Capítulo 14: La llamada

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¡¡Buenas!!
En este capítulo hay un guiño a Harry Potter
¡A ver quien consigue adivinarlo!
¡Muchas gracias por todo el apoyo!

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El relinchar de los caballos resonó a lo largo de las montañas, creando un eco discontinuo que se apoderaba del ambiente. Estaba cansada, sus pies dolían horrores a causa del terreno irregular, y aunque en ciertos momentos había cedido ante la insistencia de sus compañeros y había subido a lomos de uno de los caballos que los escoltaban, no había podido soportar el sinuoso movimiento de los cuartos traseros del animal y a las pocas horas hubo de retomar sus andares.
Llevaban varios días de camino, con un temporal húmedo, nublado y neblinoso por el cual hubieron de ralentizar la marcha. Y ya no era solo que el viaje estuviese siendo desesperante, si no que encima Solas no los había acompañado. El elfo se había quedado en Skyhold a causa de la insistencia de Leliana por solventar no sé qué problema sobre unos malditos artefactos élficos, así que aquel hecho sumado a que en su lugar los había acompañado el maravilloso e insoportable comandante, empeoraba su ya tan usual mal humor.
No podía decir que se aburría, las incesantes broncas de Varric con Cassandra, las bromas de Toro y los fastidiosos momentos con Cullen habían dejado el frío y el cansancio en segundo plano, pero aun así, echaba de menos al maldito calvo.

Y es que después de aquella visita fortuita a su habitación, Solas y ella habían iniciado oficialmente una "relación", aunque ésta se limitaba a besos fortuitos a escondidas de sus compañeros y momentos relajados en su dormitorio hablando sobre viajes en el Velo, magia e historias antiguas sobre los elfos. Ella había intentado ir más allá, pero el hombre no había cedido de ninguna manera; sus caricias se detenían cuando la situación se volvía más intensa. Estaba claro que él no quería cruzar la línea, y eso la estaba volviendo loca.

Sus compañeros ya habían iniciado los rumores de sus encuentros y aunque ella quería algo más, estar a su lado de aquella manera la llenaba en sumo grado; nunca se había permitido una cercanía como aquella con nadie, sus sentimientos se limitaban a amistades casuales que desaparecían con el tiempo, y aunque era consciente de que lo que estaba viviendo con Solas no podía ser a largo plazo, el hecho de haber sentido la muerte tan cerca en tan numerosas ocasiones había cambiado radicalmente sus principios.

-Acampemos aquí – Ordenó repentinamente el comandante, sujetando las riendas de los caballos, haciéndoles detenerse en seco – No debemos estar lejos y está oscureciendo. Continuaremos al alba.

La docena de soldados que los acompañaban reaccionaron rápidamente, vaciando las alforjas que portaban los caballos e instalando el campamento en un pequeño claro cercano. Sus compañeros comenzaron a reunir los enseres para preparar la cena mientras ella buscaba algún rincón apartado de la muchedumbre para poder perderse en sus pensamientos durante un instante. Aquella expedición había sido decidida deprisa y corriendo, pues según Varric, era una posibilidad muy real que la orden de Guardas Grises hubiese caído bajo el influjo de Corifeus, como por lo visto, ya había ocurrido anteriormente.

Por lo tanto, todo en Skyhold se detuvo y, en menos de 48h, el grupo ya estaba completamente preparado para un viaje sin objetivo claro ni tiempo aproximado. Y allí estaban, calados hasta los huesos, hambrientos y cansados, sin estar más cerca ni más lejos del informante del que les había hablado Hawke.

Porque sí; como la tranquilidad en la Inquisición estaba sobrevalorada, la mismísima Marian Hawke, campeona de Kirkwall, se presentó un día en Skyhold sin previo aviso, acompañada de un satisfecho pero cauteloso Varric.

Si Cassandra no se hubiese convertido en una asesina en potencia, Ali ya habría matado a Varric y colgado bocabajo en algún sauce cercano.

-¿Estas bien? Tienes mala cara.

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