—Y eso es todo lo que ha pasado —dije al terminar de relatar mi historia de dos semanas en el internado.
—¿Ha pasado todo eso en tan poco tiempo? —preguntó mi madre confusa y asentí.
Nos encontrábamos en mi casa; mamá, papá, Ty, Christine, Maison, Stephanie, James y Lily —los padres de Ty y Maison—, y mis tíos Harry y Ginnie. Habían venido todos ellos a vernos.
—¿Y hay algún chico guapo en el Gentleman School? —preguntó Stephanie muy interesada y rodé los ojos. Miré a Maison y él estaba intentando controlarse, ya que le gustaba mi hermana desde hacía mucho tiempo y todavía no se atrevía a confesarlo. Le ponía de los nervios escucharla hablar de otros chicos.
—La verdad es que no —contesté encogiéndome de hombros.
—¿Pero a ti no te gustaba Kian? —preguntó Chris y abrí los ojos como platos para empezar a toser. Christine sabía de sobra que a mí me gustaba Ty, y no quería hacerle pensar que me gustaba otro chico que no fuese él.
—¿Te gusta Kian? —preguntó Ty con el ceño fruncido. Y yo iba a negarlo rotundamente cuando Christine comenzó a relatar su versión.
—Yo he visto cómo la mira, y cómo ella le mira a él, son unos tortolitos, está claro.
—¡¿Pero qué dices?! —grité y mi madre comenzó a reír junto a tía Ginnie—. ¡No mientas Christine! Eres una mentirosa, te va a crecer la nariz como a Pinocho.
—¡No! —exclamó ella tapando su nariz con una expresión de horror y yo asentí—. Seguro que la nariz larga me queda mal...
—¿Me disculpais un momento? —preguntó Ty levantándose con una expresión seria y todos asentimos. Después; mamá, tía Ginnie y Lily se fueron a la cocina para poner la mesa donde comeríamos. Papá, tío Harry y James se fueron a ver cómo mi padre había reformado su despacho.
Yo miré a Christine con enfado entrecerrando mis ojos exageradamente. Ella me miraba aterrorizada, temerosa de lo que le pudiese hacer en ese momento.
—Lo ha hecho para darle celos a Ty —dijo Maison intentando calmarme, él también sabía que me gustaba su hermano pequeño pero no se lo había contado porque me dio su palabra—, tranquila, sólo síguele el rollo.
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—Qué reflejos más malos tienes, Hollita —se burló Ty cuando me lanzó la pelota de baseball y no había conseguido cogerla al vuelo. Estábamos pasándonosla mientras hablábamos.
—Mentira, los reflejos los tengo igual de bien que la puntería —dije recogiendo la bola del suelo y se la lancé a la cabeza haciéndole reír.
Echaría de menos estos momentos los fines de semana cuando me tocase quedarme en el Ladies School y cuando tuviese que ir al de chicos.
—Oye, Holly —dijo y le miré. Él paró de lanzar la bola y se rascó la nuca, nervioso—. ¿Es... es guapo? —le miré confusa—. Ya sabes, Kian. ¿Es guapo Kian?
Esa pregunta me tomó por sorpresa. ¿Era guapo Kian? No me había parado a pensarlo. Llevaba pensando en ganarle el partido las dos últimas semanas y le había cogido odio incluso antes de conocerle. Debía admitir de que su color de pelo era muy bonito, y que sus ojos también lo eran.
"Sólo síguele el rollo"
—Bueno, no está mal.
—¿Es más guapo que yo?
No me dio tiempo a contestar la pregunta porque Stephanie vino corriendo hacia mí torpemente y se quedó parada delante de mí durante unos segundos para depués decir; —Tus amigas te esperan en la puerta.
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Internado de chicas
HumorHolly es la chica más traviesa del mundo. Después de incendiar su clase, rapar el pelo de su profesor de matemáticas, echar barro a su hermana y muchas cosas más... Sus padres deciden llevarla al "Ladies School". Pero, ¿y si Holly revolucionara aque...