11. La casa de Los Walter

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Todos estábamos enfrente de la casa de los Walter. Aquella casa llevaba abandonada desde finales de los cincuenta. Estaba en los suburbios de Chicago y hacía años que nadie entraba allí.

Bailee y Ethan tuvieron la maravillosa idea de pasar Halloween allí dentro. Y yo que pensaba que comería chuches que me causaran dolor de tripa hasta Navidad...

La última vez que alguien entró allí fue en 1998 -hacía diecisiete años- y nadie volvió a entrar por el miedo que pasó.

Todos estábamos tiritando del miedo menos Bailee y Ethan, si salíamos vivos de esta, juro que los mataré.

Abrimos una valla y entramos al recinto. Comenzamos a andar temerosos por el pequeño patio que tenía la gran casa antes de llegar a la puerta. Sam me cogió temerosa del brazo y yo la dejé, también estaba nerviosa.

Shailene llamó a la puerta.

-¿Para qué llamas? Nadie te va abrir -dijo Raquel divertida y Carl intento abrir la puerta estampándose contra esta.

La puerta estaba tan vieja y desgastada que no tardó dos segundos en abrirse.

-Bien chicos -dijo Bailee intentando encender con el interruptor, pero este no funcionaba. No veíamos nada-. Menos mal que soy previsora y he traído linternas.

Dijo y oí como abría su mochila y sacaba algo de esta.

-Haremos grupos de dos personas. La pareja que aguante más será recompensada por las demás perdedoras -explicó Ethan y todos asentimos. Él y Bailee eran los únicos que parecían en buen estado psicológico porque los demás estábamos con los latidos a mil.

-Las parejas son Ethan y yo -comenzó a mandar Bailee-, James-Raquel, David-Sam, Carl-Shailene, Mario-Cameron, Chris-Thalia y Kian-Holly.

Yo refunfuñé, seguro que Kian se pasaría toda la noche burlándose de que Holly Woods estaba asustada, no se lo haría saber.

Bailee nos entregó una linterna que Patricia le dio a cada uno y fuimos andando por los pasillos. Nos separamos y dividimos por la casa por cada pareja.

Kian y yo subimos las escaleras y abrimos una puerta , no se veía nada. Alumbramos con las linternas, era una habitación. Tenía muchísimo polvo y la cama estaba en buena disposición.

Había un armario y una mesa de noche. Era un poco tétrico que había una cruz colgada arriba de la cama y estaba como rota y quemada, a saber.

-Nos quedaremos aquí, no creo que pueda pasar algo aquí, no hay casi nada -concluyó Kian y asentí. Tenía razón, ¡vaya! Kian Grayson tenía razón en algo.

-Ganaremos -dije con una sonrisa y me senté en la cama. Me arrepentí nada más oír el crujido de una pata de esta. Miré con una mueca la cama y Kian rió mientras se sentaba a mi lado-. No sé qué tienen Ethan y Bailee, pero se les ve muy juntos.

Dije pensativa y me tumbé. Vaya, nunca habría pensado que algún día me encontaría con Kian en la casa de los Walter.

P.O.V Sam

Madre mía, cogería mi zapato y se lo lanzaría a Bailee a la cabeza en cuando la viese. ¿Cómo se le ocurrió ponerle con David? ¿Es que estaba loca?

Él no paraba de mirar en habitaciones donde pasar la noche y no perder. Tenía sed de victoria , pero con ese zopenco lo tenía difícil.

-Mira podemos quedarnos aquí -declaró David y apunté con la linterna. Era un salón en el que había un sofá , una chimenea apagada, las cortinas cerradas, y un piano.

-Sí -declaré entrando y David también lo hizo-. Por cierto no me toques ni un pelo, ni lo intentes, eso con Vicky.

Él rió por la bajo y fruncí el ceño.

-Eso es lo que me gusta de ti -dijo él riendo y alcé mi puño-. Tranquila, tranquila.

-¿Dónde crees que se habrán ido los demás? Seguro que han encontrado un sitio mejor que el nuestro.

-No seas pesimista. A lo mejor el nuestro es el mejor, bueno aunque no creo que haya habido alguien tan tonto como para meterse en la.cocina con todos los cuchillos y etcétera.

P.O.V Cameron

Mario y yo entramos en la cocina, pasaríamos allí la noche.

Teníamos comida , espera, estaba caducada desde el 66. Bueno, teníamos techo y suelo.

-¡Mira! ¡Una rata! -exclamó divertido Mario y grité.

-Iugh, vaya noche nos espera entre comida podrida y la rata de mierda.

Mario rió y sonreí de lado. Yo era graciosa, qué bien oye. Estornude, había olvidado que era alérgica al polvo y aquí había para vender y hacerte millonaria.

-¿Estás bien? -preguntó Mario y negué con la cabeza.

-Soy alérgica al polvo -dije y estornudé una vez más. Él llevó una mano a su cabeza-, estamos listos.

-No duraremos aquí ni una hora.

P.O.V Holly

El sonido de una silla se oyó en una esquina de la habitación y me levanté para comprobar que no estaba alucinando.

No, no lo estaba. Una mecedora de anciana se balanceaba sola. Me levanté y la paré.

Me senté de nuevo moviendo mis manos nervios. Miré a Kian, él estaba apunto de dormirse. ¿Cómo podía dormirse en una habitación como esta?

-Kian háblame -le pedí.

-¿Qué?

-Que me hables, así me olvida que estoy en un sitio como este -dije rápidamente mirando la mecedora por si se volvía a mover.

Kian rio y yo me quité la peluca, ya no me servía de nada.

-Um... Pues no sé.

-Bien, así ayudas -dije riendo.

-No me lo creo... ¿Holly Woods tiene miedo de una casa? ¿Una simple casa?

Y ahí estaba el Kian de siempre, rodé los ojos y cogí mi móvil para no responderle. Vaya, no tenía cobertura. Pero haría un intento que no sabía si funcionaría para que Kian me prestade atención.

-Pues le pediré a Ty si puede entretenerme... -dije con pesar encendiendo el móvil y él me lo quitó, sonreí.

-No hace falta, ya lo haré yo -dijo y en un segundo ya tenía sus labios contra los míos.

Internado de chicasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora