-¿Pero qué demonios está pasando aquí?
Risco Rojo era un pequeño pueblo situado a la orilla del lago Calenhad. Las pequeñas casas de madera estaban ubicadas en los rojizos acantilados que se elevaban sobre la ciudad. Desde la distancia podía observarse el magnífico castillo de Risco Rojo, situado más allá del lago, por el cual se podía acceder a través de un gran puente de piedra. Los molinos se levantaban en lo alto y un pequeño río caía por la escarpadura de la montaña hasta desembocar en el gran lago.
El grupo había descendido por un pequeño paso en la ladera de la montaña y al llegar al pueblo, observaron sorprendidos como las gentes de éste corrían de un lado a otro, cubriendo las casas con tablones de madera, fabricando barricadas y ataviando a simples aldeanos con pesadas armaduras.
-Parece que se preparan para una batalla – Comentó Alistair.
-Que observador – Ironizó Elissa.
El joven la miró asombrado. Aquel comentario era propio de Morrigan, no de ella.
-Esto cada vez me gusta más – Dijo la bruja, divertida.
El grupo se acercó un poco más al pueblo, llamando la atención de varias personas.
-Forasteros – Un hombre detuvo sus quehaceres y se acercó a ellos con desconfianza - ¿Qué hacéis aquí?
-Venimos en una misión de gran importancia – Dijo Elissa – Debemos encontrarnos con el arl Eamon.
-Imposible... - Dijo el hombre horrorizado - ¿Nadie sabe nada?
-¿A que os referís?
-No han llegado noticias del castillo desde hace días. Por lo que sabemos, el arl Eamon podría estar... muerto.
-¿Cómo es posible que no hayan llegado noticias? – Preguntó Alistair con voz queda.
-Lo único que sale del castillo estos días son... monstruos. Nos atacan todas las noches y se quedan hasta la salida del sol. Todos luchan, incluidos los pueblerinos y... mueren.
-Todo el mundo parece creer que la llegada de la Ruina es el momento perfecto para empezar a matarse. Maravilloso, en serio – Comentó Morrigan.
-No teníamos ejército, ni arl, ni rey que pudiera ofrecernos ayuda. Los pocos que quedamos tememos ser los próximos – El hombre se estremeció – Si lo deseáis, puedo llevaros frente al bann Teagan.
-¿Bann Teagan? – Preguntó Alistair - ¿El hermano del arl Eamon está aquí?
El hombre asintió y comenzó a caminar a través del pueblo. Elissa y sus compañeros le siguieron sin dudar un solo segundo. Los aldeanos que forjaban armas de hierro y combatían entre ellos observaban con curiosidad y miedo al grupo.
Alistair se adelantó ansioso, quedando a la altura de Elissa. Ésta le miró con irritación, aún seguía enfadada por la conversación que habían mantenido antes de entrar a Risco Rojo, pero poco parecía importarle en aquel momento al muchacho. Por lo visto, también conocía al bann Teagan.
Risco Rojo no era una aldea demasiado grande. En cuestión de minutos llegaron a lo que parecía ser la capilla. El interior de ésta estaba repleto de aldeanos, la gran parte heridos o enfermos. Las hermanas se encargaban de atender a los necesitados, mientras que varios hombres envolvían en sacos de tela los cadáveres de hombres, mujeres y niños que habían caído con los ataques de aquellos desconocidos monstruos.
El hombre les llevó frente a quien debía ser bann Teagan. No tendría más de cuarenta años, pero por su aspecto, parecía mucho más joven. Vestía unos ropajes de seda que revelaban su estatus noble, sin embargo, estaba armado con escudo y espada.
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Dragon Age: Nuestra historia
FanfictionFanfiction sobre este maravilloso juego que a muchos de nosotros nos encanta. La historia comeinza en Dragon Age Origins, pero continúa en Dragon Age Inquisition, dónde nada es igual al juego. Una versión distinta y adaptada a mi imagen y semejanza...