Capitulo 2: Romeos no, gracias
-¿Solicitaste ya la beca?-mi madre no paraba de moverse de un lado a otro de la cocina, limpiando cada rincon que se encontraba, incluso aquel que ya había repasado mil veces. Tenía un caso muy marcado de adicción por lo pulcro.
Yo estaba sentada en uno de los taburetes de la mesa, terminando de cenar.
-Ya te he dicho que si hace dos días-la cabeza me iba a explotar. A penas quedaba un examen de Historia para acabar con todos los del curso, pero si mi madre adicta a la limpieza no se quedaba quieta a mi alrededor ni un segundo era incapaz de concentrarme.
Subí corriendo a mi habitacion para no perder mucho tiempo que podría usar para estudiar. Me tropece por las escaleras por ir mirando los apuntes mientras las intentaba palpar con la suela del zapato.
Ya tenía casi acabado el tema, lo que significaba que no tendria porque quedarme despierta toda la noche estudiando.
Eran las once cuando termine definitivamente. Cerre el libro con todo el impetu que me quedaba y me tumbe en la cama con los cascos puestos. Escuche musica hasta que el sueño me pudo. Note una presencia cercana a mi en la habitación pero ni me moleste en abrir los ojos.
Increible.
En menos de una hora había terminado el examen con un gratificante resultado. Estaba orgullosa de mi misma. Posiblemente esto me subiría la nota trimestral unas tres o cuatro decimas, dependiendo de si mi examen estaba impecable(como yo me esperaba) o tenía algun que otro fallo.
En cuanto toco el timbre salí a la entrada del instituto y me apollé en la pared trasera. Tenía unos veinte minutos hasta la proxima y ultima clase.
Abrí el bolsillo pequeño de mi mochila y saque el tabaco para fumarme uno antes de entrar. Nada mejor que relajarse con nicotina despues del ultimo examen del curso.
-Las chicas no deberian fumar-no me podía creer aquello. Tenía que encontrarmele incluso en horario extraescolar. Era como una jodida chinche.
Ni me moleste en mirar a la izquiera por el simple hecho de encontrarme con su figura. Expulse lentamente el humo por la boca hacia arriba y suspiré aburrida.
-Tampoco deberian existir los capullos y mira tu por donde...-deje la frase en el aire. Obviamente se había dado cuenta de que me referia a él. Alex era estupido, pero la indirecta estaba tan clara que hasta él podría pillarla. Ademas, se la tenía bien merecida. Era un machista.
-Cuidado con lo que dices morena, no sea que te salgan gusanos por la boca-aparecio delante de mi interponiendose entre la puerta y yo. Su altura se hizo presente en cuanto su sombra me invadió.
Volví a dar una calada al cigarro mirandole con cara de pocos amigos.
-¿Me das a mi un piti?-tendió su mano hacia mi. Iba bueno si se pensaba que desperdiciaria un cigarro en su persona. Negué ampliamente con la cabeza.-entonces lo tomaré prestado-no sabia que pretendia.
Se acerco hacia mi, y justo cuando empecé a soltar el humo acerco nuestras bocas a solo unos centimetros la una de la otra para aspirar todo el contenido. No era la primera vez que hacia una iguana, pero nunca pense que él seria el receptor.
Estube a punto de impedirselo, pero no me apetecia discutir. Nadie me arrebataría mi buen humor.
-Nunca me había sabido tan bueno- me dijo sonrriente tras expulsar el humo por la nariz. Se colocó un poco el cinturon por la parte delantera lebantando su camiseta y dejando ver su ropa interior de Calvin Klein y la hendidura de su pelvis. Era tan obvio porque lo hacia.
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En un suspíro
Novela Juvenil-Me lo ocultaste, no me lo dijiste y ahora ya es demasiado tarde para arreglar las cosas - ella me miraba con lágrimas en los ojos. Nunca creí verla llorar antes de todo esto. Ella era un espejo, sabía ocultar todos sus sentimientos tras las sombras...