Internado de chicas

16. Tenemos un plan

16. Tenemos un plan

-¿Qué? -preguntaron todos asombrados cuando Kian y yo les contamos la noticia.

-¿Queréis decir que vosotras ya no estaréis en el internado? -preguntó Mario. Asentí-. Oh, genial -dijo con una sonrisa. Todos lo miramos incrédulos. Cam le dio un puñetazo en el hombro-. ¡Au! Era una broma, qué poco sentido del humor.

-No es momento de reírnos de tus estúpidas bromas -declaró Kian serio. Lo miré asombrada, por primera vez era un poco maduro.

¿Aunque quién era yo para decidir quién era maduro o no después de todas las gamberradas que había hecho yo?

-Debemos hacer algo -dijo Thalia. Parecía dolida por la noticia. ¿Por qué? De todas formas, al principio, todas odiábamos estar allí. ¿Sería que por fin nos encontrábamos a gusto allí?-. Lo primero es hablar con Kim.

-Mi madre no se puede enterar de que le hemos oído, de que somos unos cotillas -Kian se cruzó de brazos.

-Kian, le diremos la verdad, pasábamos por allí y oímos cómo se lo contaba a alguien -le intenté convencer mirándole a los ojos. Él asintió levemente.

-De acuerdo.

Hice un ademán con la mano para que me siguieran y así hicieron. Me gustaba la sensación de tener el mando del equipo, era la líder. Aunque parecía que Kian también quería el puesto, ya que parecía molesto por tener que seguirme a mí. Odiaba admitirlo, pero éramos tan iguales...

Llegamos hasta Kim. Ella al vernos puso una sonrisa radiante para que nos tragáramos todo ese rollo de que todo iba bien, pero ya sabíamos la verdad. Al vernos a todos preocupados, su expresión cambió.

-¿Hay algún problema, chicos?

-Sí, mamá, uno grande.

Kim frunció el entrecejo levemente.

-Kim -comencé yo-, sabemos que van a embargar el internado.

Kim me miró sorprendida. Me hizo bajar el tono de voz poniendo su dedo índice cerca de mi cara.

-No hace falta que se enteren en China -replicó-. ¿Cómo lo sabéis?

-Kian y Holly te oyeron hablar sobre eso con alguien. -explicó Ethan.

Kim se pasó las manos por el pelo, el cual llevaba suelto ese día (algo inusual). Estaba estresada, agobiada. Conocía esa sensación. Me solía pasar cuando quería aprobar matemáticas en verano.

Aunque supongo que esa situación era más grave que un suspenso.

-Chicos..., os voy a ser sincera, no sé qué hacer.

Todos la miramos con compasión. Debía ser una situación muy dura.

-Podemos recaudar dinero para el internado -propuso Bailee con una sonrisa-. ¿Cuánto debes?

Todos la reprimimos con la mirada, hasta yo sabía que esa pregunta no se podía hacer NUNCA. Era algo bastante maleducado.

Kim rió un poco.- Bastante chicos, ¿qué haréis? ¿un mercadillo de limonada? -preguntó con diversión.

-Podemos hacer una obra de teatro, cinco dólares la entrada -propuso esta vez Raquel.