CAPÍTULO 37

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Anteriormente

—Quiero pedirte perdón, por lo que un día casi exigí que hicieras. —Amelia agacho la cabeza, puse mis dedos en su mentón para que la levantara, se debería sentir orgullosa, feliz de no haber aceptado la propuesta de mi madre en aquel entonces. —tomaste la mejor decisión y me salvaste de caer en el infierno, no sé cómo creí alguna vez... odiar a un angelito. —Sonreí, al parecer mi madre ya se había dado cuenta de lo que valía...mi hijo. — Ahora también. —Interrumpió mis pensamientos. — quiero pedirte perdón por todo el daño que te he hecho.

—Señora yo...

—Sé que no lo merezco, pero si es necesario implorarlo, lo hare... —Amelia me miro, tomo mi mano y sonrió a mi madre.

 —Amelia me miro, tomo mi mano y sonrió a mi madre

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AMELIA

Sabía que no había nada más que hacer al respecto, ahora Alexander estaba consciente de que era el padre de Tyler, le alegraba encontrarse con que su familia estaba contenta al conocer a nuestro hijo y ahora me tocaba a mí dar el siguiente paso.

Alex me tenía tomada de la mano mientras la señora Denisse hablaba conmigo, comprendía sus palabras, ahora era madre y quería lo mejor para mi hijo, pero no a tal extremo de obsesión por él, solamente lo mejor y lo que él quisiera, amara... esa sería la primera regla que jamás desecharía, amar y respetar a mi hijo.

Ahora se encontraba dormido en los brazos de su abuela. Y por primera vez en la vida sentí que esa señora daba protección y felicidad. Por vez primera sonreí al verla y sentí una confianza hacia ella.

Se encontraba dándome un discurso acerca de lo que sentía al conocer a mi hijo y la sentí sincera, mientras acariciaba la mano de Alex, aun con miedo de que me lo prohibiera pero no podía dejar de hacerlo, me sentía protegida, hacia tanto tiempo que no me sentía así, que ni siquiera el frio de la habitación me hacía temblar, era como si sus manos fueran una armadura contra la tristeza.

—Sé que quizá no lo merezco, pero si es necesario implorarlo, lo hare... — Continúo la elegante madre del amor de mi vida. Sentí como el corazón salía de mi pecho, ¿ahora entendía?... me pedía perdón y yo se lo concedería, solamente por él, observe a Alexander y sonreí "Va por ti mi amor", pensé.

—No es necesario señora, la perdono... — Sentí como Alexander apretaba mi mano y su sonrisa se ensanchaba más de lo que ya, era obvio que estaba feliz, sus ojos lo demostraban.

—Siempre tuviste razón, Alex. —Hablo de nuevo la señora Denisse buscando conversación ahora con su hijo. —Amelia es una gran mujer. —Alex me rodeo con sus brazos y beso mi mejilla.

—Lo sé, y jamás lo he dudado.

Allí estábamos, una semana después en la casa de mi padre, y la llamo así porque ya tenía mi propia casa, Alexander me la había regalado como "obsequio de bodas" anticipado, y Tyler ya había escogido su recamara. Era como un castillo, realmente la casa era hermosa y perfecta para nuestro cuento.

—Es hora de partir el pastel. — Grito Denisse desde la mesa central. Papá se había esmerado demasiado, teniendo en cuenta que Tyler era su luz y vida, había preparado todo muy bien, todo el patio estaba adornado con cientos de globos de colores y un enorme pastel al centro, un payaso animando la fiesta, música, un brin colín, juegos y un carrito de hot-dogs — ¡Damon! trae la cámara de video. — llamo al mayor de mis cuñados.

— ¡Ya voy! — Grito Damon desde el otro lado del patio. — Es que me confundo con la digital, ¿porque todo yo? —Era cierto, siempre tenía que hacerlo todo él. Reí y observe sentado en una de las mesas a Nicholas con su nueva novia, una chica de pelo rubio, bastante inteligente y buena persona, hablaba conmigo como si fuéramos amigas de toda la vida. Nick y yo ya habíamos quedado en olvidar la parte fea del pasado, olvidaríamos el dolor y lo que nos llevó a formar tantos errores. Al parecer sintió mi mirada, me sonrió y movió su mano un par de veces, se veía contento. Regresé el saludo y sonreí al encontrarme con los ojos brillantes de su acompañante.

— ¡Alexander! ¡Amelia! —Grito de nuevo Denisse sacándome de mis pensamientos. — ¿que no piensan venir a tomarse una foto con Tyler? —Tome la mano de Alex, se encontraba a mi lado platicando con mi padre.

Se disculpó y corrió junto conmigo, nos pusimos atrás de nuestro hijo. — ¡NO!, Alexander cárgalo y tu Amelia ponte a su lado. —Ambos reímos y nos acomodamos tal y como dijo Denisse.

—Salieron bien. — Menciono Nicholas al ver la fotografía.

— ¿Puedo ir a jugar con mis amigos? — Pregunto Tyler cuando terminamos de partir el pastel. Asentí y corrió hasta donde estaban todos los niños.

—Puedo darte mil millones de besos. — Susurro Alex en mi oído, haciéndome estremecer como la primera vez. Sonreí y me voltee a verlo. Sus ojos café castaño ahora brillaban más que antes, sus labios rosas y formando una hermosa curva solamente hacía que lo amara más de lo que ya, cosa que prácticamente era imposible. Mi corazón latía tan rápidamente que sentía en cualquier momento se saldría de mi pecho y su piel hacia que la mía ardiera en segundos, ¿cómo podía lograr eso?...

—Mil millones a la décima potencia. — respondí y ambos reímos. Tome su mano y camine entre la gente, llegue al living y lo rodee con mis brazos. — Te amo tanto Alex, ahora mismo soy la persona más feliz del universo. — Beso mis labios con armonía y delicadeza, posando una de sus manos en mi cintura y con la otra acariciando mí ya esponjado y alborotado cabello, que según el adoraba cuando se veía de tal forma. Sonrió y me aleje de él unos milímetros sin dejar de ver sus labios. — ¿Es así como termina este cuento? —Negó y rio juntando nuestras frentes.

—Es así como empieza la mejor parte de éste.

—Siempre creí que serias mi amor imposible.

—Nuestro amor fue imposible, pero más imposible era el no amarte...

¿Podía existir mejor final?

Tyler llego corriendo por el pasillo con un gorrito de fiesta y Alexander lo puso en sus brazos, ahora no había nada más entre nosotros que risas y hermosos momentos guardados por la eternidad.

— ¿Y cuando llegara? — pregunto Tyler mientras besaba yo su ojo derecho.

— ¿Quién llegara, Tyler? — pregunto Alexander.

—Mi nueva hermanita. —Alexander y yo nos lanzamos una mirada de emoción y sonreímos. — prometo cuidarla y... ser el mejor hermano del mundo, será la princesita pequeña...

Bese a Alexander suavemente y lo abrace, no podía ser más feliz... unamor imposible, se volvió el mas feliz y alentador, termino mejor que un simplecuento de hadas y princesas... Sino, como una hermosa realidad. 

Un Amor Imposible©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora