Nina bajó del auto de Cameron y se despidió con una sonrisa y un abrazo. Sabía que los días que venían no serían fáciles para él, pero estaba dispuesta a apoyarlo en lo que fuera necesario. Eran los mejores amigos, siempre estaban juntos.
Al cerrar la puerta con lentitud, miró un auto que no se suponía que debía estar ahí. ¿Caleb?
Caleb se bajó poco después, dirigiéndose a su puerta. Vaciló frente a ella. Nina lo miraba todo desde la ventana de la sala. Cuando él parecía girar para marcharse, Nina abrió la puerta y lo enfrentó.
–¿Caleb? –ladeó el rostro con miles de preguntas rondando en su cabeza.
–Nina... –él clavó sus ojos azules en ella–. ¿Quién es el idiota ahora?
–No lo entiendo –pronunció Nina con inquietud.
–¿Podemos hablar?
–Pensé que no tenía caso que habláramos...
–Sí, estaba molesto.
–¿Y ahora ya no?
–Ahora quiero hablar, Nina –Caleb se encogió de hombros–. ¿Podríamos?
–Sí, por supuesto. ¿Ahora?
–Preferiría no esperar. Pero si tú...
–Ven –Nina lo tomó de la mano, cerró la puerta de la casa y lo llevó hasta la puerta lateral de la casa, que daba al jardín–. Debemos hablar en voz baja.
–¿Crees que te regañen por llegar tan tarde?
–¡Caleb! –Nina sonrió a pesar de todo. Él también sonrió brevemente–. No soy una niña.
–Lo sé –murmuró él asintiendo–. Créeme, lo sé.
–¿Qué significa eso, Caleb?
–Que... –Caleb se pasó una mano por el cabello, con frustración–. Que realmente soy un idiota, después de esta noche.
–¿De qué hablas?
–Porque, a pesar de lo que he visto y sé, aún quiero besarte, Nina.
–Caleb... –Nina abrió la boca con sorpresa. ¿Qué significaba eso?–. Tú...
–Me encanta estar a tu lado, Nina. Si tú supieras lo que yo siento, lo que...
–¿Qué sientes, Caleb? –Nina acercó su rostro hacia él–. Dímelo.
–Nina... –deslizó su mano por la mejilla de Nina–. Eres tan hermosa, Nina.
–¿Más hermosa que Caitlin? –refunfuñó.
–Mucho más –Caleb rió divertido y Nina hizo un mohín–. Es cierto.
–¿Por qué la llevaste, Caleb?
–¿De verdad quieres hablar sobre eso ahora?
–Sí –afirmó con terquedad.
–Bien... –suspiró cansado–. Nos encontramos en una reunión de negocios. Ella es representante de una de las empresas con las que estamos cerrando un trato. No la reconocí, al inicio. Ella se acercó hasta mi oficina, hablábamos y surgió la cena de compromiso de Cameron y, bueno, ella quería verlo...
–Y tú la invitaste.
–No, ella me pidió que lo hiciera.
–¡Y tú lo hiciste!
–Pero, ¿qué podía hacer, Nina? –Caleb puso en blanco los ojos. No podía creer que estaba hablando sobre Caitlin con Nina, fuera de su casa, pasada la medianoche y donde un viento gélido corría por el jardín–. No iba a decir que no.
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Si supieras
RomanceNina recibe una noticia inesperada. Su mejor amigo Cameron, del que ha estado enamorada en silencio durante años, está a punto de casarse. Desesperada, recluta la ayuda de Caleb, el frío hermano mayor de Cameron, quien podría ser la clave para aleja...