18. Cortos y norias

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18. Cortos y norias

Al bajar de la bicicleta, miré la casa. Suspiré y la dejé en la valla de la entrada. Aún recordaba las tardes grabando cortos con Ty en cualquier parte de la casa.

La realidad era que esos vídeos no tenían ningún sentido. Tenían personajes fijos, y una trama, pero el desarrollo no tenía pies ni cabeza. Luego verlos era gracioso, siempre me sacaban una sonrisa cuando estaba triste.

¡Claro! ¡Ya está!

Saqué mi móvil enseguida y puse los vídeos. Elegí un capítulo de una serie de terror que hacíamos. Christine se ponía una peluca haciendo de niña maldita, Steph grababa. Yo era una chica que se mudaba a su casa, sin saber que allí hubo un asesinato -una niña de nueve años mudándose sola-. Allí, de repente veía a Mason y Ty, y yo no me ponía a gritar ni nada. Solo les hacía unas cuantas preguntas.

Llamé a la puerta y esperé unos segundos, hasta que oí una voz al otro lado de la puerta.

-¿Hay alguien? -pregunté.

-No si eres Holly.

Rodé los ojos.

-Soy Steph -imité la voz de mi hermana, era aún más chillona que la mía.

-Steph nunca me vendría a ver, sería Holly. -sonreí. Abrió la puerta y me miró serio. Dejó la puerta abierta y entró a su casa. Yo fruncí el ceño, pero decidí entrar y cerré la puerta detrás de mí-. ¿Qué quieres?

-Quiero enseñarte esto.

Los dos nos sentamos en el sofá y él se cruzó de brazos con un puchero. Esa era la expresión que hacía cuando estaba enfadado conmigo pero tenía ganas de perdonarme, o de pedirme perdón.

Encendí el móvil y comencé el vídeo con el móvil delante de los dos.

La escena comenzaba conmigo dando una vuelta por el gran patio de la casa de Ty -se suponía que era la que acababa de comprar-. La grabamos en octubre, y habían muchas hojas por el suelo. Yo ya llevaba una camiseta de manga larga con una chaqueta de manga corta.

-Qué bonita casa -hablaba yo sola en el vídeo mirando todo.

Los dos ahogamos una risa. Me veía ridícula, pero estaba muy mona.

En ese momento, vi a dos chicos parados enfrente mío y abrí los ojos como platos.

-¿Quiénes sois? -pregunté asustada, y una música de tensión de fondo sonó.

Los dos chicos (Ty y Mason) se acercaban a mi lentamente.

-Somos los chachos -contestó Ty sonriendo y cortando la seriedad del vídeo.

Ty y yo dimos una gran carcajada al ver esa escena.

-¿Los chachos? -pregunté yo con el ceño fruncido-. Yo no he contratado a nadie, así que os vais -señalé la puerta a distancia.

-No sabes lo que pasó en esta casa, ¿verdad? -preguntaba Mason y negué con la cabeza mientras me cruzaba de brazos.

Ellos pusieron esa cara de nuevo, como si me fuesen a contar la historia de terror más terrorífica de los terroríficos tiempos.

Internado de chicasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora