CAPÍTULO 31

180 9 0
                                    

Anteriormente

— ¿Alex? — Deje la carta al lado y dirigí mi vista hacia él. — ¡Hermano! — Sonrió. — Que felicidad verte, ¿qué haces aquí? ¿Ah? — Todavía tenía el descaro de sonreírme, ahora que lo quería ver muerto. — ¿Estás bien? — Preguntó Nick al atravesar la puerta y dar unos pasos hasta estar más cerca de mí. Seque mis lágrimas y me puse de pie. Camine casi a zancadas hasta llegar frente a él y con el puño cerrado le di directo en la quijada. — ¿Pero qué rayos...? — el golpe hizo que cayera en el suelo, se sobaba la quijada, pero apenas empezaba...

—Esto. — Mencione con frustración. — No es nada comparado con lo que te mereces....

Lo vi allí tirado, sin comprender nada sobre ese extraño comportamiento en mí, pero no iba detenerme a explicarle lo que sentía en ese instante

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Lo vi allí tirado, sin comprender nada sobre ese extraño comportamiento en mí, pero no iba detenerme a explicarle lo que sentía en ese instante.

— ¿Que fue eso? — Se puso de pie y me enfrento sobándose la barbilla. — ¿Porque dices que me lo merezco?

—No tienes vergüenza, no puedo creer que seas mi hermano.

—Pero Alexander. — Sus ojos mostraban confusión, pero aún tenía la conversación que tuve con Amelia en mis oídos, y las palabras de la carta retumbando en mi mente. — ¿Que hice? ¿Porque actúas así?

— ¿Y todavía lo preguntas? — Gruñí lleno de furia, lo tome de la camisa y lo levante hasta tenerlo más arriba de mis ojos, golpeé su espalda con la pared y el golpe que recibió en la cabeza solo hizo que rebotara más de una vez. Nunca me había portado así con mi hermano, pero en ese momento no lo veía como tal. — Eres un idiota, no puedo creer que seas mi hermano.

— ¡Suéltame! — Exigía apretando mis brazos con sus dedos. — No quiero responderte de la manera en que tú me estas provocando.

—No tendrías pena. — Mi respiración estaba semi cortada, me encontraba más que enfadado, como era posible que no entendiera. —Quiero escuchar si es verdad que... que abusaste de Amelia. — Sus ojos se abrieron como dos hondos platos y su boca se abrió como para responder, pero en vez de eso nada salió de su garganta. — ¡Contesta! — Exigí apretándolo más hacia la pared. — ¿Lo hiciste, o no?

—Discúlpame. — Susurro afligido.

— ¿Y crees que con un 'discúlpame' todo se olvidara, ah? — En ese momento no sabía que ser se había apoderado de mí, pero definitivamente no era yo, puesto que quería deshacerme de el en ese preciso instante.

—Alex... sabes que siempre la ame y soy hombre...

—Cállate. — Lo solté y lo golpeé en el rostro, ladeo su cabeza pero no respondió a mi agresión. — ¿Qué pasa "hombrecito", ya no eres tan macho como para defenderte? — Me vio directo a los ojos. — Solo te pasas de listo con la mujer que ama tu hermano, ¿no?

—Alexander. — gruño.

—Confié en ti. — Golpeé su estómago e hice que se tomara con ambas manos su abdomen bajo, tratando de poder recuperar su oxígeno. — Y me pagas quitándome una parte de mi vida. — Levante su rostro y golpeé su ojo izquierdo. Cayó al suelo, siempre había tratado de defenderlo, y ahora yo lo maltrataba.

Un Amor Imposible©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora