. Seguramente estoy roja como un tomate.

- Ven aquí, tonta. Que no sabes lo mucho que te he echado de menos. - dice Edward a mis espaldas mientras cierra la puerta con el pie y me abraza por detrás. - ¿Estás mejor?

Asiento, me gira y me da un beso en los labios con mucha ternura. Es difícil de creer que hace semanas atrás, él y yo nos odiábamos a muerte y que ahora estemos así, besándonos. Supongo que el destino lo ha querido así, y me alegro por ello porque Edward es de las pocas personas en las que puedo confiar. Nos separamos y lo llevo hacia la terraza para subir a la azotea a contemplar las estrellas. Antes de salir cojo una sudadera y me pongo las gafas, porque hace frío y sin las gafas no lo veo bien. Cuando estamos arriba, me siento, él me imita y empiezo a hablar:

- Bueno, supongo que tengo que contarte muchas cosas y la verdad es que no sé ni por donde empezar. - hago una pausa, suspiro y él me acaricia la mejilla. - Cuando tenía 14 años tuve un accidente de coche. Mi padre y mi hermano murieron y yo quedé en coma durante 17 meses, 3 semanas y 4 días. - tomo aire, lo miro y él está de piedra. - Yo, a esa edad, ya empezaba a no soportar a mi madre porque es lo lógico. Ella trabajaba en una empresa de floristerías. Era la dueña y se pasaba la vida viajando de aquí para allá y bueno, a veces pensaba que su trabajo estaba muy por delante de su família. - tomo aire y él entrelaza su mano con la mía - Bueno. Esta mañana he recibido un mensaje de ella. En él decía que... Que se va a casar dentro de poco y que está embarazada. - los ojos se me ponen llorosos y él me aprieta la mano en señal de apoyo. - Siempre lo había pensado. Creía que ella odiaba su família y que quería formar otra, pero yo no la veía capaz hasta hoy. Aquí me doy cuenta de que no tengo a nadie. Ella, por mucho que la odiase, era mi única família. Era mi única parte de apoyo porque, cuando mi padre y mi hermano fallecieron, mi vida se fue a pique y gracias a ella pude sobrevivir. Muchas veces llegué a pensar en el suicidio como forma de escape, pero pensé en ella. Yo era lo único que le quedaba después de aquel puto accidente y, seguramente, no me quería perder. Pero ahora ya no me va a tener nunca más como hija. Ahora podrá morir en paz sabiendo que tiene la família perfecta aunque tenga un pasado oscuro. - digo explotando en llanto por la rabia acumulada.

- Mi amor, tranquila. ¿Sabes? Mi historia es bastante parecida a la tuya, solo que creo que es más dura. - me dice antes de besarme y recostarme en su pecho. - Tengo una hermana mayor, Gemma, de la cual ahora mismo no sé nada. Solo sé que tiene un hijo de tres años y se casó hace cinco. Mi padre era alcólico y pegaba a mi madre. Un día, llegó tan borracho a casa que... la mató. - se queda callado y luego sigue. - Lo metieron en la cárcel y no sé que es de él. La verdad, es que ese hijo de puta merece podrirse allí. Yo tenía dieciséis años cuando lo hizo y luego me marché de casa. Total, estaba solo. Mi hermana había huído con su novio Blake hacia un año y medio, mi padre estaba en la cárcel y mi madre muerta. No pintaba nada en Bradford, así que cogí mi moto, los ahorros que tenían mis padres y me marché hacia Méjico. Allí conocí a mucha gente y pasados cuatro años, he vuelto. Y aquí me tienes, hablando con mi nueva vida sobre nuestro pasado, en una azotea mientras miramos las estrellas. ¿Irónico, no? ¿Quién iba a pensar, de nosotros dos, años antes, que nos encontraríamos? La verdad, Jane, es que he cambiado desde que te conocí. Y mucho. Pero a mejor, y siempre te estaré agradecido por eso.

Me pone sentada encima de él a horcajadas y me besa. Es mejor besarnos que hablar, porque ahora mismo no tengo palabras para definir cómo estoy y cuánto lo amo. 

He.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora