6. La prima de Holly

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Comenzó a diluviar y mi pelo empezó a mojarse rápidamente. Miré a las chicas buscando solución, pero ellas miraban al cielo sorprendidas.

- ¡No! -gritó Mario-. ¡Tenemos que seguir con el partido!

Vi cómo la gente de las gradas se iba levantando corriendo para entrar en el internado y no mojarse.

Nina cogía su chaqueta del uniforme para colocarlo encima de su pelo rubio para no mojarse, sus demás amigas imitaban su acción simulando que lloraban.

- ¡Chicos, tenéis que salir! -gritó el director Grayson, abrazando a Kim.

- ¡No! ¡Quedaremos empate! -contestó Kian para tirar el bate lejos de allí, enfadado-. ¡No quiero terminar en empate!

- ¡Ni yo! -grité yo.

- Si termináis resfriados o con una gripe es nuestra responsabilidad, ¿sabéis? -dijo Kim y todos nos miramos, fastidiados.

Yo, miré a las chicas y ellas tenían el ceño fruncido y los labios juntos hechos una fina línea.

Sin mirar a más personas, comencé a andar para salir de las canchas y entré en el internado. Supuse que los demás irían metros atrás de mí.

En el ascensor marqué el número de mi planta y esperé hasta llegar. Sin fuerza alguna, caminé hasta mi habitación y entré. La ducha se oía y unos gritos de gato atropellado sonaron en esta y rápidamente puse mi oído en la puerta para oír mejor.

- ¡Let it go! -cantó una voz chillona-, ¡let it go! ¡Can't hold it back anymore!

Reconocí la voz chillona de Nina, podría ser muy guapa y demás, pero cantaba como Selena Gómez sin playback, sin ofender claro, soy fan de sus películas y series...

Cogí mi móvil sin importar que tuviese las manos mojadas y puse la aplicación de grabación de voz. Grabé veinte segundos hasta que oí la ducha parar de escucharse, rápidamente me senté en mi cama y esperé a que Nina saliese del baño.

Ella salió unos minutos después con una toalla verde alrededor de su cuerpo y una toalla verde más oscuro envolviendo su pelo.

- Ya has vuelto -soltó con decepción-. Espero que los chicos no se hayan ido todavía.

- ¿Por qué te duchas? Ya lo hiciste esta mañana.

- ¿Acaso no sabes como se queda mi pelo mojándolo en la lluvia? -preguntó con tono obvio-. Además, si Kian me va a ver, debe ver bien peinada con un pelo sedoso y brillante a su futura esposa -rodé los ojos.

Una hora después ya me había duchado también, ya que había sudado por el partido y me había calado de lluvia hasta los huesos.

Mientras secaba mi pelo, ya vestida, llamaron a la puerta fuertemente y abrí la puerta encontrándome con Raquel, quien tenía la respiración agitada.

- ¿Qué pasa, Raquel?

- ¿A que no sabes qué? -preguntó entrando en mi habitación con un tono divertido en la voz, parecía emocionada.

- No, no sé.

- Tengo dos cosas que contarte -dijo sentándose a mi lado en la cama y yo seguí secando mi pelo con la toalla-. La primera; los chicos del Gentleman School se quedan a dormir en la habitaciones de la planta cinco, ya que la gasolina del autobús se ha gastado completamente y llueve muchísimo.

- ¿Y lo otro? -pregunté intentando parecer indiferente a lo que me había contado Raquel.

- ¡Ha venido una chica nueva! -gritó agitando sus manos.

Internado de chicasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora