Internado de chicas

17. Peleas y deseos

17. Peleas y deseos

Cuando las vacaciones de Navidad llegaron, ya teníamos mucha parte de la obra preparada. Estaríamos de vacaciones hasta el 31 de diciembre, ese día haríamos la obra unas horas antes de Nochevieja.

Estaba emocionada porque al día siguiente -22 de diciembre- era mi cumpleaños. Tenía pensado celebrarlo con la familia por la mañana y por la tarde celebrarlo con mis amigas de Chicago y con las del internado.

Iríamos a ver una película y después daríamos una vuelta por la ciudad. Además, así, con las decoraciones navideñas y todo eso apetecía salir a la calle con tus amigas y pasártelo bien.

Estaba en el coche con mi padre, con Chris y con Ty. Estaba un poco triste cuando estaba a su alrededor, siempre me había gustado un poco y ver que yo no y que tenía novia ahora me hacía pensar muchas cosas. ¿Qué había hecho mal para que él dejase de interesarse en mí? No lo entendía. Eso sí, la chica con la que él salía era una suertuda, Ty era genial. Esa chica debía ser un amor para que le guste tanto a Ty.

En parte me alegraba por él al ver que era feliz con ella. Eso era importante.

-Qué pensativa estás -dijo mi padre mirando a la carretera.

-¿Eh? Ah, sí. -volví a mirar por la ventana-. Papá mañana celebraré la fiesta con vosotros por la mañana y con los amigos por la tarde.

Mi padre miró atrás donde estaban Ty y Chris. Intercambiaron miradas y yo fruncí el ceño.

-¿Hay algún problema?

-No cariño -contestó papá sonriendo y sonreí de nuevo-. ¿Quién vendrá a Nochebuena?

-Ty, James, Lily, los tíos Harry y Ginnie, Chris, Maison... Los de siempre.

-¡Qué bien! ¿Y pueden venir Mary y Bella?

-No Holly, ellas tienen familia como tú. Sus padres querrán estar con ellas ese día.

-Ah, claro. -me di la vuelta en mi asiento para mirar a Ty, él me sonrió con la boca cerrada-. Ty. ¿Cómo se llama tu novia?

-¿Qué? -alcé las cejas-. Nina, ¿por qué?

Al llegar a casa cerré la puerta de un gran golpe y los cuadros de mi habitación se movieron en la pared.

-¡Holly! -exclamó Ty golpeando la puerta y moviendo el pomo para abrir.

-¡Déjame!

-¡No sabía que te llevases mal con Nina!

-Ty -le llamó mi padre en el pasillo-, será mejor que vuelvas a casa y mañana hablarás con ella.

-Sí, claro, mañana estoy con mis amigas. No me vas a ver.

Ty resopló al otro lado de la puerta, y oí algunas voces para después sonar la puerta cerrándose de un portazo.

Me tiré a mi cama frustrada. ¿Nina? ¿En serio? ¿¡NINA!? ¿cómo mi mejor amigo había caído tan bajo como para irse con una chica como ella? ¿Desde cuándo le gustan las arpías?

Ese día no cené, se me quitó el apetito. Pero a medianoche no podía dormir y tenía hambre así que saqué chuches de mi armario secreto y me hinché mientras veía capítulos de series antiguas que ponían de madrugada.

Finalmente, me desperté. La televisión se apagó sola, supuse que fue porque tenía un sistema en el que la televisión se apaga cuando lleva mucho tiempo encendida y no ha notado cambios de volumen o de canal para ahorrar.