31. No me gusta Ty

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31. No me gusta Ty

De camino al hotel, estaba mirando a la ventana con una mueca. Mis padres sabían que me había enfadado por haber tenido que ir con ellos en vez de poder quedar con mis amigos del internado. No paraban de repetirme que los veía todos los días y que no entendían por qué debía verlos hoy.

¡Claro que era una necesidad! Íbamos a vender el cuadro, nuestra salvación. Si no lo vendíamos, no podría verlos todos los días, pues el internado se cerraría. ¿Y por qué no se juntaban los dos internados? Porque eso estaba en contra del contrato que firmaron los Grayson. Fichaba exactamente "Internado sólo para varones" y "Internado sólo para damas". Es decir, que incumplirían el contrato.

Stephanie llevaba los cascos puestos y movía la cabeza al son de la música. Yo sólo oía la que ponían en la radio. Era una cadena de música ochentera, que debía admitir que me gustaba. Su estilo era chulo.

Pero seguía de mal humor. Por más que me gustase ir en coche escuchando la musica de la radio, yo no debía estar en ese momento allí. ¿Por qué tenían que recrear la boda? ¡Maldito antojo de matrimonio! Que esperasen a las bodas de oro, yo qué sé. ¡No ahora!

O simplemente podrían haber cambiado el día al sábado. Yo debía ir a vender el cuadro, y celebrar con los demás que lo habíamos vendido.

Lo más "gracioso" era que mi madre me había obligado a ponerme un vestido que parecía una camisa de cuadros enorme, pero con un cinturón marrón haciendo que se notase que era un vestido, una chaqueta roja y me había hecho hacerme una trenza de raíz con todo el pelo recogido hacia atrás. Al menos me había dejado ponerme mis botas marrones.

—Poniendo esa cara te ves fea, Holly. —comentó mi padre mirando por el retrovisor.

—¡Me da igual! —prostesté intensificando ese gesto y sin mirarle. Ya lo sabía, parecía una niña de cinco años.

Mis padres se dieron una mirada cómplice y Steph parecía haberse dormido. Le cogí el móvil y le puse el volumen a tope haciendo que se despertase de golpe.

—¡Ahh!

Esa reacción me hizo reír por primera vez en el día. Se puso una mano en el pecho, claramente asustada. Yo seguía riendo.

—¡Mamá, Holly me ha asustado descaradamente!

—Holly —me dijo mi madre con tono de reprimenda.

—No, "Holly" no —respondió Stephanie imitando el tono de voz que ponía mi madre al regañarme—. ¡Estoy harta! ¿no veis que no hacéis nada diciéndole sólo su nombre? —yo seguía riendo.—¡Me pone de los malditos nervios! ¡decidle algo! ¡dadle un azote!

Sí, mi hermana tenía mal despertar.

—Cálmate, hermanita, me transmites mal aura.

Comencé a agitar mis manos haciendo que echaba algo de mi lado. Ella me miró aún más enfadada.

—¡Te voy a transmitir una host...!

—Esas palabras, Stephanie —le regañó mi padre.

Stephanie comenzó a intentar pegarme y yo me intentaba defender.

Internado de chicasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora