CAPITULO VI- Bajo La Lluvia

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Cuando desperté, aún estaba el viejo amigo, era medio día. Normalmente despertaba a esa hora, ya que mis salidas nocturnas y el insomnio me hacía perder el tiempo por las noches. Claro que ir a visitarla no era pérdida de tiempo, era una ganancia para mí, o eso era lo que pensaba.

Me levanté, había llorado tanto que sentía mucha sed, caminé hasta un pequeño riachuelo y bebí, al contemplarme en el reflejo de agua noté que estaba bastante demacrado y ya no olía tan bien. Así que fuí a casa.

Mi casa estaba ubicada a la mitad de la colina Hudson. Era una casa vieja y grande cuyo dueño era mi abuelo, un anciano de muy avanzada edad quien era conocido por toda la ciudad gracias a su carisma y amabilidad con los demás. Él tenía el cabello blanco como la nieve, color de ojos oscuros, nariz respingada. Medía menos de 1.73cm y pesaba no más de 64kg. Mi abuelo no vivía allí, él se había ido a otro lugar con su nueva esposa.

En esa vieja casa sólo vivía yo en compañía de un gato que odiaba con todas mis fuerzas. Y, ¿por qué vivía el gato allí?, permitame contarle. Una noche salí a hacer ejercicio en el parque con un amigo que es fanático de su físico, algunas veces le decía narcizo. Y comenzó a llover tan fuerte que nos ocultamos debajo de un árbol. Los dos oíamos el maullido de un gato pero mirabamos en todas las direcciones y no lo víamos. Hasta q alzamos la mirada y allí estaba. Colgando de una ramita tan debil que en cualquier momento podía romperse. Fué ahí cuando mis sentimientos hacia los gatos se doblegaron y le propuse a narcizo que rescataramos al gato.

Como pude me paré en los hombros de mi amigo y recostado al árbol subí a una rama bastante fuerte que soportaba mi peso. Estiré uno de mis brazos para alcanzarlo, pero el gato resbaló y cayó al vacío. Afortunadamente narci se percató y en un acto heróico logro tomarlo del cuello antes que chocara contra el suelo. Me bajé de allí y miré al gato de reojo, parecía flaco, temblaba de frío y tenía algunas pulgas.

Mi amigo me lo entregó inmediatamente y lo sostuve. Quise ponerlo en el suelo pero el se rehusó, puso sus garras en mi camisa y la halaba tan fuerte que sentí q se rompia. Entonces lo abracé contra mi pecho y le dí algo de calor mientras corría rápidamente hacia mi casa.

Y bueno, ya llevaba conmigo mas de 1 año haciendo desastres. Lo odiaba por que era tan astuto que siempre robaba mi comida.

Ya eran casi las 16 horas y aún no me duchaba, en realidad no quería hacerlo, no sentía motivos de hacerlo, era domingo, un domingo lleno de pereza y además ese día no era día de baño, pensé y reí a carcajadas.

Fué allí cuando el viejo gruñón, envió un rayo de sol por la ventana y me asomé, apenas lo hice me percaté que quería decirme algo, entonces enmudecí para poder escucharlo. Igual que Luna, me hablaba por medio de susurros en el viento y me dijo, "no seas cochino, báñate, recibirás una grata sorpresa, por cierto, busca bien el aguita y úsala".

¿Qué?, ¿visita en mi casa?, ¿Quién podría ser?, la única persona que venia a casa, no venía precisamente a visitarme, venía a traer el recibo de la luz y también el del agua.

Conla pereza que invadía mi cuerpo, me dirijí hacia el baño e hice lo mío.

ENTRE LUNA Y YO -Primera TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora