CAPITULO 9

262 9 0
                                    

Anteriormente

—Te gusto Amelia, es obvio. — ¿Quién se creía? Si era guapo, atlético, de cuerpo excepcional, hermosa sonrisa, de cuerpo excepcional, hermosa sonrisa, ojos lindos y pequeños, boca deseable y cabello perfecto, sabía que varias chicas habían pasado ya por su vida, todas unas Barbies. — Y siempre me ha gustado ganar, sé que le gustas a Alex pero... aunque sea mi hermano te quiero para mí. — Con fuerza trate de zafarme jaloneándome de él, eso sí me había dado coraje

— ¿Y acaso piensas que soy un juguete o un trofeo el cual alguien lo debe ganar?... Tengo sentimientos Nick. — alzo una ceja y sonrió de lado. ¿Qué le ocurría?, siempre había sido respetuoso conmigo, antes éramos amigos y ahora... la decepción se estaba apoderando de mi ser. ¿Podía una persona cambiar tanto?

— Me gusta jugar con los juguetes de las demás personas cuando los término de utilizar los devuelvo, pero esta vez no creo que sea igual

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— Me gusta jugar con los juguetes de las demás personas cuando los término de utilizar los devuelvo, pero esta vez no creo que sea igual. — Sonrió con maldad. — Porque trofeo... jamás llegaría a serlo una sirvienta como tú. — Unas lágrimas de enojo invadieron mi rostro y no podía hacer nada más que agachar la cabeza, quizá tenía razón, aunque me dolía siquiera pensarlo. — Estas advertida Amelia, mamá se dará cuenta si no te alejas de Alex, de eso me encargare yo.

— ¿Qué te he hecho para que me odies tanto, Nicholas? Un día llegue a creer que éramos amigos, ¿Dónde está aquel chico dulce, tierno, respetuoso? lo extraño, me siento mal de que me trates como si no fuera nada.

—Yo también lo creía, creía que éramos amigos, pero algo crecía dentro de mí, Amelia. Intente decírtelo de todas formas pero la manera que hablabas de Alexander. — Bufo. — siempre lo preferiste, siempre él... ni siquiera sentías celos de mis novias y apenas conoces a una de Alex haces hasta lo imposible para que se vaya, como lo hiciste con Rose.

— Porque te empeñas en meter a Alex, el aquí no tiene nada que ver.

— No sé qué rayos hicieron anoche, y porque llegaron hasta la madrugada, los sorprendí, no dije nada, pero escucha algo Amelia... Alexander no es la persona que crees que es, y un día vendrás llorando a mis brazos, espero que no te arrepientas de preferirlo a él, estas advertida, tu vuelves a salir con Alexander y mamá te correrá aunque me duela más a mí que a ti. — Junto sus labios a los míos haciendo una leve presión y haciéndome sentir más que usada, solamente era una mujer que le quería ganar a su hermano. Me voltee y empecé a llorar, era obvio que mi vida no podía ser buena.

Nicholas se fue de la cocina y se escuchó el portazo que dio cuando seguramente llegaba hasta su recamara.

—Buenas Noticias Princesa, ya tendí mi cama, baje la bandeja y Nick está encerrado en su habitación ahora sí que no hay nadie que... — Dejo la bandeja en la barrita de la cocina y se puso hasta enfrente de mí. — ¿Por qué lloras princesa? — Frote mis ojos para retirar signos de humedad pero sabía que sería en vano.

— ¿Yo llorar? para nada, estoy bien Alex. — trate de sonreír al verlo.

— Aja, si por eso tus ojos rojos, ¿verdad? Amelia, quiero que me digas que pasa, no me gusta verte así y... — Me tomo del brazo suavemente pero fue el mismo lugar donde Nicholas me había jaloneado y logrado con ello unas marcas rojas en mi piel, trate de no hacer ningún gesto de dolor pero me fue imposible, Alex desvió su mirada a mis brazos y apretó sus dientes. — ¿Que paso? ¿Por qué tienes estas marcas?

— Ehhh, yo, bue-bueno. — Tenía que pensar en algo rápido, más problemas no deseaba a mi larga lista de malos momentos.

— ¿Fue Nick? — Pregunto en un murmullo, baje la mirada tenía la marca de sus dedos en mi piel, que cosa podía inventar si no había nadie en casa más que él, Nicholas y yo. — ¡Contéstame, Amelia! — Grito y apunto mi brazo. ¡¿Esto te lo hizo Nick?! — Sus ojos no mostraban más que coraje y odio. Asentí. — Ese Maldito... lo voy a matar. — Dio media vuelta pero lo agarre del brazo y trate de detenerlo, cosa que casi parecía imposible, era como si ni siquiera lo hubiera tocado, casi llevo arrastrando mi peso hasta el comienzo de las escaleras.

—No Alex, no, él no quiso hacerme daño. — Excuse a su hermano.

— ¿Cómo es posible que digas eso, Amelia? — trato de respirar normalmente pero no podía, su enojo era notable, su cara casi se desfiguro. — Deberá aprender a respetarte y...

— Él sabe lo nuestro... — Murmure con mi vista ya borrosa, Alex desvió su mirada hacia ninguna parte y suspiro.

— ¿Estas segura? — Asentí.

— Él me lo dijo, me pidió que me alejara de ti, que sino... tu madre se enteraría y...

— ¡¿TODAVIA TIENE EL DESCARO DE AMENAZARTE?! — Tenía miedo de que Nick escuchara y se armara una revolución en ese mismo instante, no deseaba aquello pero al parecer Alex no pensaba en nada más que en romperle la cara al creador de mis moretones. Volteo hacia arriba y ya se disponía a subir con sus gritos pero lo tome del rostro para que pudiera verme a los ojos, sentía que era la única forma de que se calmara.

— Calla Alex, por favor. —Suplique.

— No tengo miedo a que él se entere y el mundo tampoco, si él lo sabe, no lo negare, y ahora que sabe que entre nosotros hay algo debe de respetarte, no de lastimarte.

— Tal vez a ti no te importe pero a mí sí. — Mencione con la misma intensidad de voz estresada, pues así me encontraba, ¿porque era tan difícil entender que lo nuestro no podía ser?, tomo una gran bocanada de aire y abrió los brazos para protegerme en ellos.

— Amelia. — beso mi cabello. — No puedo soportar que alguien te haga daño...

— Hazlo por mi Alex, por favor. —Afirmo

— Si me llego a enterar que él te hace algo más yo...

— No pasara, ¿sí? — acaricie su mejilla y sonreí. — Gracias Alex.

— ¿Gracias?, aun no le rompo la cara a Nick, ¿Por qué gracias?

— Por preocuparte por mí, por defenderme, por hacerme sentir querida. — Junto nuestras frentes y suspiro.

— ¿Cómo no hacerlo por una princesa, Amelia? — Murmuro con su varonil voz, amaba escucharlo, podría vivir por siempre escuchándolo como a mi canción favorita, jamás me cansaría. — No quiero que nada ni nadie nos separe, ¿está bien? — Asentí. — Tampoco quiero que llores, no soporto verte mal, no aguanto sentirme inútil, quiero que seas feliz.

—Soy feliz Alex, soy muy feliz ahora mismo. — Lo abrace por el cuello y aspire su perfume. — Soy feliz porque te puedo demostrar lo mucho que te quiero.

— Y siempre me lo podrás demostrar Amelia, hay retos que tendremos que superar y lo haremos juntos, siempre juntos. — Bese sus labios, tenía miedo de que el primer día a su lado y ya fuera el final de nuestra historia, si Nick decía algo, sabría que mi amor imposible siempre seria solamente un cuento que tuvo un comienzo, pero no un desenlace. — No llores. — Susurro sobre mis labios. — ¿Qué no vez que estoy contigo? — Asentí, y trate de sonreír, era lo único que me quedaba, ser feliz mientras podía estar a su lado.

Un Amor Imposible©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora