Luego del gran beso nos detuvimos aún escuchando la música de fondo y nos miramos fijamente a los ojos, queriendo hablar con la mirada, intentando comunicar que continuaran los besos, por lo menos yo los quería, quería que el tiempo se detuviera en ese momento y que nada nos interrumpiera por lo que faltaba de vida.
Eramos conscientes de que lo bueno dura poco y que en unos cuantos minutos ella se iría. Sin embargo, ella no tenía intensiones de irse pronto. Se separó un poco de mí y me dijo: -"vaya forma de empezar a conocernos, me llamo Minerva". Al momento de escuchar ese nombre y sin querer hacerlo mi rostro se transformó, así como cuando te dan ganar de reirte a carcajadas, pero ella rió a carcajadas primero que yo. Luego añadió: -"es una broma, mi nombre es... ", enmudeció como rebuscando otro nombre de viejitas, sonrió y por fin dijo: -"mi nombre es Jolie". Inmediatamente mi sonrisa se estiró de oreja a oreja, ¡era obvio!, yo conocía la traducción de esa palabra en español, yo había aprendido Francés e Inglés como lenguas extranjeras en la Universidad más importante del país. ¿Bonita significa tu nombre no es verdad?- le dije, ella afirmó sonriendo de tal manera que sus ojos se convirtieron en dos pequeñas líneas horizontales y sus mejillas enrojecieron.
La tomé de la mano y la llevé de nuevo a la cocina donde nos sentamos a charlar un poco más. Ella se sentó frente a mi hablando de nuevo en portugués, quería sorprenderme. Empezó a cantar una canción, una canción que yo entonaba a pulmón vivo cuando me sentía enamorado y a la vez sólo.
Al instante mi mente se trasladó a un lugar donde solo existíamos los dos, era un campo llenos de girasoles que bailaban al ritmo de la canción que ella cantaba, era como si los girasoles tuviesen manos y las batían de derecha a izquierda hacia el cielo. Era absurdo imaginarse grandes girasoles que cobraron vida propia y hacían lo que mi mente pensaba en el momento. No tenia nada que envidiarle a un musical de Broadway.
Allí, ella usaba un vestido largo y suelto de color azul cielo que resaltaba su piel blanca, sus cabellos parecían finos rayos de luz dorada. Todo ese conjunto me hacía sentirme seguro de pensar que no había mujer más bella que ella después de mi hermosa madre.
Yo todo un galanazo, (había que hablar bien de mí después de todo, jaja), estaba usando un smoking negro, una camisa blanca y una corbata roja que combinaba con un reloj rojo que me había puesto. Nunca antes alguien había usado un reloj de ese color para un evento tan especial, y menos usando un smoking.
Como típica película de amor, el uno corría en dirección al otro para encontrarsen en un fuerte abrazo, y a punto de llegar a ese momento, ella dijo:-"¡me tengo que ir, es tarde!". Se puso en pie y tomó rápidamente un saco de lana que traía puesto y había puesto en el espaldar del asiento. Me dió un beso en la mejilla, fué en dirección a la salida, tomó en pomo, lo giró, trajo la puerta hacia ella y salió despavorida. Detuvo un taxi que iba pasando y se fué.
Creo que no fuí tan caballeroso al salir corriendo tras ella y por lo menos cerrar la puerta del taxi en el que se marchó. Cerré la puerta nuevamente y me dirigí nuevamente a la cocina y tomé el poco café que quedaba en mi pocillo. Ya me parecía demasiado amargo, demasiado fuerte. Emocionado busqué la ventana donde conversaba con el gruñón sol, él estaba ya lejos de mi vista y luna estaba cubriendo la tierra con su esplendor. Al verla la saludé -"Hola mi amiga, te ves radiante hoy". Ella me miró con sus grandes ojos y provocó algo que nunca había visto. Del cielo empezaron a caer diminutas piedritas que brillaban. Pareciera que una bola de vidrio que usan en las discotecas hubiese estallado en todas las direcciones.
Salí de la casa y me dirigí hacia el rinconcito; así llamaba al lugar donde usualmente me encontraba con la Luna para tener nuestras charlas llenas de sueños y reflexión. Allí me informaba de las cosas que hacían los vecinos y también de algunos eventos que ocurrirían en el planeta.
Al llegar allí, aquél árbol viejo estaba bañado en las diminutas piedrecillas, se veía increíble. Me senté a su lado aún sin carbiarme la camisa manchada de café, levanté la mirada al cielo y un profundo suspiro salió de mis entrañas.
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ENTRE LUNA Y YO -Primera Temporada
RomanceLa historia de amor entre un chico y una chica y también de una entrometida Luna enamorada de un imposible. Sabiendo que cada uno es protagonista de su propia novela, hoy decidí escribir la mía con hechos reales e irreales, personajes reales e imagi...